"Española,
lirio, jazmín y amapola,
rojo clavel reventón,
nardo con bata de cola".
lirio, jazmín y amapola,
rojo clavel reventón,
nardo con bata de cola".
En estas fechas en las que se alargan los días y se acortan las noches, seguimos repasando el fértil jardín de la copla y nos paramos ante un ramillete de nardos.
“Por la calle de Alcalá
Con la falda almidoná
Y los nardos apoyaos en la cadera,
La florista viene y va
Y sonríe descará
Por la acera de la calle de Alcalá,
Y el gomoso que la ve
Va y le dice venga usted
A ponerme en la solapa
Lo que quiera,
Que la flor que usted me da
Con envidia la verá
Todo el mundo por la calle de Alcalá”.
Con la falda almidoná
Y los nardos apoyaos en la cadera,
La florista viene y va
Y sonríe descará
Por la acera de la calle de Alcalá,
Y el gomoso que la ve
Va y le dice venga usted
A ponerme en la solapa
Lo que quiera,
Que la flor que usted me da
Con envidia la verá
Todo el mundo por la calle de Alcalá”.
He intentado buscar, en vano, una preciosa copla que cantaba Estrellita Castro titulada "La Camelia". En el océano de las redes, esa canción se esconde igual que aquella oscura clavellina que iba de esquina en esquina volviendo hacia atrás la cabeza. A cambio, sí se deja prender aquella rosa de La Alhambra...
“La rosa se distraía
oyendo los surtidores,
mientras el viento gemía
de amor en los miradores.
oyendo los surtidores,
mientras el viento gemía
de amor en los miradores.
[…] Pasó la reina una tarde a la vera de la rosa,
si la rosa era de nieve, la reina era más hermosa,
y cortándola del tallo, con mano de terciopelo
con un alfiler de plata se la prendió sobre el pelo”.
si la rosa era de nieve, la reina era más hermosa,
y cortándola del tallo, con mano de terciopelo
con un alfiler de plata se la prendió sobre el pelo”.
Los rosales, también en la copla, tienen el peligro de herir a aquellos que se acercan demasiado, sobre todo si crecen en las rejas de una gitana. ¡Menuda clase tiene Gracia Montes! La última de las grandes...
Y seguimos con el ramo de rosas... esta vez, en una zambra de veneno.
En el género de la canción popular, aunque más cerca de las sevillanas, la flor del romero llora... sobre todo si la canta su autor, Manuel Pareja-Obregón.
"En las cruces de mi reja
Hay un rosal y un clavel
Florecío con el llanto
De los ojos de un marqués.
[…] Con una limosna
Le entregué unas flores,
Le dije no vuelvas
A hablarme de amores,
Si tienes corona de conde o marqués
La mía es de reina de reino calé.
Hay un rosal y un clavel
Florecío con el llanto
De los ojos de un marqués.
[…] Con una limosna
Le entregué unas flores,
Le dije no vuelvas
A hablarme de amores,
Si tienes corona de conde o marqués
La mía es de reina de reino calé.
No quiero gente a mi vera
Dejarme, flores, dejarme,
Que aquel que tiene una pena
Ay... No se la divierte nadie".
Dejarme, flores, dejarme,
Que aquel que tiene una pena
Ay... No se la divierte nadie".
Y seguimos con el ramo de rosas... esta vez, en una zambra de veneno.
"Que amarillen los hombres
Y se enciendan las mujeres
Ahí va una guapa que pasa
Dando rosas y alfileres
La boca brindando miel
Carita de hacer favores
Por dentro pozo de hiel
Por fuera llena de flores".
Y se enciendan las mujeres
Ahí va una guapa que pasa
Dando rosas y alfileres
La boca brindando miel
Carita de hacer favores
Por dentro pozo de hiel
Por fuera llena de flores".
En el género de la canción popular, aunque más cerca de las sevillanas, la flor del romero llora... sobre todo si la canta su autor, Manuel Pareja-Obregón.
“La flor del romero a solas
Llora cuando ve que cortan
Margaritas y amapolas
La flor del romero a solas.
También llora la ribera
Cuando el río arrastra flores
Al llegar la primavera
También llora la ribera.
Yo también lloré de pena
Aquel día en que con otra
Paseabas por la arena
También yo lloré de pena”.
Llora cuando ve que cortan
Margaritas y amapolas
La flor del romero a solas.
También llora la ribera
Cuando el río arrastra flores
Al llegar la primavera
También llora la ribera.
Yo también lloré de pena
Aquel día en que con otra
Paseabas por la arena
También yo lloré de pena”.
Del trigal de la canción andaluza, ha llegado ha escaparse, incluso, una amapola. Dicen que, por medio de un camino, la vio el almendro, el olivo y hasta la misma luna.
Y para los que vivimos en grandes ciudades y no tenemos a mano un jardín, siempre nos quedarán las macetas del gran Antonio Molina.
“Vengan y compren la rosa
ruborosa y sin espinas,
miren esta clavellina
que huele a flor de romero,
colio, pilistra y geraneo
de tó trae el macetero”.
ruborosa y sin espinas,
miren esta clavellina
que huele a flor de romero,
colio, pilistra y geraneo
de tó trae el macetero”.
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