domingo, 30 de junio de 2013

Adolfo Martín en Soria: una corrida sepulcral

La alegría del toreo hecha carne, piedra y espíritu. Sábado Agés en Soria, día en el que las cuadrillas locales reparten entre los vecinos, la tajada fresca, es decir, un trozo del novillo muerto -y, por supuesto, lidiado- la víspera. ¿Y qué ganadería se anunciaba en Soria la tarde en que se subastan los despojos del toro durante un acto caótico y ancestral? Inevitablemente, Adolfo Martín. ¿Existe, acaso, una divisa que calme mejor la sed de la afición más primitiva y troglodita, anhelante del espectáculo bárbaro de siempre, aquel que repudió Eugenio Noel y que ha fascinado a la Humanidad durante siglos?  


Para cumplir el rito comme il faut, la corrida debería haberse celebrado en el claustro de San Juan de Duero, que es un falso cuadrado..., un octógono sepulcral inspirado en el Santo Sepulcro de Jerusalén. ¿Existe algo más sepulcral en el toreo que una corrida de Adolfo Martín para Diego Urdiales, Javier Castaño y Joselito Adame? Y, como Puerta Grande para los héroes, ¿qué mejor dintel que la fachada románica de Santo Domingo?


La liturgia comenzó a las seis de la tarde bajo un cielo limpio y del color del vestido de Urdiales, que fue el primero en regar con su sangre el Sábado Agés. Nunca hay que enfadar a los Dioses ni tampoco a los Santa Colomas, pues las malas lidias hacen que destapen su peor condición. Eso ocurrió con el Adolfo que abrió plaza que, tras meter la cara con infinita clase en el capote del riojano, varios pases desafortunados y un trasteo demasiado en las cercanías, ahogaron sus virtudes iniciales. En el ecuador de la faena, andaba pues el cárdeno orientado y deseoso de clavar el pitón. Y lo consiguió en el desarrollo de la suerte suprema, cuando Urdiales se perfilaba para entrar a matar quedando levemente destapado. Lo prendió certero en la ingle, sosteniéndolo en el aire unos dramáticos instantes, antes de caer al suelo donde, milagrosamente, no lo volvió a empitonar. Al de Arnedo lo metieron en la enfermería con una cornada de diez centímetros, menos grave de lo que se temió, mientras que Castaño se encargó de darle boleto al cárdeno.


Protagonizó Cataño los pasajes más épicos y emocionantes de la tarde durante la lidia del segundo y quinto toro. Este flaco segundo, el único mal presentado de la corrida, al que dejaron crudito en el caballo con un único puyazo, también desarrolló la listeza que caracteriza al encaste. Aguantó estoico el matador las frenadas a mitad del embroque y tragó paquete como sólo pueden hacer los hombres de sangre valiente. Con el quinto, muy reservón, también tragó quina. Cortó una oreja del primero de su lote y hubiera hecho lo mismo con su segundo si no llega a pinchar. Moralmente, el diestro salmantino abrió la Puerta Grande soriana, al igual que su cuadrilla, que volvió a dar una lección de torería que puso al público en pie. Todos anduvieron soberbios: Fernando Sánchez Muriel y Tito Sandoval a caballo, Marco Galán con el capote, y David Adalid y Fernando Sánchez con los palos.


Tras la cogida a Urdiales, Joselito Adame le tocó el Sábado Agés pechar con tres Adolfos (tercero, cuarto y sexto). Una ofrenda, quizás, demasiado pesada para cualquier mortal. A pesar de la dureza de su cometido, sorteó los mejores toros, con dos de nota: tercero y sexto. El mexicano fue de más a menos, valiente y enfrontilado en el transcurso de su primera faena, metiendo al cárdeno poco a poco en la canasta, ante el que ejecutó, previamente, unas estremecedoras chicuelinas. Digno también con el cuarto, y ahogado y perdido con el precioso sexto. De cualquier manera, como se comprobó en San Isidro, el talón de Aquiles de Adame es la espada, pues no metió ni un sólo estoconazo decente, una debilidad que también le privó en Soria de la salida a hombros. En las corridas sepulcrales la espada requiere estar más afilada que de costumbre o se corre el riesgo de que rueden cabezas.


