A contraquerencia de los tiempos. Este es un lugar pasado de moda, irremediablemente demodé; como una taberna aislada en la era de los pubs y las discotecas: vacía, silenciosa, sombría, con el dueño acodado en la barra, ataviado con su mandil, entre el olor a madera y vino. Este blog es como esa taberna, condenado a desaparecer.
Si me preguntan día o noche, digo noche. Si me preguntan blanco o negro, digo negro. Si me preguntan verano o invierno, digo verano. Si me preguntan Borges o Cortázar, sin duda, digo Borges. Sin embargo, he aquí la excepción que confirma la regla: este poema de Cortázar es tan bueno...
No me des tregua, no me perdones nunca.
Hostígame en la sangre,
que cada cosa cruel sea tú que vuelves.
¡No me dejes dormir, no me des paz!
Entonces ganaré mi reino,
naceré lentamente.
No me pierdas como una música fácil,
no seas caricia ni guante;
tálame como un sílex, desespérame.
Y hablando de guantes, otro apunte de Cortázar: "Creo que no te quiero, que solamente quiero la imposibilidad tan obvia de quererte. Como el guante izquierdo enamorado de la mano derecha".
En este país no se le ha hecho justicia al Loco, al Loco por antonomasia, o lo que es lo mismo, a José María Sanz Beltrán, alias Loquillo, el único cantante salvable de la nefasta "Movida" madrileña (de hecho, siempre se mantuvo al margen). Mientras que Nacha Pop, Los Secretos o Mecano componían puro almíbar, Loquillo y "Los Trogloditas" se decantaron por el rock, género apenas desarrollado en España. En su primer disco, El ritmo del garaje (1983), destaca una joya por la que no pasan los años: Cadillac Solitario, compuesta por el guitarrista del grupo, Sabino Méndez, e interpretada por un Loco que bien pudiera haber salido de American Graffiti.
Siempre quise ir a L.A.
dejar un día esta ciudad,
cruzar el mar en tu compañía.
Pero ya hace tiempo que me has dejado,
y probablemente me habrás olvidado.
No sé que aventuras correré sin ti.
[…] Y al irse la rubia me he sentido extraño,
me he quedado solo, fumando un cigarro,
quizás he pensado, nostalgia de ti.
Y desde esta curva donde estoy parado
me he sorprendido mirando a tu barrio,
y me han atrapado luces de ciudad.
Inolvidable también aquella canción, con letra de J.A. Martín para "Burning", dedicada a una mujer fatal... con tantos problemas como las protagonistas de las pelis de cine negro.
¿Qué hace una chica como tú
en un sitio como éste?
¿Qué clase de aventura
has venido a buscar?
Los años te delatan, nena,
estas fuera de sitio.
Vas de caza,
¿a quién vas a cazar?
¿Qué tienes en los ojos, nena,
o es que vas a llorar?
Ya sé que alguien pisó tu orgullo
en un oscuro portal.
Loquillo, además de artista, es aficionado a los toros, y siempre lo ha reconocido sin complejos, mostrándose contrario a la prohibición de las corridas en su Barcelona natal: "Yo crecí al lado de La Monumental, yo crecí con los toros. Mi padre me
llevaba, y cuando no había dinero entrábamos al último toro, cuando abrían las
puertas y nos metíamos todos los pobres. Las calles en mi barrio olían a toro.
Y a mí me jode que jodan mis recuerdos". En general, a Loquillo le jode lo políticamente correcto, por eso no dudó a la hora de cantar el poema Political Incorrectness de Luis Alberto de Cuenca (2011).
Sé buena, dime cosas incorrectas
desde el punto de vista político. Un ejemplo:
que eres rubia y que fumas […]
Otro: que el multi-culturalismo es un nuevo fascismo,
sólo que más hortera, o que disfrutas
pegando a un pedagogo o a un psicólogo,
o que el Mediterráneo te horroriza.
Dime cosas que lleven a la hoguera
directamente, dime atrocidades
que cuestionen verdades absolutas
como: “No creo en la igualdad”. O dime
cosas terribles como que me quieres
a pesar de que no soy de tu sexo,
que me quieres del todo, con locura,
para siempre, como querían antes
las hembras de la Tierra.
Por no cantar ni hablar en catalán, una sombra alargada se proyecta desde hace tiempo sobre Loquillo... "Hay muchos ejemplos de gente brillante que se ha ido de
Cataluña. Ya veremos, a lo mejor cuando haga falta reconstruir los puentes, me
llaman".
