“El pan y los pies sustentan,
higos y tiempos se pasan…”
(Quevedo)
higos y tiempos se pasan…”
(Quevedo)
«Letizia Ortiz y Alonso Guerrero se casaron en 1997 en Almendralejo, Extremadura, en una ceremonia civil oficiada por Manuel Jesús Morán, alcalde por entonces de la localidad. Algo más de un año más tarde se separaron. “Yo sólo hablo de mi visión del mundo, de lo que está cerca de mí, de lo que me rodea”, ha dicho hasta ahora cuando se le ha preguntado por doña Letizia. En contra, la princesa le ha recordado en público en alguna ocasión. La última, durante su visita a Chile el pasado año. "A mi primer marido le encantaban los higos chumbos", se le escuchó decir en petit comité, según narraban las crónicas periodísticas de aquel país».
(publicado en Vanitatis, el 20 de noviembre de 2012)
Nada de manzanas: en el Talmud judío, el higo era la fruta prohibida (tras ser sorprendidos por Dios, Adán y Eva cubrieron sus cuerpos con hojas de higuera, no de parra). Y en Grecia, durante las celebraciones dionisíacas, se comían higos para activar la líbido masculina. Esto sumado a su morfología, carnosidad y dulzura, ha provocado que, a lo largo de la Historia, haya poseído una gran carga erótica, relacionándolo con la sensualidad y la fertilidad.
«Los azúcares que contienen son fácilmente digeribles por el organismo, por lo que resultan perfectos para recuperar energías durante una noche de amor. Compartir un plato de higos con tu amante deja claras tus intenciones, comerlos con él directamente de la higuera, puede resultar absolutamente embriagador».
Cuidado con el último consejo: desde pequeños nos han dicho que la higuera tiene "mala sombra" y que dormir debajo de ella es altamente peligroso (parece ser que Buda encontró el Nirvana bajo una higuera).
«Mi novia se entretenía
en debajo de una higuera
esperando que le diera
con el higo pa´la breva».
en debajo de una higuera
esperando que le diera
con el higo pa´la breva».
«Debajito de una higuera
la novia le dijo al novio:
Échale el diente a este higo,
que ahora lo tengo mieloso».
la novia le dijo al novio:
Échale el diente a este higo,
que ahora lo tengo mieloso».
Antaño, durante las romerías extremeñas de agosto, los vendedores de higos se acercaban a los corrillos de mujeres pregonando a grito pelado: "¿A qué moza le rajo el higo? ¿A qué moza le pelo el chumbo?". El primer marido de doña Letizia, que es de Almendralejo, a bien seguro conoce los higos recubiertos con chocolate de Almoharín, que fabrica "La Higuera". Incluso, me atrevería a aventurar que también ha cocinado alguna de las recetas del gijonés Juan Acebal:
«Todos los platos son eróticos. Hay platos del siglo XIII, como El Codiciado, un guiso a base de ternera, cebolla, berenjena, ajo, almorí, hinojo, cilantro, cominos... O el higo chumbo flambeado. “Buenos días higo chumbo, amigo de mi navaja, te corto pezón y culo, en medio te hago una raja y te mando al otro mundo” -lee-. Es una manera de comerse un higo chumbo en verso. O el bacalao al pil-pil, que hay que menearlo con las caderas para ligarlo bien y un hombre lo va a hacer mal».
Francamente, no sé dónde tiene la cabeza la princesa cuando hace estas declaraciones tan picantonas.
«Y entre la murta y lentisco
el albérchigo y el prisco,
cerezas y guindas rojas,
verde agraz y brevas flojas
de huerta, que no de risco…
el albérchigo y el prisco,
cerezas y guindas rojas,
verde agraz y brevas flojas
de huerta, que no de risco…
La verde pera en sazón
con el escrito melón,
el durazno blanco, el higo,
y una vez cogido el trigo,
el rubio melocotón».
con el escrito melón,
el durazno blanco, el higo,
y una vez cogido el trigo,
el rubio melocotón».
(Lope de Vega)
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