"Lo que cuenta no es el destino, sino el camino que se
recorre..."
"Somos señores de los campos, de los sembrados, de las
selvas, de los montes, de las fuentes y de los ríos. Los montes nos ofrecen
leña de balde; los árboles, frutas; las viñas, uvas; las huertas, hortaliza;
las fuentes, agua; los ríos, peces, y los vedados, caza; sombra, las peñas;
aire fresco, las quiebras; y casas, las cuevas. Para nosotros las inclemencias
del cielo son oreos, refrigerio las nieves, baños la lluvia, músicas los
truenos y hachas los relámpagos. Para nosotros son los duros terreros colchones
de blandas plumas: el cuero curtido de nuestros cuerpos nos sirve de arnés
impenetrable que nos defiende; a nuestra ligereza no la impiden grillos, ni la
detienen barrancos, ni la contrastan paredes; a nuestro ánimo no le tuercen
cordeles, ni le menoscaban garruchas, ni le ahogan tocas, ni le doman potros" (Miguel de Cervantes, fragmento de La Gitanilla).
"La tribu profética, de pupilas ardientes
Ayer se ha puesto en marcha, cargando sus pequeños
Sobre sus espaldas, o entregando a sus fieros apetitos
El tesoro siempre listo de sus senos pendientes.
Los hombres van a pie bajo sus armas lucientes
A lo largo de los carromatos, donde los suyos se acurrucan,
Paseando por el cielo sus ojos apesadumbrados
Por el nostálgico pesar de las quimeras ausentes.
Desde el fondo de su reducto arenoso, el grillo,
Mirándolos pasar, redobla su canción;
Cibeles, que los ama, aumenta sus verdores,
Hace brotar el manantial y florecer el desierto
Ante estos viajeros, para los que está abierto
El imperio familiar de las tinieblas futuras".
Ayer se ha puesto en marcha, cargando sus pequeños
Sobre sus espaldas, o entregando a sus fieros apetitos
El tesoro siempre listo de sus senos pendientes.
Los hombres van a pie bajo sus armas lucientes
A lo largo de los carromatos, donde los suyos se acurrucan,
Paseando por el cielo sus ojos apesadumbrados
Por el nostálgico pesar de las quimeras ausentes.
Desde el fondo de su reducto arenoso, el grillo,
Mirándolos pasar, redobla su canción;
Cibeles, que los ama, aumenta sus verdores,
Hace brotar el manantial y florecer el desierto
Ante estos viajeros, para los que está abierto
El imperio familiar de las tinieblas futuras".
(CHARLES BAUDELAIRE)
"Vengo del norte,
donde forjan el hierro, trabajan las rejas,
hacen las cerraduras, los arados,
las armas incansables,
donde las grandes pieles de oso
cubren paredes y lechos,
donde la leche espera la señal de los astros,
del norte donde toda voz es una orden,
donde los trineos se detienen
bajo el cielo sin sombra de tormenta.
donde forjan el hierro, trabajan las rejas,
hacen las cerraduras, los arados,
las armas incansables,
donde las grandes pieles de oso
cubren paredes y lechos,
donde la leche espera la señal de los astros,
del norte donde toda voz es una orden,
donde los trineos se detienen
bajo el cielo sin sombra de tormenta.
Voy hacia el este,
hacia los más tibios cauces
de la arcilla y el limo
hacia el insomnio vegetal y paciente
que alimentan las lluvias sin medida;
hacia los esteros voy, hacia el delta
donde la luz descansa absorta
en las magnolias de la muerte
y el calor inaugura vastas regiones
donde los frutos se descomponen
en una densa siesta
mecida por los élitros
de insectos incansables.
(ÁLVARO MUTIS)hacia los más tibios cauces
de la arcilla y el limo
hacia el insomnio vegetal y paciente
que alimentan las lluvias sin medida;
hacia los esteros voy, hacia el delta
donde la luz descansa absorta
en las magnolias de la muerte
y el calor inaugura vastas regiones
donde los frutos se descomponen
en una densa siesta
mecida por los élitros
de insectos incansables.
"Me iba, con los puños en mis bolsillos rotos...
mi chaleco también se volvía ideal,
andando, al cielo raso…
mi chaleco también se volvía ideal,
andando, al cielo raso…
[…] Y rimando, perdido, por las sombras fantásticas,
tensaba los cordones, como si fueran liras,
de mis zapatos rotos, junto a mi corazón".
tensaba los cordones, como si fueran liras,
de mis zapatos rotos, junto a mi corazón".