Pasadas las seis de la tarde, del número 28 de la calle Xátiva, una columna de humo se elevó hacia el cielo valenciano. "¡Fumata cárdena!", gritaron algunos aficionados. "Habemus toro bravo", dijeron otros.
Aviador, un negro entrepelado de casi seis años, se había convertido en dueño y señor del ruedo. Con un par de "aviadores" así, planeando a diestra y siniestra, se zanjaría la huelga de Iberia antes de pronunciar "esta boca es mía". El Adolfo Aviador, ya de salida, humilló en el capote hasta rozar el albero con el hocico. Luego, tras una mala lidia, empujó con codicia en el caballo, metiendo los riñones, y llegó a la muleta alegre y con un cortijo en cada pitón. Le tocó en suerte a David Esteve, un torero que hace el paseíllo una vez al año, poco placeado, pues, para semejantes turbulencias. Si bien es cierto que le echó ganas y firmó un bonito saludo capotero, Aviador voló más alto y su matador no llegó a despegar. No era empresa fácil.
Este ejemplar de Adolfo Martín fue lo más reseñado de una corrida cinqueña impecablemente presentada. Los dos primeros toros, Madroño y Horquillono, tuvieron guasa, casta y emoción. Ambos se revolvían rápido, el segundo casi en el mismo embroque, y tuvieron en vilo al respetable hasta que cayeron apuntillados. En cambio, los tres últimos toros salieron mansos, geniudos y a la defensiva. Corrida, por tanto, irregular de Adolfo Martín, quien hacía su reaparición tras el grave incidente sufrido este invierno mientras realizaba labores camperas. Algunos revisteros oficiales dirán mañana que el ganadero trajo a Valencia unas alimañas imposibles de lidiar que no facilitaron el disfrute de sus matadores. Qué le vamos a hacer. Para gustos, cárdenos.
Sobre los toreros, además de resaltar la poca pericia de Esteve, deben destacarse algunos aspectos positivos, como el oficio, adquirido a sangre y fuego, de Antonio Ferrera, que dominó al bronco cuarto hasta que terminó por rajarse; o la buena colocación y firmeza de Eduardo Gallo, siempre cruzándose al pitón contrario, quien estuvo por encima del segundo. Ambos sortearon sendos lotes de escaso lucimiento. Quizás algunos echamos de menos faenas más cortas, aunque en estos tiempos gustan los muletazos al peso.
De cualquier manera, no olvidemos que este martes hemos visto uno de los toros de la feria de Fallas. Por fin un verdadero toro bravo que, como ya sabemos, salen con la misma frecuencia que un nuevo Papa. Celebremos la fumata cárdena.
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