"En el Café de Levante,
entre palmas y alegrías,
cantaba La Zarzamora;
se lo pusieron de mote
porque dicen que tenía
los ojos como las moras"
¿Dónde estaba aquel Café de Levante donde cantaba La Zarzamora? Según lo escrito por algunos autores, en el mismo corazón de Madrid. De hecho, este negocio tuvo tres ubicaciones, todas ellas alrededor de la Puerta del Sol: primero en la calle Alcalá (hasta 1857), luego en el número 5 de la misma Puerta del Sol (1860-1966) y, finalmente, en Arenal. Sin embargo, probablemente la copla hacía referencia a otro Café de Levante, quizás uno gaditano ya inexistente, puesto que el madrileño siempre se distinguió por su silencio y sus tertulias, fundamentalmente las literarias. No en vano, a causa de su tranquilidad, era frecuentado por militares retirados.
Cuando estuvo en Sol, el Café de Levante también alcanzó cierto prestigio gastronómico, gracias a la calidad de su bistec. Tampoco podemos olvidar que Manuel Fernández y González, de quien se decía que sus iniciales correspondían a "Mentiras Fabrico, y Gordas", escribió en este céntrico local la novela titulada El cocinero de Su Majestad, ambientada en tiempos del Felipe II.
Recorte en el Diario El Globo que demuestra que en Cádiz hubo un Café de Levante
(Gracias a Javier Osuna García y Rafael Román por su indispensable ayuda)
Volviendo a la copla, seguramente tenga razón Antonio Burgos, quien sostiene que el Café de Levante de La Zarzamora era producto de la imaginación de Rafael de León, como sucedió con La Bizcocha de La Lirio o la Taberna El Tres de Espadas de La Ruiseñora. "Tampoco en Chicote estaba la crema de la intelectualidad, sino del puterío", apostilla Burgos. Si la leyenda resulta más hermosa que la realidad, mejor contar la leyenda.
En Cai, tié la Bizcocha,
un café de marineros,
y en el café hay una niña
color de lirio moreno.
En la Taberna del Tres de Espadas
entre guitarras y anís de mora,
cómo cantaba de madrugada
por soleares La Ruiseñora.
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