Bendito sea el calor en septiembre. Para celebrar este verano dilatado, leemos y contemplamos un soneto del gran Antonio García Barbeito y unas fotos tomadas el mes pasado en Ayamonte, un paraíso entre el Atlántico y el Guadiana.
Verano. Julio. El mar. Atardecía...
Crepuscular silencio de la playa.
Oro templado, el sol, como medalla...
colgada al cuello de la lejanía.
Crepuscular silencio de la playa.
Oro templado, el sol, como medalla...
colgada al cuello de la lejanía.
El mar se iba en las olas y volvía
en un querer ganarle la batalla
a la suave marea, que no falla
en su almanaque azul de oceanía.
Y ella, sirena en barlovento, ella
dejando un pie menudo como huella
sobre la arena. Y mi sentimiento.
Nunca podré contar aquella historia:
las cartas que escribí con la memoria
se fueron enhebradas en el viento...
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