Desde el pasado sábado, algo me quita el sueño. Aún trato de digerir una noticia publicada por Fernando Carrasco en ABC, titulada "Un cordobés encuentra el estoque perfecto". La nueva -maligna, como digo- comienza así: "Al igual que se innovó con las banderillas, llega ahora
algo que puede cambiar, radicalmente, la suerte suprema del toreo, tanto en el
aspecto visual como a la hora de entrar a matar los diestros. Y es que un
cordobés, Rafael de Lara, ha creado (ya está además patentado) un estoque
que evitará la sangre y el sufrimiento del animal y que podrá propiciar,
además, mayor índice de triunfos […] Técnicamente, la forma triangular de
la parte de abajo permite el drenado, por medio de un canalillo, de la sangre,
que llega hasta un depósito en una cápsula superior -situada debajo de la
empuñadura-, con lo que la que se ve es mínima".
Paco Camino
Durante la suerte suprema, el torero pierde de vista la cara del toro, volcándose sobre él, jugándose la vida a carta cabal. Por ello, constituye uno de los momentos más emocionantes y puros de la faena. Antes de convertirnos en unos mojigatos hipócritas, inventores de "estoques incruentos", las espadas Luna, empleadas por todas las figuras del toreo, eran consideradas como las mejores... y las que más mataban. Porque una estocada certera porta en su empuñadura la llave del triunfo.
Iván Fandiño
Si la suerte se ejecuta correctamente, la muerte de algunos toros resulta memorable, aguantando en el ruedo sin doblar las manos y con la boca cerrada, cara a cara ante el hombre que ha logrado introducir la hoja hasta los gavilanes. No se trata de una exhibición sanguinaria, sino del colofón imprescindible de una lucha noble donde, al final, uno de los dos combatientes tiene que morir, el toro o el torero. El hallazgo de un estoque que drena la sangre sólo demuestra nuestra imbecilidad, nuestra incomprensión y nuestros complejos ante un espectáculo tan honesto y conmovedor como la suerte suprema.
Bataclán tras los atentados
Vivimos en una sociedad hipócrita donde hay que ocultar la muerte y la sangre de un animal mientras, en todas las televisiones, nos bombardean con imágenes de atentados, de terroristas inmolándose, de civiles fallecidos. Escenas que no pertenecen al mundo de la ficción, sino de la realidad, y que las emiten constantemente, hasta insensibilizarnos. ¿Acaso las espadas Luna hieren más la susceptibilidad del público que las víctimas amontonadas sobre el suelo de la Sala Bataclán? ¿Se oculta la sangre vertida por el toro mientras, a todas horas, se exhibe la humana?
La nueva alcaldesa de Madrid le ha declarado la guerra a la polución, y de paso, a todos los conductores de la capital. Primero, restringió la velocidad de circulación en la M-30, después prohibió estacionar en el centro y, de remate, propuso crear aparcamientos para mujeres. ¿Acaso las féminas contaminamos menos que los varones? Enigmas podemitas. El caso es que se terminó "apatrullar" la ciudad, como hacía El Fary en su taxi.
Manuela Carmena quiere que nos desplacemos en bicicleta, que es mucho más ecológico y "hipster". Por dar ideas "verdes" a la alcaldesa, en 1956, Juanito Valderrama cantaba aquello de "El rey de la carretera" montado en un carro tirado por una mulilla jerezana.
Sin embargo, el maestro de la carretera no es Valderrama, sino Julio Iglesias. Su concierto en Benidorm de 1995, sudando como un pollo, marcó un antes y un después en la historia de la música y de la circulación. Las luces de los coches que van pasando, el ruido de camiones acelerando y Julio apretando el pedal... ¡¡hasta los 140 km/h!! ¿Cuánto contaminaría aquello?
Con la carretera seca o mojada, al volante siempre hay que tener un poco de precaución. En primer lugar, para no precipitar el cambio climático, y en segundo, para no comerse una señal de tráfico. En 1969, con el fin de luchar contra el enemigo de la velocidad, la DGT escogió a Perlita de Huelva como su musa. La senda es peligrosa, señores.
Sobre los aparcamientos especiales para mujeres, hay que admitir que Manuela lleva un poco de razón. A uno se le ponen los pelos como escarpias al ver las maneras automovilísticas de una jovencísima Marisol, que apenas alcanzaba la edad legal para conducir. Y es que las señoras al volante son un peligro. Casi tanto como Carmena en la alcaldía.
