sábado, 25 de enero de 2014

La fiera de mi niña


Continuamos analizando l´amour fou de François Hollande, ya conocido por todos como Follande. En el último capítulo, habíamos dejado a su mujer, la Rottweiler, ingresada en el hospital por un ataque de ira. Algunas fuentes apuntan que fue el propio Hollande, preocupado por su integridad física, quien indicó que le administraran a su señora un potente tranquilizante. Pues bien, madame Rottweiler ya está libre y ha decidido que este fin de semana se va a la India en un viaje de "carácter humanitario". ¿Humanitario porque así evita asesinar a su marido? ¿Quizás la Primera Dama aspira a alcanzar la paz budista o sencillamente simpatiza con este país donde los cornúpetas son considerados animales sagrados?
 
 
¿Y qué opina el Papa Francisco de su tocayo François? No lo sabemos con seguridad. Al parecer, el líder de la Iglesia católica ha recibido "con frialdad" a Follande, que este viernes ha visitado el Vaticano. Al finalizar el encuentro, el Pontífice ha sentenciado: "Dios perdona siempre. El hombre, a veces". Y madame Trierweiler ni de coña.
 
 
Últimamente, todo el mundo abandona a Flamby y se solidariza con la Primera Dama que, según ha comentado entre amigos, teme convertirse en una "sintecho" cuando se largue definitivamente del Elíseo. No hay de qué preocuparse, chérie Valérie, en la Puerta del Sol acogemos a todos los "indignados" y "okupas" del mundo. Siempre tendrás un hogar a la vera del oso y el madroño. Con De Gaulle estas cosas no pasaban.
 
 

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