El anuncio de los toros de Adolfo Martín congregó a unas 4.000 almas a orillas del Duero, casi tres cuartos de entrada en el coso de San Benito. Una vez más, la sangre derramada, injustificable e inexpicable ante la moral burocrática y uniforme de los tecnócratas de Bruselas, calmó el espíritu del pueblo, y los peregrinos, que llegaron desde todas las latitudes (Madrid, Zaragoza, Logroño...), se reconciliaron con su religión más íntima y casi con su razón de ser, tras vivir este Sábado Agés.  


sábado, 29 de junio de 2013

Mañanas de verano

Algunos días de fiesta religiosa, cuya celebración tenía resonancia particularmente local o familiar, fiestas que siempre caían durante el verano, salía el niño por la mañana, camino de la iglesia. Unas veces le llevaban a la catedral, otra más lejos, a algún barrio popular, nunca o raramente visitado, donde estaba la iglesia en cuestión, y en ocasiones hasta había que atravesar el río, cuya densa luminosidad verde parecía metal fundido entre las márgenes arcillosas.
 

Qué aire inusitado cobraba todo. Era primero lo de ir y volver en horas cuando ya comenzaba a apretar el calor, porque las salidas veraniegas acostumbradas se hacían al caer la tarde o a la noche. Luego lo de ir por las calles matinales, entoldadas unas, otras descubiertas hacia el cielo radiante, cuyo igual no encontraría después en parte alguna. Por último lo de mirar al paso y de cerca la actividad tranquila del barrio popular y del mercado.
 

Cuánta gracia tenían formas y colores en aquella atmósfera, que los esfumaba y suavizaba, quitándoles a unas dureza y a otros estridencias. Ya era el puesto de frutas (brevas, damascos, ciruelas), sobre las que imperaba la rotundidad verde oscuro de la sandía, abierta a veces mostrando adentro la frescura roja y blanca. O el puesto de cacharros de barro (búcaros, tallas, botellas), con tonos rosa o anaranjado en panzas y cuellos. O el de los dulces (dátiles, alfajores, yemas, turrones), que difundían un olor almendrado y meloso de relente oriental.
 

Pero siempre sobre todo aquello, color, movimiento, calor, luminosidad, flotaba un aire limpio y como no respirado por otros todavía, trayendo consigo también algo de aquella misma sensación de lo inusitado, de la sorpresa, que embargaba el alma del niño y despertaba en él un gozo callado, desinteresado y hondo. Un gozo que ni los de la inteligencia luego, ni siquiera los del sexo, pudieron igualar ni recordárselo.
 

Parecía como si sus sentidos, y a través de ellos su cuerpo, fueran instrumento tenso y propicio para que el mundo pulsara su melodía rara vez percibida. Pero al niño no se le antojaba extraño, aunque sí desusado, aquel don precioso de sentirse en acorde con la vida y que por eso mismo ésta le desbordara, transportándole y transmutándole. Estaba borracho de vida, y no lo sabía; estaba vivo como pocos, como sólo el poeta puede y sabe estarlo.
 
LUIS CERNUDA, de su libro "Ocnos".

jueves, 27 de junio de 2013

Pobres, pero perfumados

"Sólo duermo con unas gotas de Chanel Nº5" (Marilyn Monroe).


Tras la confesión de la actriz, que ya empezaba a despuntar como bomba sexual, los hombres norteamericanos hicieron cola en las tiendas para regalarle a sus novias un frasco del aroma creado por Ernest Beaux, perfumista de la familia real rusa, quien, según cuentan, se inspiró en el sol de medianoche del Círculo Polar Ártico. ¿Y eso a qué huele? Según parece a rosa, jazmín, azahar, sándalo y vainilla. Aún hoy, corre la leyenda de que se vende un frasco de Chanel Nº5 cada 30 segundos.