Recientemente, en un programa de radio, me preguntaron cuál había sido, para mi gusto, la mejor faena de la temporada 2015. Dudé entre tres: Talavante con un Juan Pedro en San Isidro (29 de mayo), Rafaelillo con un Miura en la Feria de Julio de Valencia (26 de julio) y Morenito con un Montealto en Madrid (2 de mayo). Finalmente, elegí esta última. Tal vez por eso, me acerqué anoche a Casa Patas, a las tertulias de la Asociación del Toro, donde el invitado era el diestro de Aranda. Generalmente, este tipo de charlas, cuando participa un torero, suelen ser bastante descafeinadas: se escucha aquello de "he disfrutado mucho", tres tópicos más, y todo queda muy políticamente correcto. Sin embargo, con Moreno no fue así. Ya avisó al comenzar, que quería hablar con verdad y de frente. Fue así, puesto que se guardó poco.
Su primera reflexión resultó demoledora: "Madrid no me valió". Un pensamiento que constató El Rosco: "Me aflije que un torero como tú, después de hacer una faena tan maciza como el 2 de mayo, apenas haya toreado. Tienes que explicarnos qué ha pasado". Y lo explicó. Todo se resume a unos apoderados que no lucharon por él en los despachos como debieran y un sistema asfixiante que apenas permite que nuevos valores entren en las ferias. "Quizás el equivocado sea yo -ponderó el diestro-, pero no me arrepiento de ser como soy ni de tomar las decisiones que he tomado".
Errores a un lado, ciertamente, es incomprensible que el balance tras cortarle dos orejas a un toro y abrir la Puerta Grande de Las Ventas sea torear 18 corridas en Roa de Duero, Cantalejo, Iniesta, San Martín de Valdeiglesias, Cortegana, Aranda de Duero, Medina de Pomar... ¿Desde cuándo Madrid ya no da ni quita? "A Alberto López Simón sí le ha servido. A mí, no". Por el momento, Morenito continúa sin apoderado. "No sé cómo será la próxima temporada ni cuánto voy a torear". Los grandes empresarios han prometido que, para el próximo año, abrirán carteles, permitiendo que toreros incipientes compitan con los grandes. Falta hace ya que, desde hace 10 años, con Talavante, no ha salido una nueva figura del toreo. El actual sistema se asemeja a Cronos devorando a sus hijos.
¿Conseguirá Moreno, con su rebeldía, su capote y su mano izquierda, dinamitar el statu quo de la torería? Lo merece. "Yo aspiro a que, dentro de 20 ó 30 años, en una tertulia o una conversación, podáis decir que uno de vuestros toreros fue Morenito de Aranda". No habrá que esperar tanto.
Pronto nos hundiremos en las frías tinieblas; adiós, intensa luz de nuestro breve estío ya oigo como caen con fúnebre sonido los ruidosos leños sobre el patio de piedra.
En mi ser entrará por entero el invierno: cólera, odio, escalofrío, horror, labor dura y forzada, y lo mismo que el sol en su infierno polar
será mi corazón un bloque helado y rojo.
(Charles Baudelaire)
Los largos sollozos
de los violines
de otoño
caen sobre mi corazón
y lo llenan
de una lánguida
monotonía.
Todo sofocante
y pálido, cuando
suena la hora,
yo me acuerdo
de los días de antes
y lloro.
Y me voy
con el viento malvado
que me lleva
de acá para allá,
igual que a la
hoja muerta.
Que una hoja muerta... o que una flor. Paul Verlaine podría ser considerado un escritor "impresionista", sin duda, el mejor poeta lírico francés del siglo XIX y un continuador del decadentismo iniciado por Baudelaire. Durante estos días en los que lloramos por Francia, recordamos su "Canción de otoño" (1866), un poema nostálgico y melancólico que fue adaptado por Charles Trenet en una canción inolvidable.
Je me souviens Des jours anciens et je pleure Et je m’en vais Au vent mauvais Qui m’emporte Deçà, delà Pareil à la feuille morte.
En 1973, otro maldito, Serge Gainsbourg, en su canción "Vine a decirte que me voy", también citaba aquel "viento malvado" de Verlaine, que este otoño vuelve a azotar, inmisericorde, a Francia y a Occidente. "Tú recuerdas los días pasados... y lloras". Y así está Europa: llorando mientras mira hacia los errores del pasado, sin poner remedio para detener un huracán que la asola. De momento, nosotros tenemos las flores y la poesía de Verlaine. ¿Pero hasta cuándo? Je suis venu te dire que je m'en vais...
