miércoles, 6 de marzo de 2013

La silueta del jinete


"El sol quema. La campiña es toda calma.
Sobre una espiga dorada
come y chilla destemplada la cigarra.

Y en lo alto de la loma aparece cual fantasma
la silueta del jinete que conduce la manada
de los toros... Su garrocha fina y larga
en hierática postura sobre el hombro atravesada,
es la cruz de un nazareno caballista
en el aire dibujada...

Van sonando acompasados los cencerros,
de los bueyes blanquinegros
de astas largas; y los negros
toros fieros obedientes al guión
en pausada procesión...
El sol quema. La campiña es toda calma.
Sobre una espiga dorada
come y chilla destemplada la cigarra.


Ya la blanca polvareda
llena toda la vereda.
Ya se acercan. Ya se escuchan sus bramidos.
Entre cruces de garrochas conducidos
el cortejo de los toros va a llegar.
Los jinetes majestuosos vinen ya...

El sol quema. La campiña es toda calma.
Sobre una espiga dorada
come y chilla destemplada la cigarra".
 

"Mi caballo se ha cansado.
Mi caballo el marismeño,
que no le teme a los toros
ni a los jinetes de acero.
Por la madrugada,
música de esquila y espuelas,
garrochas cruzadas".




"Ya mis cabestros pasaron
por el puente de Triana,
seis toros negros en medio
y mi novia en la ventana.
¡
Puente de Triana
,
yo he visto un lucero muerto
que se lo llevaba el agua!"

 
(FERNANDO VILLLALÓN)


“Despacio, como planean las águilas seguras de sus presas. Despacio, virtud suprema del toreo. Despacio, como se apartan los toros en el campo. Despacio, como se doma un caballo. Despacio, como se besa y se quiere, como se canta y se bebe, como se reza y se ama. Despacio”.

(ÁLVARO DOMECQ Y DÍEZ)

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