Precisamente, hace unas semanas leí que, el año pasado, el 61% de los españoles ha mantenido su gasto (entre 30 y 80 euros) en perfumes, mientras que sólo un 17% lo ha reducido. Incluso, un 10% de la población invierte más de 80 euros anuales en oler bien. Además, el 73% se declara "fiel" a su aroma habitual. Quizás por eso, la diseñadora Coco Chanel llegó a afirmar en una ocasión: "una mujer sin perfume es una mujer sin futuro". Es decir: somos un país de tiesos, pero bien perfumados.


Los hombres también se han apuntado al carro. Los perfumes siempre han sido un arma de seducción y, según la web Ashley Madison, los infieles los compran como estrategia clave para buscar amantes.

“En tus manos, un aroma,
que trasminaba como el clavel,
pero yo lo echaba broma,
porque era esclava de tu querer…”


A otros caballeros, menos inquietos, simplemente les gusta oler bien. Era el caso, por ejemplo, del Príncipe de Salina, que se aromatizaba con Lemon Juice de Atkinson cada vez que salía del baño, y después impregnaba su pañuelo con tres gotas de esencia de bergamota.

 
“El príncipe aun no había acabado de arreglarse, ordenó que le rogaran al señor alcalde que esperara un momento en el despacho y con toda tranquilidad continuó acicalándose. Se untó el cabello con el "lemo-liscio", el Lime-Juice de Atkinson, esa densa loción blancuzca que llegaba en cajas desde Londres…” (El Gatopardo).

Mi propio padre también es muy partidario de rociarse con cantidades ingentes de agua de colonia que mi madre y yo, previamente, le regalamos. Desgraciadamente, un verano, nos atormentó con un bote de lavanda que regalaban en el supermercado de la playa. Era el único miembro de la familia que ahuyentaba a los mosquitos de forma natural. Últimamente, mi madre le regala un perfume que huele a madera. Él parece contento: sólo desea que se trate de alguna madera noble y no pino. Lo de oler a pino le da mal fario.

 

miércoles, 26 de junio de 2013

Cada oreja con su pareja


¿Hay algo más triste que una oreja solitaria? Cada vez que leo un titular así, se me hace el corazón pedazos y comprendo que los presidentes concedan los apéndices a pares. Saquen sus pañuelos blancos. ¡No más orejas solitarias!
 
 
Y hablando de Perera... ¡qué escándalo! El domingo pasado le robaron una oreja en Alicante. ¿Qué digo una oreja? A tenor de la crónica publicada en Mundotoro, aquello debía de ser un orejón. Lean, lean:
 
"Y después de la estocada sólo un espectador juzgó que la obra era merecedora de una sola oreja, pero era el presidente. El mismo sujeto al que Morante le envió las gafas el pasado año. Que sigue sin usar, según parece... Incomprensible que un perturbado taurino, con el mismo criterio taurino que un esquimal aún siga subiendo al palco. Lamentable".
 

Las gafas de Morante
 
¡Orejas bermejas
y orejas doradas!...
¡Qué lío de orejas,
lectoras amadas!
¡Las orejas van,
vuelven y se agitan!...
¡A unos se las dan,
a otros se las quitan!...
¡A un guarda celoso,
detrás de una reja,
un oso furioso
le arrancó una oreja!
¡Al que bien torea
le ofrecen del toro
la orejil presea
modelada en oro!
¡Y, aunque os asombre,
también se regala
la oreja del hombre
a un Miura o a un Palha!
¡Tal moda no ceja
en actuales días!...
¡Todo es con oreja!...
(¡Cómo las judías!)
¡A este único tema,
mi querida Eulalia,
brindo este poema
llamado «Orejalia»
Sin el tono amargo,
sólo en los Madriles
tratamos de largo
temas orejiles.
Soporta las cargas
mi pueblo manolo,
y de orejas largas
se ocupa tan solo.
Pueblo que mantiene
tal moda, discurro
que algo, en verdad, tiene
de liebre o de burro.
(Luis de Tapia, 1927)

Una oreja solitaria en manos del Fandi

martes, 25 de junio de 2013

Oda al perro del mayoral

Da mil vueltas ladrando, y da mil vueltas
bramando, el perro y toro, cual sucede
al galgo y libre, cuando corre y huye,
que marros ella da, mas dale mate.
Así sucede aquí, que de la oreja
trabó con tal coraje y tal rabia
al toro, el fuerte alano, que de un sitio
no le dejó mover en cuarto y medio
(Juan Yagüe de Salas).