Je suis venu te dire que je m'en vais Et tes larmes n'y pourront rien changer Comm' dit si bien Verlaine au vent mauvais Je suis venu te dire que je m'en vais Tu t'souviens de jours anciens et tu pleures...
Poco dice el nombre de Miguel Vargas Jiménez. En cambio, ante el apodo de "Bambino", son muchos los que se santiguan. Y con motivos. Nacido en Utrera en 1940, "Bambino" ha sido uno de los cantantes más personales de la creación. De pequeño, formó parte del Coro de Consolación, Consolación la de Utrera, "que por un querer de perdición se echó a rodar por los caminos, que por el dolor de una traición cambió de rumbo su destino".
De niño del coro, "Bambino" pasó a ser peluquero. Pero, como Consolación la de Utrera, Miguel cambió de rumbo su destino y el oficio de barbero duró poco: a comienzos de los 60, Gitanillo de Triana lo contrató para debutar en el madrileño tablao El Duende, regentado por el torero y su suegra, Pastora Imperio. De El Duende pasó a Pasapoga, luego a Los Canasteros, el local de Manolo Caracol, y de allí a numerosos teatros, salas de fiesta y discotecas de la capital. El gitano "Bambino" era carne de escenario, razón por la cual grandes genios del flamenco querían actuar con él: Paco de Lucía, La Paquera, Dolores Vargas, Enrique Montoya... Entre la bulería y la rumba, el utrerano de ojos tristes versionó coplas, boleros, tangos y rancheras. Ningún género se le resistía, aportando siempre un sentimiento desbordado a cada interpretación. Quizás quien mejor definió su estilo fue Ramón Vendrell, al decir que era "el príncipe de la rumba fatal".
Las canciones de amor prohibido, como Corazón loco,La Pared oMi amigo, eran su especialidad, y aún desgarran por su dramatismo, ferocidad y veracidad. "Bambino", intérprete maldito y olvidado, hace temblar al que le escucha. Su voz, quema y duele. Ahí está la pared que separa tu vida y la mía.
Vamos a dejarlo así, que nadie advierta el combate, ni me heriste, ni te herí, vamos a dejarlo así, aunque la herida nos mate.
Vivimos rodeados de falsos mitos. Ni la Muralla China es visible desde el espacio, ni vive un monstruo en el Lago Ness, ni el toro en La México ha sido nunca una fiera corrupia. Los mitos son amigos del boca a boca, pero enemigos de las imágenes. Cuando en diciembre de 1945, Manolete cortó el rabo de "Gitano" en D.F., para fortuna suya, no existían ni Twitter ni Televisa. Las noticias que llegaron a España al día siguiente fueron que el figurón de Córdoba había cortado los máximos trofeos en su confirmación de alternativa y se había visto obligado a dar tres clamorosas vueltas al ruedo.
Cincuenta y un años después, en febrero de 1996, José Miguel Arroyo "Joselito" paseó el rabo de "Valeroso" en La Monumental. Internet aún no había llegado a nuestras vidas y, como con Manolete, aquel hito también se habría agigantado en España de no ser por un discrepante imprevisto: la televisión. El programa Tendido Cero compró las imágenes de aquella corrida, rebajando tanto el trapío de "Valeroso" como la hazaña de "Joselito". Con bastante mala leche, los Lozano, enemigos a muerte de "Joselito", dijeron que Enrique Martín Arranz había estropeado el éxito mexicano de su torero permitiendo que las escenas de Insurgentes se vieran en España.
Figuras contemporáneas como José Tomás o El Juli han entendido la incompatibilidad de los mitos con la "caja tonta", por eso no se dejan televisar durante sus comparecencias en D.F. Sin embargo, no han comprendido que todo es en vano. En una sociedad mediatizada como la del siglo XXI, en la que los móviles hacen fotos de excelente calidad, se suben vídeos a la velocidad del viento y se tuitea a tiempo real, no existe la privacidad ni lo "invisible". Por eso, anoche Twitter ardía de indignación después de que El Juli cortara las dos orejas de "Ser de luz", un nombre revelador, pues ahora todo sale a la luz, incluidos los toros de tan escasa fuerza y presencia como los de Fernando de la Mora.
