El siguiente texto, fue escrito por el periodista Francisco Gómez Hidalgo en abril de 1913, tras mantener un encuentro con Juan Belmonte cuando éste era aún novillero terriblemente popular, que atraía la atención tanto de los aficionados como de los más reputados artistas e intelectuales de la época.
Cuando yo conocí al gran Guerrita, presentado a él en Córdoba por mi padrino Natalio Rivas, el famoso torero me llevó al Club que en la calle de Gondomar sostiene su nombre con prestigio, y después de contarme anécdotas muy curiosas de su vida, concluyó diciéndome:
- Mié usté: toó en la vía zon la meza y la mujere... Yo a ezo m´atenío siempre, y ma ido bien...
Comiendo en el Pasaje sevillano con el simpático Belmonte, en quien se hallaría si se buscara tanta semejanza en tanta cosa con el ex torero cordobés, yo recuerdo su frase filosófica. Y como se lo diga al bravo trianero, él me dice:
- Lo de la meza, zí. Pero en ezo otro de las mujeres, casi no me atrevo a decir ná... Porque me han dado por ahí tan gran fama de fenómeno, en el sentido de mi figura, claro está, que no sé, pero me supongo que si hablo de eso la gente se va a reír de mí...
Es verdad. Al hablar del aspecto exterior de Belmonte se ha fantaseado un poco. Y por mi fe que ello es injusto. Porque si, en efecto, no tiene en la calle la arrogancia heroica que frente al toro, es, sin embargo, un gentil muchacho, en quien se sorprende, además, un gesto muy simpático.
Pero dejemos esto, ya que no se trata de descubrir si Belmonte gusta a las mujeres, sino, en todo caso, de cómo le gustan a él. El gusto femenino de un torero famoso, del que acaso depende el porvenir de la clínica para adelgazar que ha instalado recientemente el sabio Marañón. Cuando yo se lo he preguntado, él me ha dicho:
- Las que no sean gordas, y además, que sepan sentir...
Sobre todo, que sepan sentir. Para Juan Belmonte, una mujer medianamente guapa, que sepa sentir y expresar sus sentimientos con palabras bellas, es, sin duda, preferible a una hermosa que no sepa hablar. La belleza se extingue, mientras que el corazón o la cabeza queda. ¡Oh, sí! El gusto de Belmonte en la materia femenina es muy plausible. Porque ved y comparad lo que gustaban los toreros de hace ocho o diez años. Si a mi amigo Saleri, por ejemplo, se le preguntara, yo estoy seguro de oírle contestar:
- A mí gordas; con cuanta más carne mejor...
FRANCISCO GÓMEZ HIDALGO
Enriqueta Pérez Lora (en la foto de arriba) fue el último gran amor de Belmonte. Cuenta sobre ella Jesús Cuesta Arana: "Es cierto que Juan Belmonte tuvo un amor otoñal, que nadie desmiente o prefiere ignorar o callar. Era un secreto con altavoces, toda Sevilla lo sabía: Juan Belmonte, a pesar de sus años, se ve con una mujer joven. Aquel amor oscuro, sin duda iluminó, en la paradoja, los últimos días de Juan. Se amaban de verdad".
Y remata Andrés Amorós: "Estamos en 1942, Enriqueta tiene 22
años; Belmonte, retirado de los ruedos, 50. Ella no le conoce ni
sabe nada del mundo taurino. La ve Juan y pregunta: «¿De dónde ha
salido este bicho tan feo?». Pero la joven no se corta: «¡Anda que
usté! ¡Como que no es feo! ¿Cuánto hace que no se mira al
espejo?». Tienen que avisarla de que es el señor de la casa, el que
se ríe a carcajadas".
Y QUE SEPAS QUE TENGO UNA FOTO TUYA GUARDADA QUE ME ENCONTRE EN CASA CUANDO FALLECIO MI MADRE
ResponderEliminarenriqueta era mi madrina ella me bautizo hace 65 años ,era guapísima yo la quise mucho ,pero por las circunstancia de la vida deje de verla un tiempo ,me hacia muchos regalos , y me quería mucho ,yo pregunte cuando fui siendo mayor y no me daban rason de ella mi madre murio y ya no pude dar con ella y ya la vi cuando se publico en abc que habia fallecido ,madrina que dios te tenga en el mejor de los sitios porque te lo meresias, y que sepas que yo te eche de menos y te queria D E P
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