“Ay, qué tendrá la niña de la ventera,
que ni en los labios tiene color.
Ay, qué tendrá la niña de la ventera,
pa´mi que es pena del mal de amor”.
que ni en los labios tiene color.
Ay, qué tendrá la niña de la ventera,
pa´mi que es pena del mal de amor”.
El afilador, también llamado amolador, figura ya casi inexistente, era un comerciante ambulante que ofrecía por los pueblos y ventas sus servicios de afilar cuchillos, tijeras, navajas y cualquier instrumento cortante. Algunos transportaban su rueda de amolar sobre una bicicleta mientras que otros, que recorrían los caminos a pie, la llevaban sobre sus hombros. Gracias a la fama de sus afiladores, a la provincia de Orense se la conocía como la "Terra da Chispa".
"Antiguamente, la profesión pasaba de padres a hijos como una preciada herencia. Hoy es todo lo contrario. Los jóvenes ya no quieren ser afiladores. Les da vergüenza. Y desprecian la rueda -instrumento que fue origen de muchas fortunas aldeanas- para dedicarse a otros oficios ambulantes: quincalleros, plateros y también -¿por qué no decirlo?- contrabandistas. Esta es una de las razones por las que el viejo afilador, intrépido y trotamundos, está a punto de desaparecer [...] El gran amor de los afiladores es la rueda. Ésta, además de proporcionarle el pan de cada día para él y los suyos, es su compañera de fatigas en la soledad de los caminos [...] La construcción de las ruedas es muy difícil. Requiere mucha paciencia y mucho arte, cosas éstas que también son indispensables para ser un buen afilador".
(José Fernández Ferreiro, publicado en ABC, el 20 de febrero de 1960).
"Por la carretera polvorienta y quemada
por el sol del verano
marcha el afilador.
Y la rústica rueda, por su cuerpo empujada,
va dejando una estela en la arena aplastada.
Jooor, joor.
El afiladoooor.
Al dintel de la venta, la ventera dormita...
El esposo fue al pueblo por vino rejalgar...
Y al rufián de la rueda su morbidez incita...
- Joven... ¿tendrá tixeras que afilar o amolar?
Cuchillos, tixeras,
navajas barberas,
hocinos, punzones,
facas y limetones...
Jooor, joor.
El afiladoooor.
La venta está sola y el campo desierto.
Sol de nuestra tierra, tierra de vagabundo...
La moza repara en sus ojos profundos...
y el pecho apolíneo que enseña entreabierto.
Sus dientes de lobo le muestra el rufián,
blancos como la levadura del pan...
A la hembra la incitan sus labios resecos,
su color trigueño, su cabello en flecos.
Sus finas tixeras a amolar le ha dado
y él en sus caderas el ojo ha clavado...
Ella... se sonríe... Él le ha dado un beso
y la rueda, rueda de su pierna al peso...
La piedra echa chispas... ¡Filo superior...!
Filo, filo, filo...
El afiladoooor".
(FERNANDO VILLALÓN)
Hasta a Twitter ha llegado el afilador...
Feliz lunes con el TIIRIIRIIIII
Feliz lunes con el TIIRIIRIIIII
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