Si el otoño huele a castañas asadas, el invierno lleva grabado la melodía de Lara. Me refiero a la célebre banda sonora que Maurice Jarre compuso para la película "Doctor Zhivago" (David Lean, 1965).
En la creación de esta obra maestra estuvo presente, cómo no, el azar. Lo explicaba el propio Jarre en una interesante entrevista realizada en su apartamento de Londres en abril de 1984. Al principio, Lean se enamoró de una supuesta canción popular rusa, "una pieza realmente bonita", reconocía el francés. Sin embargo, cuando los responsables de MGM investigaron los derechos de autor de aquella melodía, descubrieron que no era una composición tradicional y que, por problemas legislativos, no podían utilizarla en la película. Cuando Jarre conoció está vicisitud, tuvo que empezar a componer algo completamente nuevo en un plazo de escasas semanas.
"Hasta ese momento, había estado relajado porque sabía que íbamos a usar la canción tradicional como tema principal. Al componer la nueva pieza, subconscientemente o no, traté de darle la vuelta a aquella melodía que había escuchado tantas veces con anterioridad para captar su sentido y expresión. Cada vez que le presentaba un nuevo tema a David, él lo rechazaba y decía que podía hacerlo mejor. Escribí cuatro canciones diferentes en ese tiempo, pero ninguna terminó de convencerle. En aquella época yo no sólo estaba deprimido, sino también muerto de miedo, porque el tiempo se agotaba... Entonces, un viernes, David me ordenó que parase el trabajo, que dejase de pensar en la película o en su banda sonora y que me fuera el fin de semana a la playa o a la montaña, con el fin de aclarar la mente y retomar la tarea el lunes. Le hice caso, lo que fue muy difícil a causa de la presión por los días que corrían. En cualquier caso, el lunes regresé e intenté escribir algo totalmente diferente, y compuse una especie de vals. Tras aquellos dos días con la mente en blanco, en una hora el lunes por la mañana, había creado el Tema de Lara, que era absolutamente opuesto a la melodía original".
La composición de Jarre, la interpretación de la bellísima Julie Christie, la iluminación de Lean y, por supuesto, el personaje de Lara ideado por Pasternak, forjan una de las creaciones más mágicas, hipnóticas y sublimes de la Historia del Cine. ¿Qué representa Lara? La fuerza, la vitalidad, la salud, el espíritu de supervivencia, el amor y la luz en mitad del caos, la guerra, la muerte, el hambre, la incertidumbre y la desesperanza. Cerca de Lara, ya sea en el frente o en un palacio de hielo, siempre hay un jarrón con flores amarillas, girasoles o narcisos, que se marchitan cada vez ella parte.
Muy pocos personajes femeninos, en la literatura o en el cine, han sido tan arrebatadores como Lara Antipova. La composición de Jarre conmueve tanto como ella misma.
"Al día siguiente vio a Antipova. La encontró en el cuarto de plancha. Tenía delante un montón de ropa y planchaba. […] Las ventanas que daban al jardín estaban abiertas. El cuarto se había llenado con el perfume de las flores de tilo, el amargo aroma del comino seco, como en los parques de otros tiempos, y el ligero vaho de las dos planchas, con las cuales Larisa Fiodorovna planchaba alternativamente, poniendo una u otra a calentar sobre el hornillo".
Fuera del cine y los libros, existió una auténtica Lara...:
fue el gran amor imposible de Pasternak.
fue el gran amor imposible de Pasternak.
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