El pasado jueves, se celebró en el Aula de Tauromaquia del CEU una curiosa charla sobre el léxico utilizado por los mayorales de bravo en Salamanca. El veterinario Juan José García y el investigador José Carlos de Torres fueron los encargados de ilustrarnos sobre esta riquísima cultura oral, transmitida de padres a hijos durante generaciones. Algunos de los mayorales que han participado en el estudio son Ricardo García, del Puerto de San Lorenzo; Fidel Rivas, de Atanasio Fernández; Pedro Tapias, el famoso "Zorro de Sepúlveda", Ángel Román e Ignacio González, vecinos de Retortillo; Juan Antonio Marcos, del Sierro; Valentín Perdigón, de Justo Nieto, y algunos más jóvenes.
A todos ellos se les preguntó qué es un mayoral, palabra existente en nuestros diccionarios desde el siglo XIV. La respuesta fue unánime: aquel que es consultado por el ganadero durante la tienta, es decir, el hombre de confianza del ganadero. ¿Y qué es la casta? La ascendencia brava, conocida y seleccionada mediante la tienta. Para los mayorales charros, existe una "casta buena", que es la nobleza, y una "casta mala", que es el genio. Un toro encastado sale al ruedo con salero y empuja hasta el final. El toro "de media casta", en cambio, es el morucho, teóricamente eliminado de las ganaderías de bravo, aunque en numerosas corridas comprobamos que aún subsiste en ciertas casas. ¿Y el toro bravo? El toro de lidia, con casta buena, que acomete. "La bravura es acometer a lo que se mueve, con muchos matices", respondió un mayoral. Finalmente, ¿qué es un toro manso? Uno flojo, tranquilo, tonto, que no se nota en el campo... Existe un nivel superior, el manso perdido, aquel que rehúye la pelea y desea escapar.
Para los mayorales más veteranos, trapío es un término moderno y prefieren la palabra "hechuras", que es la presencia del toro, "el total". Unos dicen que, cuanto más pequeños los pitones, más fuerza y más peligro.
Durante la conferencia, aprendimos muchas palabras de este habla popular que, desgraciadamente, jamás han sido registradas en los diccionarios. El TORO CARPINTERO es el que derrota. La VACA DE MALA CABEZA, la bronca, lo contrario de noble, y representa la pesadilla de los mayorales en el campo. El toro ENCARBAO o ACARBAO es aquel que se echa entre la tierra o la hierba para esconderse. TORNIJAR o ESTORNIJAR consiste en enterrar los pitones en el suelo. TURREAR es la emisión, por parte del toro, de sonidos prolongados. GALLERO es el toro que hace de hembra en la manada y se deja montar. El maricón, para que nos entendamos. Existe la creencia de que, si sobrevive, a causa de las lesiones óseas que suele sufrir en la cadera, sale bueno en la plaza. La vaca TORIONDA o LUNERA es aquélla que se encuentra en celo. El becerro ARTUÑADO es aquel que ha sido criado por una vaca que no es su madre natural. Es un becerro adoptado. Cuando una vaca está haciendo AMOJO, empieza a dar signos de proximidad al parto. Mientras que ESCARCAR consiste en arreglar las pezuñas de los toros. Una palabra más: el TORO FARINATO es aquel de color melocotón o colorado claro, en recuerdo del famoso embutido charro.
Ya son pocos los mayorales que viven en el campo, junto a sus toros, los 365 días del año y, al mismo tiempo, cada vez es más frecuente que los ganaderos contraten personal ucraniano, búlgaro, rumano o ecuatoriano. Por tanto, tristemente, al igual que sucede con ciertos encastes, todas estas palabras también se encuentran al borde de la extinción.
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