Me embargó la desolación el pasado domingo por la tarde mientras paseaba, en los Jardines del Retiro, entre los puestos de la Feria del Libro de Madrid. Tan sólo bastó una ojeada sobre media docena de los títulos más vendidos para comprender que nuestra cultura hace tiempo que ha tocado fondo: "Infierno" de Dan Brown, "Cincuenta sombras de Grey", "MasterChef, las mejores recetas", "El derecho a la pereza", "Eyaculación precoz: manual de diagnóstico y tratamiento", "Lo que debes saber para que no te roben la pensión", "Hay vida después de la crisis"... No me cabe duda de que sobreviviremos al bache económico, sin embargo, no estoy tan segura de que seamos capaces de sortear esta falla literaria e intelectual.
Por si fuera poco, los literatos más progres de nuestra sociedad se encontraban allí, firmando libros y haciéndose fotos con sus partidarios: Almudena Grandes, Juan José Millás, Javier Marías, etc. Estaba incluso el insigne presentador de televisión Jorge Javier Vázquez que, al parecer, también ha parido "una obra".
Sólo hubo algo, una especie de señal divina, que evitó que me lanzara al estanque del Retiro con un manual de Paulo Coelho encadenado al tobillo: mi salvación emergió de un libro de poemas del malagueño Manuel Alcántara.
"[...] Tenía que pasar esto. Y el caso
es que estando yo siempre de camino
y estando tú parada, no te vi y no
me ha cogido el amor nunca de paso.
es que estando yo siempre de camino
y estando tú parada, no te vi y no
me ha cogido el amor nunca de paso.
[…] Echa a andar el amor que te he tenido
y se va no sé dónde. Donde estaba.
De donde no debiera haber salido".
y se va no sé dónde. Donde estaba.
De donde no debiera haber salido".
"Este jueves depende de tu boca.
[…] Mira este jueves. No lo sabe. Míralo
acercarse a nosotros entre sombras.
y ocupar la ciudad como un ejército
que no pensara nunca en su derrota.
acercarse a nosotros entre sombras.
y ocupar la ciudad como un ejército
que no pensara nunca en su derrota.
[…] Mira cómo se acerca a la ventana
sin saber que depende de tu boca.
sin saber que depende de tu boca.
Para pasar un día con nosotros
ha salido este jueves de sus sombras”.
ha salido este jueves de sus sombras”.
En el mismo puesto, enterrado, ambarino y lleno de polvo, rescaté un libro de sonetos de César González-Ruano. Justo en aquel instante, me reconcilié con la tarde del domingo:
"Entre el odio y el amor que me tienes,
mi pereza.
Hay una tú que se escapa
y otra tú que no me deja.
mi pereza.
Hay una tú que se escapa
y otra tú que no me deja.
Y ya no sé si te quiero o te quise. Duda plena.
Que hay un yo que dice: ¡vete!
Y otro yo que dice: ¡espera!"
Que hay un yo que dice: ¡vete!
Y otro yo que dice: ¡espera!"
"Fue o no fue
y eso no se sabrá nunca.
Pasó lo que quiso que pasara
y eso no se sabrá nunca.
[...] Como yo me iba hiriendo al respirar y no sangraba
como todo era sorpresa de muerte y de deseo
como toda tiniebla así brillaba
eso no se podrá saber.
como todo era sorpresa de muerte y de deseo
como toda tiniebla así brillaba
eso no se podrá saber.
[...] Que amanecí sin darme cuenta
que crucé la calle sin pisarla
que cerré la puerta sin abrirla
eso no se sabrá.
que crucé la calle sin pisarla
que cerré la puerta sin abrirla
eso no se sabrá.
[...] Cómo consentían que a esa hora sonase el gramófono
de donde traían resucitada
muerta de amor aquella sombra
a aquel alma desnuda que aún gritaba mi nombre
eso no se sabrá.
de donde traían resucitada
muerta de amor aquella sombra
a aquel alma desnuda que aún gritaba mi nombre
eso no se sabrá.
Por mucho que lo hablen
eso no se podrá saber.
eso no se podrá saber.
Por mucho que lo sepan".
Imagen de la Feria del Libro 2013
(el resto de fotografías pertenecen a Chema Madoz)
(el resto de fotografías pertenecen a Chema Madoz)
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