La plaza pidió la vuelta al ruedo para el segundo Miura, que tenía bonito hasta el nombre: Zahonero. Sólo le faltó emplearse de verdad en la segunda y la tercera vara, propinada por Fernando Sánchez. Por lo demás -no existe el toro perfecto-, espectacular la movilidad, el galope, la prontitud y la transmisión de aquel Zahonero cárdeno de 611 kilos que, junto a Cartuchero del Puerto de San Lorenzo, opta por llevarse el premio al mejor toro de este San Isidro 2014.
Aguilero, otro cárdeno lidiado en tercer lugar, tuvo incluso más calidad, haciendo el avión tras el vuelo de la muleta, aunque no transmitió tanta emoción como Zahonero... Poca gente de ciudad sabe qué es un zahón; especie de mandil, elaborado con cuero, atado a la cintura y a la pierna, que sirve para resguardar el traje durante las tareas camperas. En Zahariche, donde el tiempo no transcurre y se respetan las costumbres más nuestras, se sigue usando. Esta tarde, mientras toreaban a Zahonero, me venían a la cabeza los versos de Rafael Peralta...
Camisa de tela blanca,
chalequillo y guayabera
y botos de caña alta
con pantalones de vuelta.
Zahones filigranados
con el arte de La Puebla
y "pa orientá" a mi caballo
espuelas con siete estrellas.
Las acciones en su punto,
la cincha que esté "ajustá",
la muserola en su sitio
y en su punto la "barbá".
Que en la vida y el caballo
todo tiene su medida,
como el hablar lo preciso,
como el beber manzanilla.
Son las costumbres más nuestras,
los gestos de un caballero,
que al buen jinete se ve
hasta al quitarse el sombrero.
Mala cosa acordarse de poemas cuando en el ruedo hay un toro para cortarle las dos orejas... Quizás, la caída del sol sobre la última tarde de San Isidro y el fulgor de un verano que despunta, invitaban a la lírica. Cantigas aparte, el regreso de Miura a Las Ventas ha resultado sumamente entretenido. Lástima que el quinto (devuelto) y el sexto (una pintura de guapo), por su falta de fuerzas, desdibujaran un poco la corrida; mientras que el cuarto salió noble (a menos), y el primero fue el más peligroso. Pero, volviendo al principio, yo habría sacado el pañuelo azul para Zahonero... Llevaba filigranas en la embestida.
Fotos de Juan Pelegrín, que merece unas vacaciones
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