El Corte Inglés ya ha empezado con el bombardeo "materno"
Siete años después de la muerte de Joselito en Talavera de la Reina y veinte años antes de la de Manolete en Linares, Ángel Caamaño "El Barquero" publicó un artículo en el número 300 de "Toros y Deportes" titulado "La madre del torero". "¡Pobres
madres, siempre con el alma angustiada, siempre con el corazón dolorido!", escribía aquel periodista del Heraldo de Madrid que quiso ser matador con el sobrenombre de "El Conejo". Curiosamente, en este tiempo que nos ha tocado vivir, los fines de semana, las madres acompañan a sus hijos novilleros a los Bolsines taurinos como si se tratara de una liguilla de futbito: aplauden como locas desde el tendido y les tienen preparada la merienda entre becerra y becerra.
Freg Castro y su señora madre, que tuvo tres hijos toreros:
Luis, Miguel y Salvador.
"[...] La
hermana del torero, a lo sumo, se enorgullece de su parentesco con el arlequín
de seda y oro. El padre, temeroso al principio, acaba por rendirse al poderío
de la majeza del hijo y transige con todos los azares de la profesión si entre
ellos se mezcla un solo instante aureolado por la popularidad. La prometida del
lidiador sueña únicamente con ser su esposa, y quizá más que el amor santo y
puro alientan su sueño el presente fascinador y el futuro rebosante de
comodidades y lujos. Todos los que se mueven y agitan en derredor del torero,
todos, cual más, cual menos, encuentran en su azarosa vida momentos de
satisfacción, instantes de alegría, ratos de contento. Sólo la madre, la pobre
madre, se aísla de todos, y reconcentrando sus sentimientos vive en un mundo
aparte, y en ese mundo ve solamente negruras, pesares, dolores y angustias.
La madre y la esposa de Francisco Pita Páez.
Un toro de Palha lo corneó en El Chofre.
[…]
La madre que sólo tiene un hijo torero sufre por él solo; y aunque su
sufrimiento es siempre hondo y tremendo siempre, no alcanza la magnitud de la
que tiene dos o más pedazos de su alma en lucha constante con los peligros de
la azarosa profesión. Nosotros hemos visto angustiada a la madre de los
Bombita, en días que Emilio, Ricardo y Manolo actuaban en distintas plazas, y
vimos cesar su angustia según iban llegando a sus manos los azulados papelitos
conteniendo el anhelado SIN NOVEDAD. Esa misma madre intentó calladamente tomar
pasaje en un barco con rumbo a México, alarmada por las graves noticias que a
Sevilla llegaron relacionadas con una cogida de Ricardo Torres.
La
“jefecita” de los Freg, ¿qué no habrá sufrido ante los tremendos golpes que
pusieron al borde del sepulcro a su adorado Luis, y qué angustia dolorosa no
invadiría su corazón de madre al conocer la catástrofe que para siempre le
arrebató al desgraciado Miguel?
El mexicano Luis Freg
La
madre de Domingo y Andrés del Campo, infortunados muchachos que se apodaron
"Dominguín", sufrió Dios sabe cómo el horrible tormento consiguiente
a la muerte del mayor de sus vástagos, destrozado por un toro en Barcelona.
Como alma en pena vagó por el mundo, atrofiada en su sensibilidad. Y cuando
nuevamente la muerte hizo presa en otro de sus hijos, aquel cerebro se
desquició por completo, y aquella alma mártir voló a reunirse en lo infinito
con los espíritus de los seres queridos.
La
madre de los Posada, ¿qué no sufriría mientras su Faustino moría en la plaza
del Puerto de Santa María, y viendo después a su Curro trastornado por la
locura, que al fin le hundió en el no ser?
La
madre de los Armillita, siempre pendiente del suceso que puede alcanzar lo
mismo a Juan que a Fermín, que a Zenaido. Las madres de otros toreros, que no
citamos porque son infinitas... Todas, absolutamente todas, deben ser
admiradas, reverenciadas y elevadas a la sublimidad más alta. De estar en
nuestra mano, rodearíamos sus nobles cabezas con nimbos luminosos que revelasen
claramente su santidad.
Garza bendecido
[…]
No hace muchos días Gitanilo añoraba tristemente tal ausencia. En el sanatorio
sonde desde hace un mes está hospitalizado, nada le falta. Los médicos, siempre
a su lado. Las enfermeras, siempre a su servicio. Los amigos y los deudos,
siempre atentos a sus necesidades... Y, sin embargo, Gitanillo invoca sin cesar
a su madre, la llama de continuo, su nombre está constantemente a flor de
labio. Y aunque está seguro de que no ha de acudir a su llamamiento, porque
aquella santa mujer murió años ha, Gitanillo se complace en invocarle, y a
todas horas y en todo momento, ya a gritos cuando el dolor le martiriza, ya
dulcemente cuando el sueño le vence, sus labios musitan:
-
¡¡Madre mía!!"
ÁNGEL CAAMAÑO (El Barquero)
Publicado en "Toros y deporte", el 15 de junio de 1927
Aclara Xavier Gonzalez-Fisher: El
"Gitanillo" (en algún sitio he leído que le llaman "Gitanillo de
Ricla") al que se refiere, es Braulio Lausín, que fue herido en la primera
corrida del abono de San Isidro de 1927, en Madrid, cuando para matar una
corrida de Argimiro Pérez Tabernero, alternó con Nicanor Villalta y Martín
Agüero. La cornada fue penetrante de tórax, con fractura de la novena costilla.
Manolete con la señora Angustias,
una de las madres más famosas de la Tauromaquia.