jueves, 22 de mayo de 2014

En un mundo de adolescentes


Husmeando en la mediateca del Institut Français, di con una clarividente entrevista a Jérôme Bindé publicada hace unos años en Le Monde. En ella, el director de la Oficina de Prospectiva de la Unesco describe una sociedad cada vez más inmadura, donde los mayores han perdido su autoridad y ya no transmiten un saber considerado obsoleto. El artículo, titulado Vers un monde d´adolescents, arranca así:
 
Nous assistons à une "juvénilisation" des sociétés. De 15 à 60 ans ou plus, les individus ont à peu près les mêmes désirs. On ne sait plus quand on cesse d'être adolescent, comme si le mot d'esprit de Hergé, le créateur de Tintin, "les jeunes de 7 à 77 ans", était devenu un programme de vie.


En las sociedades tradicionales, distinguíamos la infancia, la madurez y, finalmente, la vejez. Según Bindé, hoy asistimos a una confusión de las tres edades de la vida. Para responder a su deseo de juventud, el individuo moderno dispone de un "nuevo cuerpo", más atlético y resistente. Sobre todo, la juventud se impone como un imperativo. Nietzsche, con su nihilismo, ha sido el gran profeta de este fenómeno. La "ética de la juventud" sólo estima el presente. ¡El héroe emblemático del siglo XX, finalmente, ha sido Picasso! El perpetuo niño con camiseta a rayas. Esta ideología "artística", antiguamente marginada, se ha convertido en dominante.
 

Desde la época de la Ilustración, la consigna ha sido apartar a los ancestros, a las ideas clásicas, hipervalorizando el presente. Por eso, vivimos en una especie de perpetuo presente, donde el futuro apenas asoma y el pasado se rechaza. Esto desemboca en un peligro fundamental: "la crisis del padre", es decir, la falta de autoridad. Con la eliminación paternal ha llegado la ruptura de la tradición.
 
La carence du père dans les sociétés actuelles pose un énorme problème pour l'éducation des enfants: dans un tel monde, il n'y a plus de fondement de l'autorité.


Por supuesto, esta sociedad inmadura es, también, más creativa. Los jefes de las grandes empresas se comportan como creadores. Esta tendencia planetaria se sustenta sobre un rasgo fundamental de la naturaleza humana: el hombre del siglo XXI nunca termina de formarse, lo que el entrevistado llama la "neotenia", es decir, la conservación del estado juvenil en el organismo adulto. La hipótesis de Bindé es que esta neotenia ha sido, a través de los siglos, parcialmente negada, aprisionada bajo estructuras muy regladas y jerarquizadas (la ley del padre, el sistema patriarcal, etc.). Su eliminación confirma la teoría de que la humanidad evoluciona, irremediablemente, hacia la inmadurez.
 
Cela confortait l’idée que l’humanité évoluait vers la maturité. Nous sommes peut-être dans une époque étrange où tout cela vole en éclats. Comme si, en quelque sorte, l’humanité du XXIe siècle assumait son immaturité.




 

 
 

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