El sacerdote vasco don Luis de Lezama Barañano (Amurrio, 1936), al menos en el mundo terrenal, ya se ha ganado el entrañable apodo del "cura de los maletillas". Cuando lo destinaron a Chinchón a comienzos de los sesenta -en su opinión, el pueblo más bonito de España-, una mañana en la que iba a oficiar misa en el Convento de las Clarisas, encontró a unos desgraciados maletillas durmiendo dentro de la iglesia. Comprendió que aquellos muchachos famélicos necesitaban ayuda, material y moral, y desde entonces, compartió comida y techo con ellos. Al principio, la gente de Chinchón vio con malos ojos este "auxilio taurino" pero, poco a poco, la familia de los capa fue creciendo alrededor de don Luis, con torerillos como "El niño de los frailes", "El expresivo de La Mancha" o Teodoro Libero "El Bormujano".
Don Luis de Lezama en la actualidad
Además de la ayuda espiritual y gastronómica, don Luis enseñó un oficio a cada uno de aquellos chiquillos, consciente, probablemente, de que su trayectoria en los ruedos sería corta: camareros, cocineros, recepcionistas, etc. Con mayor fortuna que sus compañeros, "El Bormujano" llegó a tomar la alternativa en la localidad almeriense de Berja de manos del Viti y fue apoderado por don Luis hasta su retirada en 1985.
"El Bormujano"
Actualmente, el Grupo Lezama, que inició su actividad en 1974, es una de las cadenas hosteleras más ricas del país y da trabajo a cientos de personas. Pertenecen a esta sociedad, entre otros establecimientos, la Taberna del Alabardero y el Café de Oriente. Don Luis, el "cura de los maletillas", quien reconoce que ha llegado a confesar en la barra de un bar, cumplirá el próximo mes de junio 78 años.
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