Habían pasado meses desde la última vez que encendí la televisión. Aquella noche decidí barrer los canales de la TDT para comprobar que el dedo gordo de la mano derecha aún no se me había agarrotado por falta de uso. No había nada de interés, sólo bazofia. Estaba a punto de apagar aquel chisme cuando, impulsada por alguna fuerza cósmica, me detuve en Astro TV. Allí encontré el primer plano de una criatura indescriptible, que, a través de un teléfono blanco, le decía a una señora:
- Cariño, tienes un frustre: veo una ruptura en tu relación.
A lo que ésta contestó:
- Estoy viuda.
Siguiente llamada:
- Mi vida, veo un vestido rojo en tu armario que te va a ayudar a encontrar el amor.
- Pues no sé... no tengo ningún vestido rojo -respondió la espectadora a través del teléfono.
- Bueno: yo veo algo rojo. Una camisa, una falda, una chaqueta... Busca bien, cariño, y no te cierres al amor. Bendiciones.
Tras semejante éxito, la tercera llamada tardó en caer. Para hacer tiempo, pusieron de fondo una música hortera -algo de Mónica Naranjo o quizás Miguel Bosé-. Mientras tanto, la criatura hablaba con una chica, llamada Katiuska Romero, que leía las cartas en una ventanita situada en la parte inferior del televisor. El teléfono siguió mudo hasta que unas letras anunciaron: "Regala consulta. Descuelgue automático". Ring-ring. Otra señora deseaba saber cómo le iría económicamente en 2013.
- Cariño, veo un difunto. Es un familiar tuyo que fue minero.
- ¿Minero? No ha habido mineros en mi familia.
- Sí, sí, seguro que es minero. Y te coge de la manita. Infórmate.
- ¿Y qué dice sobre mi economía?
- Que mejorará a partir del 13 de mayo. Bendiciones.
Averigüé que la criatura indescriptible se llamaba Sandro Rey y, en su cuenta de Twitter -una energía sobrenatural me impulsó a investigarlo- se autodescribía como vidente y artista (yo lo habría dejado en "estafador con arte"). Leí sus últimos mensajes:
- Preparando el ritual de esta noche. Les espero. Bendiciones.
- Como pronostiqué hace algunos días, el punto de inflexión a esta recesión que nos condena se dará en septiembre.
- Me resulta gratificante devolver todo este amor que siento al universo.
- Antes de irme recuerden que la realidad no existe, es una percepción. Abrazos de luz.
- El canto gregoriano me estimula.
- Google me recuerda a mi ex mujer que se creía que lo sabía todo.
- Estoy preparando una sesión para quitar el mal de ojo. Muchos de los que me leen lo padecen, y no lo saben.
- Los colchones son un invento de las grandes potencias para desvincular y desnaturalizar a los individuos del trato con la madre tierra.
- Hablamos otro rato. El universo me necesita.
No había visto nada igual desde que Corbacho dejó de apoderar a Talavante. ¿Era Sandro Rey la Elena Francis del siglo XXI? Reconozco que, en verano, me gusta escuchar "Hablar por hablar" a altas horas de la madrugada, pero el consultorio de Sandro en Astro TV superaba mi dosis diaria de surrealismo.
Aquella noche, tras apagar la tele con la llamada del presunto minero difunto, recordé la historia de un matrimonio que acabó separándose por un asunto de cuernos. Ella, en venganza, juró que en el divorcio le sacaría hasta el último euro a su ex marido. Y así fue. Él, entre otros muchos gastos, tuvo que hacerse cargo de la línea telefónica del chalet que, en su día, fue de los dos. Para engordar la factura, cada noche, ella se dedicaba a llamar durante horas y horas a una bruja que echaba las cartas del Tarot. Gastaba miles de euros al mes. Quizás las clientas de Sandro Rey también fueran mujeres despechadas. Sea como fuere, mantendré la televisión apagada otros dos o tres meses. Bendiciones.
Tuve ocasión de ver al pájaro éste un par de veces y es tal como lo describes. Encima de todo, si te dice que busques un vestido rojo y le dices que no tienes... se te queda mirando desde la pantalla con prepotencia, como diciéndote que o eres imbécil por no tener un vestido rojo o eres idiota por no poder verlo.
ResponderEliminarHay tantos canales de este estilo, que hay que reconocer que si están ahí cada día es porque "venden", es porque hay gente que efectivamente piensa que en algún lugar del ropero debe de andar esa prenda roja. E incluso intuyo que si no la encuentran, baja a la tienda y se la compra.
Hay gente que necesita desesperadamente creer.
Y me dan lástima... Tanta como asco me dan quien se aprovecha o permite que se aprovechen de ello.
Saludos.