Cuando uno contempla el rostro curtido de Clint Eastwood, lo último que imagina es que una de sus canciones favoritas sea la melosa Can´t take my eyes off you. Los tipos duros poseen un desconcertante lado tierno. El de Eastwood asomó la noche en que recogió el Óscar en 2005 por Million Dollar Baby y dedicó la estatuilla a su centenaria madre, sentada entre el público. "Te doy las gracias por tus genes", declaró el director.
Y sobre el blandito Frankie Valli y su grupo trata la última película del otrora protagonista de El bueno, el feo y el malo, titulada Jersey Boys. Antes que los Beatles, el cuarteto The Four Seasons causó furor entre la juventud norteamericana de la década de los 60, cuando Eastwood acababa de llegar a la treintena. La canción Sherry se convirtió en el número uno de 1962.
La película Jersey Boys es, a todas luces, una debilidad de Eastwood, una concesión a su lado más sentimental. Con 84 años a las espaldas y después de haber dirigido excelentes películas, se lo puede permitir. Aunque la estética sesentera tiene su encanto, salvo que uno sea admirador furibundo del italoamericano Valli y su grupo, esta última obra ni molesta ni deja huella, es decir, se deja ver. Sin abandonar el género, los guiones de American Graffiti (Georges Lucas, 1973) o Good Morning, Vietnam (Barry Levinson, 1987) tenían mucha más chicha.
Por su ligereza, Jersey Boys es una magnífica elección para proyectar en un cine de verano, acierto que tuvieron este fin de semana Warner Bros España en colaboración con Sing Along y El Cuartel City Lights. La noche del viernes, la peli de Eastwood se estrenó en el patio del Conde Duque con la presencia de unos Four Seasons del siglo XXI. Los cuatro muchachos se subieron al escenario vestidos de esmoquin e hicieron una presentación de la cinta bastante maja que logró caldear al personal que abarrotaba la zona de butacas. Incluso se vieron algunos pasos de baile.
No hay comentarios:
Publicar un comentario