domingo, 28 de octubre de 2012

Las risotás de los pastores y el dolondón de los cencerros


Más de dos millares de ovejas, 50 vacas y decenas de caballos han atravesado el centro de Madrid este domingo con motivo de la Fiesta de la Trashumancia, una práctica que comenzó en época de Alfonso X El Sabio, quien instauró las primeras cañadas reales. Hasta mediados del siglo pasado, era habitual contemplar cómo los rebaños de ovejas cruzaban la calle de Alcalá, cuando iban o volvían de Extremadura en otoño y primavera. Por aquel entonces, los pastores desayunaban mataburrillo (pan frito que añadían a la leche hirviendo) y se echaban a la bandolera algo de morcón antes de emprender camino. Ahora, en estos domingos en los que desayunamos muffins y donuts, cruzarse con un pastor y su oveja produce el mismo efecto que encontrar a un extraterrestre. Los muy imbéciles de los ecologistas están encantados con la ganadería trashumante porque, según ellos, es "un ejemplo de sostenibilidad" (¿sabrán que estos bichos también se comen?).

Venía clareando;
s´oían a lo lejos
las risotás de los pastores
y el dolondón de los cencerros..."

(Luis Chamizo)

Esquilador e idilio pastoril de principios del siglo XX

Aún en Ayamonte, durante las tardes de verano, solemos ver en la orilla de la playa al pastor y a su fiel perro de aguas vigilando un nutrido rebaño de cabras y ovejas que comen la retama del camino. A veces se despendolan y corren acera adelante.

Cabras locas en la acera que une Isla Canela con Punta del Moral


En el último ejemplar de Tierras Taurinas, José Manuel Sánchez, ganadero charro, cuenta cómo cada invierno conducían a los toros desde su finca de Salamanca a otra que poseían en Cáceres: “Todos los machos iban para Extremadura en diciembre o enero, cuando salían los cochinos. Los  llevaban hasta allí andando, como era natural. Un año, por Carnavales, los tíos de Ciudad Rodrigo abrieron la puerta cuando los vaqueros estaban dormidos y metieron a los toros por las calles. Es el año con el mejor espectáculo que se recuerda: ¡gratis y varios vecinos con la pata rota! Luego se perdieron diez o doce novillos. No daban con ellos. Los vaqueros iban pa´un lado, pa´otro y nada. Ya, desesperados, regresaron a Castillejo de Huebra -la finca desde donde habían partido- y encontraron a los animales dando vueltas alrededor de la puerta para entrar. ¡Eran mucho más listos los becerros que los vaqueros! ¿Dónde iban a ir? Hay una foto famosa de nuestros novillos cruzando el río, de la parte de Ciudad Rodrigo hasta Extremadura. La última vez que se hizo esto fue sobre el año 70. Un mayoral de esta casa pasó un mes y medio sin bajarse del caballo, visitando las vacas de una finca a otra. ¡Mes y medio! Después, sus gastos apenas superaban las cuatro mil pesetas: un par de herraduras en no sé qué sitio, tres cenas para los criados...”.

Feria de ganado bajo el Puente Romano de Salamanca

1 comentario:

  1. hay que dignificar, defender y dar a conocer la trashumancia de bravo, (otros quieren abolir los toro)

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