sábado, 31 de mayo de 2014

Sellar bocas


Este San Isidro está siendo una feria de toreros machos. Primero llegó Fandiño, la tarde de los Parladés, demostrando que no existe nada más pétreo que la determinación de un hombre. Poco después, la espeluznante corrida en la que David Mora, Antonio Nazaré y Jiménez Fortes dejaron el ruedo de Las Ventas huérfano. Y ayer, otros tres matadores se ganaron, a carta cabal, el respeto de la afición. En particular, uno de ellos: Miguel Abellán.
 
 
Emocionaba ver a aquel hombre conmocionado, con el rostro y el cuerpo ensangrentados, deslizándose entre los pitones del toro, dando el pecho, para que Madrid recordara que, ante todo, es un torero. Probablemente, tras los bailes invernales, Abellán también tenía una deuda consigo mismo, con su conciencia; un cargo profundo que sólo podía liquidar con la muleta. Y tapó bocas por su raza. En Las Ventas, durante mucho tiempo, Abellán se ha ganado el crédito del respeto.
 
 
Igual de épica fue la imagen de Paco Ureña, cruzando solo, de punta a punta, el ruedo de la plaza, camino de la enfermería, con la pierna arrastrando y un cornalón en el muslo. Tuvo el peor lote, el más parado, sin fijeza ni clase. Sin embargo, dibujó algunos muletazos soberbios. La Tauromaquia pura y fría de Ureña, inevitablemente, recuerda a la de Sergio Aguilar. Los aficionados sólo deseamos que los caprichos empresariales sean más justos con él.
 
 
Finalmente, Joselito Adame se las vio, cara a cara, con un auténtico depredador, el tercer toro del festejo, que no perdonaba un titubeo. El mexicano lo macheteó por bajo y salió ileso del trance, que no era "peccata minuta". Para resumir, lo del Montecillo de Paco Medina fue "una corrida de toros", dispar y emocionante, a la que muchos le habrán colocado ya la cruz. Desigual de presentación, resultó una corrida para toreros machos, propicia para acometer heroicidades. Justo lo que necesita la Fiesta.

Fotos de Juan Pelegrín y EFE
 

1 comentario:

  1. Esto también forma parte de la tauromaquia, pero cada vez cuesta más ver en Madrid torear como Dios manda. Para mí, lo mejor dos series al natural de Talavante y Del Álamo el primer día.

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