martes, 24 de septiembre de 2013

El templo del pecado

 
Hace casi un siglo, a finales de 1913, Carlos Gardel y el uruguayo José Razzano se presentaron, extraoficialmente, en el Armenonville, "El Armenón", para los amigos y clientes habituales durante las noches bonaerenses. Nacía así una leyenda del tango y de los cabarets de lujo. A los porteños les gustaba describir este local situado en la avenida Alvear y Tagle como "el templo del pecado".  


Razzano y Gardel
 
"El 28 de diciembre de 1913 Francisco Taurel, hombre de grandes recursos, amigo de  políticos importantes, los invita a cantar [a Razzano y Gardel] en una reunión privada en casa de Madame Jeannette.  En la madrugada del 29 de diciembre la farra seguiría en un prestigioso reducto de la noche porteña, El Armenonville.  Este importante salón tomaba su nombre de un local similar del Bois de Boulogne de París.  Era un edificio de dos plantas rodeado de jardines.  En la planta baja estaba el salón principal de baile, con mesas y un pequeño escenario.  Arriba había alcobas y cuartos privados, donde Francisco Taurel y sus invitados continuaron la farra.  Lógicamente Gardel y Razzano eran quienes amenizaban la reunión con sus interpretaciones.  El entusiasta canto de los jóvenes atrajo a una pequeña multitud que los aplaudía. Entre ellos se encontraba un pionero de la aviación argentina, Jorge Newbery".
 
El bandoneonista Juan Maglio 'Pacho' se contaba entre los más íntimos amigos de los propietarios del local y por eso tituló "Armenonville" a uno de sus tangos.


Apenas los dueños -Carlos Bonifacio Lanzavecchia y Manuel Loreiro- habían hecho una oferta de 70 pesos por noche al dúo Gardel-Razzano, los artistas mantuvieron la siguiente conversación:
 
- Carlos, me ofrecieron 70 pesos.
- Por mes no es mucho. Pregúntale, a lo mejor es por quincena.
- La oferta es por día, Carlos; con comida y propinas incluidas.
- ¡Por esa guita también lavamos los platos!
 
La terraza del Armenón y clientes bailando tango
 
Con esta anécdota protagonizada por El Oriental y El Morocho del Abasto, comenzó una carrera musical que duró doce años, hasta que un problema en las cuerdas vocales impidió la continuación de Razzano, voz de tenor perfectamente afinada, mientras que Gardel hacía de barítono. En el Armenonville no sólo se cantaba tango, sino que también se bailaba y se paladeaba una exquisita comida francesa acompañada por excelentes vinos y champán llegado desde Europa. En los carteles publicitarios de la época -los afiches- destacaban la confitería y cocina de primer orden, la entrada para autos y carruaje y la hermosa terraza con jardín, cuajado de farolillos, flores y con olor a orquídeas frescas. El edificio constaba, además, de un gran chalet de estilo inglés, con un salón de baile en la planta baja, tapizado de espejos y coronado por una imponente lámpara de araña. También en 1913, en la orquesta del Armenón debutó Roberto Firpo, que hizo del piano el instrumento conductor. Allí estrenó su tango más famoso, "Alma de bohemio". 
 
En lunfardo, garufa significa "hombre que gusta de la diversión y la fiesta"
 
Como buen templo del pecado, en este cabaret de inspiración parisina no podían faltar los reservados, trastiendas del placer, que creaban una especie de "garçonnière" de lujo (une garçonnière est un petit appartement, généralement un studio, occupé par un homme marié, qui l'utilise pour retrouver ses maîtresses à l'insu de son épouse). Allí, los ciudadanos de clase alta y "decente" podían disfrutar del tango, género obsceno y prohibido, procedente de los arrabales, sin recurrir a la clandestinidad.
 
"Porque hay algo que te vende, yo no sé si es la mirada,
la manera de sentarte, de mirar, de estar parada
o ese cuerpo acostumbrado a las pilchas de percal.
Ese cuerpo que hoy te marca los compases tentadores
del canyengue de algún tango en los brazos de algún gil,
mientras triunfa tu silueta y tu traje de colores,
entre el humo de los puros y el champán de Armenonville"
 
El tango "Margot" fue compuesto en 1921 por Celedonio Flores (letra), José Ricardo y Carlos Gardel (música). Por esas fechas, las luces del Armenonville empezaban a apagarse. El templo del pecado bonaerense, en su apogeo, apenas duró una década... ¡pero qué década, che!

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