En 1954, hace ahora 60 años, Luis García Berlanga rodó Novio a la vista, una historia donde también colaboraron Juan Antonio Bardem y Edgar Neville. La comedia nos traslada al San Sebastián de 1918, cuando las vacaciones de verano, a menudo, se convertían en un pretexto para encontrar en la playa de moda a posibles novios, de buena familia, para las mocitas casaderas. Así, la madre de Loli envía a su hija (Jossette Arno) a La Concha, con la esperanza que se arrime a un prometedor ingeniero, Federico Villanueva, que pide aceitunas con el vermut. Sin embargo, la quinceañera está enamorada de Enriquito (Jorge Vico), un chaval un poco revoltoso que ha suspendido geografía y que tiene que pasar el verano preparando los exámenes de septiembre.
Durante el veraneo, Loli, Enriquito y "la pandilla de cafres" le declaran la guerra "a los mayores", que intentan privarles de esa libertad que sólo gozan los niños. "Mamá y la tía se han empeñado en vestirme de persona mayor", protesta Loli cuando le plantan un vestido blanco y unos zapatos de tacón capaces de impresionar a Federico Villanueva.
- ¿Es de los Villanueva Villanueva?
- ¡De los Villanueva de Logroño! ¡Y toma aceitunas!
- ¿Está soltero?
- Solterísimo. El mejor partido del veraneo -cotillean la madre y tías de Loli-.
- Es muy listo...
- Ingeniero de la hidroeléctrica. ¡Siempre está hablando de pantanos...!
Al volver a ver estas joyas del costumbrismo, se toma conciencia de lo mucho que ha cambiado el país en los últimos 60 años. Sencillamente, somos otros. En la película que hoy recordamos, la mordaz mirada berlanguiana nos muestra cómo reaccionaban las señoras de la alta sociedad española cuando observaban a una extranjera pasear por la playa de La Concha con las rodillas al descubierto. A menudo, la realidad superaba al surrealismo.
- ¿Rusa?
- ¿No decían que era catalana y amante de un torero?
- ¡Que va! Rusa y divorciada.
- ¡Ohhhhhhhhh!
- ¡Estas señoras extranjeras son tremendas!
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