¿El toro de Manolete tenía más trapío que el de Juli? Posiblemente no (y de ahí el desconcierto de Julián con el público español). Pero en la postguerra tampoco éramos "tuiteros".
“Los dioses no estaban ya, y Cristo no estaba todavía, y de
Cicerón a Marco Aurelio hubo un momento único en que el hombre estuvo solo”.
Esta frase forma parte de una carta firmada por Gustave Flaubert,
escritor francés del siglo XIX. Tampoco es cierto que los hombres del siglo I
a.C. y de los siglos I y II d.C. estuvieran totalmente solos: tenían a sus
dioses, muchos, y por supuesto, también a Séneca. Sin olvidar los “festejos
taurinos” en los anfiteatros de Arles y Nîmes, que se construyeron por esas
fechas. Luego, se impuso el Cristianismo, que cuajó bien, hasta que, un buen
día del siglo XIX, Nietzsche decidió matar a Dios. Entonces el hombre volvió a
estar “solo”. Hasta hoy.
Tras la racha nihilista, en la sociedad del siglo XXI, se va
imponiendo de nuevo el politeísmo. La gente adora a múltiples divinidades
(futbolistas, estrellas de cine, cantantes, efímeros “dioses” televisivos, políticos
con coleta, etc.) a la vez que deja de ir a la iglesia los domingos. Los locos,
incluso, veneran a algún torero. Reducirlo todo a uno (un único Dios) es una jodienda
innecesaria.
Y al tiempo que regresa el politeísmo, gana también
terreno la poligamia: de la misma manera que un único dios no puede cubrir
todas nuestras necesidades espirituales, un solo hombre/mujer no puede
satisfacer todas las mundanas. Algunos denominan esta situación “un putiferio”;
otros dicen que “todo el monte es orégano”. El caso es que el refrán de “cada
oveja con su pareja” ha quedado caduco y los abogados se forran gestionando
divorcios. El actual auge del politeísmo y la poligamia es de cajón y, bien
planteado desde un principio, ahorraría muchos follones y papeleo en los
juzgados.
La multiplicidad de los dioses y las parejas resulta, por
supuesto, muy cansado. Lo de estar en misa y repicando ha adquirido una nueva
dimensión, pues bien es sabido que las guerras siempre las han ganado aquellos
que tenían menos flancos abiertos. Pero ya lo cantaba Malevaje:
Si soy así,
¿Qué voy hacer? Nací buen mozo y embalao para el querer.
En 1989, el grupo madrileño Los Espontáneos visitó el programa de Televisión Española "Rockopop" presentado por Beatriz Pécker. Uno de los temas interpretados fue el genuino Maruja, dame chorizo, una oda a la merienda en los toros. ¿Cuántas tardes, sentados en el tendido, nos ha asaltado un intenso aroma a chorizo?
Dos bocatas de jamón
y la tortilla,
la bota de vino
en la mochila,
bocata de chorizo,
chorizo de mi pueblo,
chorizo de mi suegro,
chorizo al fin y al cabo,
chorizo de Cantimpalo.
Me voy a la Fiesta Nacional
que torean en Las Ventas,
me llevo a mi parienta
que conmigo se sienta,
por eso me alimenta,
me voy a la Fiesta Nacional.
Y una vez alimentao,
ya sale el paseíllo,
ella me saca el vinillo
y nos ponemos muy contentos.
Me saca buen chorizo,
chorizo de mi pueblo,
chorizo de mi suegro,
me tiro de espontáneo,
ella me guarda el asiento.
Si descubren Maruja, dame chorizo, los de la Organización Mundial de la Salud se echarán las manos a la cabeza, mientras que los veganos y antitaurinos se harán cruces; pero España, mal que les pese, es así: va a los toros y come embutido. Porque, bien alimentado, un españolito de a pie es capaz, incluso, de tirarse como espontáneo al ruedo de Las Ventas. Y si el bocata lo prepara la parienta y va bien lleno con chorizo del pueblo, miel sobre hojuelas, porque eso da una energía que no veas. Ya lo cantaban Los Espontáneos en aquel concierto de "Rockopop": los ritmos taurinos, con jamón y vino, entran solos.
A principios de los 90, Los Espontáneos pegaban fuerte en las discotecas madrileñas. Tenían una ligera obsesión con el mundo taurino porque, además de Maruja, dame chorizo y Ritmo taurino, en su primer disco incluyeron El reventa y Espartaco. El videoclip dedicado al torero de Espartinas es para alucinar...