Para la mayoría de los mortales, Marcelle Auclair (1899-1983) es la cofundadora, junto a Jean Prouvost, de la revista femenina Marie Claire, creada en 1937. Esta hispanista francesa, que había pasado su juventud en Chile a causa del trabajo de su padre, un prestigioso arquitecto, de vuelta a París, contrae matrimonio con el escritor Jean Prévost en 1926. Tras tener tres hijos, Michel, François y Alain, la pareja se divorcia en 1939. Sin embargo, pocos saben que Marcelle fue el último amor que lloró el torero Ignacio Sánchez-Mejías. El pasado 3 de mayo, Andrés Amorós descubría esta hermosa historia en las páginas del ABC.
Cuenta Amorós: «En febrero de 1933, Marcelle, que tiene 34 años, visita Madrid. Lorca le recomienda que conozca a Ignacio, el andaluz por excelencia. Él es nueve años mayor que ella. Se conocen en casa de Jorge Guillén, en la lectura que hace Federico a un grupo de amigos de Bodas de Sangre. Años después, ella lo recuerda en su libro Enfances et mort de García Lorca: "Se sentó a mi lado. No decía nada. Me miraba. Yo le miraba. Los dos mudos, heridos en lo vivo. Yo estaba allí, en mi silla, y él me miraba. Sus manos temblaban. La idea de marcharme, al día siguiente, se me había hecho insoportable... Acabada la lectura, nos encontramos en la calle, Ignacio y yo, con los otros amigos, que no se atrevían a dejarnos. Federico gruñía: ¡Qué barbaridad! Pasamos toda la noche, parándonos de vez en cuando en algún café. Ignacio sólo bebió agua pero recitó poemas de Góngora, más ardientes que todos los licores" [...] Al final de la noche, fueron a un baile popular, en La Bombilla, Allí, bailaron juntos, al son de La verbena de la Paloma. "Al primer paso de baile que di, Ignacio me paró en seco y, poniendo sus grandes manos sobre mis hombros, me dijo: Aquí, soy yo el que mando"».
En aquel momento, Ignacio estaba casado con Lola Gómez Ortega, hermana de los "Gallos", y tenía como amante a Encarnación López, "La Argentinita". La carga familiar de Marcela tampoco era menuda: seguía casada con Prévost y la esperaban tres hijos en Francia. Continúa la narración Amorós: «Vuelve Marcelle a París, creyendo que la relación ha terminado. Pero Ignacio se presenta allí, en su casa y se encuentra con el marido: "La declaración de guerra entre los dos, fue muda pero brutal". Luego, esa tarde, la lleva a escuchar a unos gitanos: "Único contacto físico: un beso, en el taxi, que ha durado de Étoile a Montrouge. Quedamos en vernos al día siguiente". Pero un capricho del Destino lo impide».
No vuelven a coincidir hasta el 5 de agosto de 1934, durante una corrida que Ignacio torea en Santander. Aquella tarde, Sánchez-Mejías realiza una faena temeraria a un toro de Coquilla y corta cuatro orejas y un rabo. Completaban el cartel Victoriano de la Serna y Félix Colomo. Quizás porque localizó tarde a Marcelle en la plaza, no le brindó la muerte de ningún toro. Amorós termina así la historia: «Ignacio la descubre, en el tendido, al dar la vuelta al ruedo. Esa noche, la llama por teléfono [...] Seis días después, el 11 de agosto, Ignacio sufre una grave cornada, en Manzanares: muere en Madrid, dos días más tarde [...] Y hasta el final de sus días, en 1983, Marcelita guarda en su corazón el recuerdo de aquella despedida, en la estación de Orsay: siempre le quedó París. Y una noche de amor, en una verbena madrileña».
No hubo príncipe en Sevilla
(Federico García Lorca)
No hay comentarios:
Publicar un comentario