El año pasado, por estas fechas, me apunté a una academia para aprender a bailar sevillanas. Todos tenemos pequeños traumas infantiles y el mío era justamente ése: haber vivido veinte años en Andalucía y no conocer ni los pasos de la primera. Una frustración que medio superé en Chamberí, en todo el cogollo castizo de Madrid (y digo "medio" porque conseguí que mis piernas bailasen sevillanas, pero mis brazos se empeñaron en ir por otro lado). Perro viejo no aprende nuevos trucos.
Mi profesor chamberilero, más castizo que la taberna de Antonio Sánchez, era sumamente eficaz: a golpe de taconazo y grito militar, nos tenía a todos con las orejas tiesas. No podía describirse, precisamente, como un tipo saleroso. Aquel mes, igual que a los prisioneros de guerra, nos machacó con las "Cartas iban y venían" y "Que también es de Sevilla". Una vez, otra, y venga otra...
Cartas iban y venían desde Londres a Madrid,
Desde Londres a Madrid
Cartas iban y venían
Desde Londres a Madrid
Yo estoy loco vida mía
Lo mismo que tú por mí.
Desde Londres a Madrid
Cartas iban y venían
Desde Londres a Madrid
Yo estoy loco vida mía
Lo mismo que tú por mí.
Quedamos con un tiro dado. Lo peor eran las vueltas y no saber jamás si había que meterse por el pitón derecho o por el izquierdo. Para aclarar mis dudas, al llegar a casa me ponía el tutorial del alemán Hans.
En el último año no he tenido fuerzas para volver a bailar sevillanas de Chamberí ni a correrme una juerga en la Feria de Abril. Lo que no pué ser no pué ser y, además, es imposible... pero he superado mi trauma infantil, algo que está muy de moda entre los psicólogos.
Ahora son las sevillanas
entre falsas alegrías
las que vende Andalucía
de Nueva York a París.
entre falsas alegrías
las que vende Andalucía
de Nueva York a París.
Y vienen para aprenderlas,
más serios que magistraos,
banqueros y diputaos,
señoritos de postín,
acuden a la academia
queriendo sacar la gracia
lo mismito que se saca
el carné de conducir.
más serios que magistraos,
banqueros y diputaos,
señoritos de postín,
acuden a la academia
queriendo sacar la gracia
lo mismito que se saca
el carné de conducir.
Y entre sombras y luces de Andalucía,
tó el papel de la gracia se la vendía.
Cómo luce y reluce. ¡viva Madrid!,
a bailar sevillanas de Chamberí
y a correrse una juerga en la feria de abril.
tó el papel de la gracia se la vendía.
Cómo luce y reluce. ¡viva Madrid!,
a bailar sevillanas de Chamberí
y a correrse una juerga en la feria de abril.
(Antonio Burgos)
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