domingo, 3 de abril de 2016

El futuro de la Sevilla taurina

"Ladran, amigo Sancho, luego cabalgamos"


Sevilla fue taurina en el pasado, lo sigue siendo en el presente y continuará así en el futuro, a pesar de los ladridos de cien antitaurinos que exigen el fin de la Tauromaquia aprovechando el arranque de la Feria de Abril. Ni siquiera las arcas de las asociaciones ecologistas pueden borrar siglos de Historia de un plumazo. Sevilla es taurina desde que se puso toda amarilla, quebraíta de color, porque el río venía teñido con sangre de los Ortega... Y desde mucho antes, con su famoso matadero, forja de la tauromaquia a pie. Sevilla es responsable de genios como Juan Belmonte y Paco Camino; cuna de ganaderías bravas en la marisma y en la sierra, y vigía de La Maestranza. 


Bien es cierto que Sevilla a veces pierde el norte y cree haber encontrado a un nuevo Curro Romero en los toreros más insospechados, algunos con nombre de poetas del siglo XVI. O que se pega un chute de morantismo y se echa a dormir la siesta del fauno durante cinco días. Pero, pelillos a la mar, así es la rosa. Los antitaurinos tampoco entienden de esas cosas, tan sevillanas.


Y ahora -presente y futuro-, ojo con Sevilla, porque tiene un nuevo novillero que, éste sí, puede devolver las mieles a la afición de la Torre del Oro. Se llama Pablo Aguado y este domingo -mientras un puñado de aulladores clamaba frente al Palacio de San Telmo- ha debutado en Las Ventas, dejando una excelente impresión, de la que gusta a ambos lados de Despeñaperros: toreo clásico, puro, dando el pecho, cruzado y con desmayo al natural. La espada aún se le atraganta, pero tiempo al tiempo. De momento, ha dado una vuelta al ruedo en Madrid y, a buen seguro, la empresa ha apuntado su nombre para futuros carteles. A la espera de que suene el teléfono de sus apoderados, el 1 y 26 de mayo toreará en La Maestranza, para satisfacción de sus paisanos. Porque la Sevilla taurina tiene cuerda para rato. Tanta como manguera a Morante.