sábado, 2 de febrero de 2013

Un hombre sincero


Sergio Aguilar visitó el pasado jueves la sede
de la Asociación El Toro de Madrid, sita en Casa Patas.

Tomó la alternativa en 2003 y, en una década, a pesar de ser uno de los toreros más puros del escalafón, no ha sumado cien paseíllos. Tiene la moneda, él lo sabe, el aficionado también, pero los empresarios, poco interesados en las monedas y sí en los billetes grandes, aún no se han enterado. A pesar de haber toreado un par de veces a lo largo de toda una temporada, asegura que no se aburre y aún recuerda algunas mañanas cuando, solo, se ha visto entrenando en la Casa de Campo sin saber lo que le depararía el futuro. Pero éste es el camino y, si tiene que ser, será. Sergio Aguilar es un hombre paciente.


De momento, sabe que el 10 de febrero lidiará dos Victorinos en Valdemorillo, a las puertas de su Madrid. Y con televisión. Es consciente de que en esa corrida se juega buena parte de la temporada. Luego, Dios dirá. La empresa de Las Ventas aún no se ha puesto en contacto con él, a pesar de firmar una de las faenas más rotundas de 2012 durante una corrida agosteña de José Luis Pereda. Aún le hierve la sangre cuando recuerda que pinchó aquel toro. Reconoce, no sin cierta amargura, que en la Tauromaquia mandan los números: tantas orejas, tantos contratos. Visita con asiduidad el umbral de la Puerta Grande, que siempre se le escapa y no termina de franquear. Dice que este año va a ser. Tiene que ser. Para seguir fiel a su ética, no le valdría cortar una oreja a un toro que fuera de dos, ni acompañar al animal en vez de someterlo; eso sólo le provocaría volver "jodido" al hotel.

Con un Alcurrucén en Vic / Foto: Terres Taurines

Asegura que Francia tampoco es lo que era: quedan pocas Comisiones Taurinas y las plazas funcionan a través de las empresas, igual que en España. Al ser un hombre prudente, no menciona que en varias de esas empresas, hasta hace poco, llevaban la batuta los Chopera, quienes lo tienen vetado desde que dejó a su antiguo apoderado, Mateo Carreño. Esa ruptura le ha valido más de un portazo. Ahora va con Juan Reverte y dice que está contento. Curiosamente, en sus inicios, tras beber de la afición de su padre, fue el personal Corbacho quien gestionó su carrera. Lleva la "marca de la casa".


Su encaste favorito, no lo duda, es el de Núñez, gracias a esa entrega y tranco final. No en vano, fue un toro de Alcurrucén el que le abrió la garganta en Bilbao en 2010. Sergio Aguilar no se aburre, pero tiene el cuerpo cosido a cornadas. En 2004, en Sevilla, sufrió una aparatosa fractura de ligamento cruzado y menisco. Cuando viajó a Houston, donde le operaron, los médicos no dieron crédito al repasar la faena en vídeo: Sergió siguió toreando con la rodilla izquieda hecha añicos.


Afirma que no es un torero frío, pero reconoce que, a veces, cuando está en el ruedo, tiene la impresión de que cierta parte del público no entiende lo que hace. Cuando se torea tan de verdad y sin alharacas, sin vender nada, resulta sencillo que muchos no se enteren. Sergio Aguilar no mercadea con su imagen en Vogue, sólo en el ruedo, enganchando desde alante y trayéndose a los toros hasta el final, siempre hacia dentro, impecablemente colocado. Torero clásico por el que no pasa el tiempo. "A todo el mundo le gusta el toreo bueno", comenta optimista. Quizás sea ese candor lo que le ha permitido seguir en la trinchera de una larga e inmerecida espera. Reconforta escuchar a un hombre sincero en los tiempos que corren. Yo también lo creo, Sergio, este año va a ser. Tiene que ser. 

2 comentarios:

  1. Le deseo de corazón que este año cambie el duro,llegue arriba y lo más importante,mantenga esa filosofía torera.
    Los aficionados tienen que agarrarse a un clavo ardiendo para medio mantener su afición viva y existen el el toreo actual más de uno y más de dos "clavos ardiendo" donde agarrarse,pero son pocos y los taurinos tienen grandes alicates para arrancar todos los clavos que hagan falta ¡ y además sin quemarse ni despeinarse!
    Mucha suerte ,de la que viene sola y de la que se busca a cambio de sufrimiento y cornadas.De las dos,Sergio Aguilar.

    ResponderEliminar
  2. Vamos Sergio, es el momento, la gente está aburrida de ver los mismos nombres siempre en los carteles. Imagina lo que supondría un zambombazo en una plaza importante, sería un terremoto de una magnitud incalculable, tienes que dar el paso, imagina poner el mundo taurino a tus pies, vale la pena cruzar la línea, ahora o nunca, imagina dar un golpe de autoridad que nos saque a todos de este estado de letargo en el que se encuentra actualmente la Fiesta por culpa de la comodidad por la que pululan las actuales figuras de barro, imagínatelo, vale la pena abrir las ventanas y respirar aire fresco.

    Pablo Galán.

    ResponderEliminar