El domingo por la mañana a primera hora, antes de que el árido calor extremeño comenzara a asolar el campo, estaba el bueno de Félix embarcando una corrida cinqueña que iba a lidiarse para rejones en un pueblo perdido del Alentejo portugués.
 

Cuando el curtido mayoral, ya con sudor en la frente, llegó al último corral de Las Tiesas de Santa María, uno de los toros, con más de 600 kilos, se dio la vuelta en la manga y se arrancó con vehemencia hacia su fiel caballo, Bolero, al que le sacó las tripas de un desgarrón. Félix y el infeliz jamelgo cayeron de inmediato al suelo. El toro, un astigordo patasblancas de Monteviejo, aplastó al jinete contra la tierra tras elevarlo varios metros por el aire en una escalofriante voltereta que no terminaba de acabar. A continuación, dos angustiosos sonidos: primero, un golpe seco; después, el quejido de varias costillas fracturadas, una de ellas perforando el pulmón. Justo en ese instante, enfervorecido, el perro de Félix se interpuso entre el toro y su dueño, realizando un quite providencial que le salvó la vida. Victorino Martín aprovechó aquel segundo, en el que el toro comenzó a perseguir al astuto perro, para sacar del cercado a su mayoral.
 
Félix a caballo. Fotografías: Tierras Taurinas
 
El perro me pregunta
y no respondo.
Salta, corre en el campo y me pregunta
sin hablar
y sus ojos
son dos preguntas húmedas, dos llamas
líquidas que interrogan
y no respondo,
no respondo porque
no sé, no puedo nada.
A campo pleno vamos
hombre y perro.
[…] Es su frescura tierna,
la comunicación de su ternura,
y allí me preguntó
con sus dos ojos,
por qué es de día, por qué vendrá la noche,
por qué la primavera
no trajo en su canasta
nada
para perros errantes,
sino flores inútiles,
flores, flores y flores.
Y así pregunta
el perro
y no respondo.
Vamos
hombre y perro reunidos
por la mañana verde,
por la incitante soledad vacía
en que sólo nosotros
existimos,
esta unidad de perro con rocío
y el poeta del bosque,
porque no existe el pájaro escondido,
ni la secreta flor,
sino trino y aroma
para dos compañeros,
para dos cazadores compañeros:
un mundo humedecido
por las destilaciones de la noche,
un túnel verde y luego
una pradera,
una ráfaga de aire anaranjado,
el susurro de las raíces,
la vida caminando,
respirando, creciendo,
y la antigua amistad,
la dicha
de ser perro y ser hombre
convertida
en un solo animal
que camina moviendo
seis patas
y una cola
con rocío.
PABLO NERUDA
Si Paca Mora hubiera tenido un perro como el de Félix, a buen seguro su historia habría sido menos trágica.
Paca Mora va a caballo,
soñando alegre con un "te quiero",
y de pronto, igual que un rayo,
le sale un toro por el sendero.
Corrió el mayoral celoso,
a la defensa de su querer,
pero por pronto que quiso el mozo,
llegó la muerte primero que él.

lunes, 24 de junio de 2013

Miguel Poveda celebra 25 años de alternativa en Las Ventas


El reloj de la plaza de toros marcaba las diez y cuarto de la noche cuando empezó el concierto. Ya ni durante las corridas nocturnas de agosto nos dejan permanecer hasta esa seductora hora en Las Ventas. Quizás de ahí provenía aquel íntimo regocijo, alimentado por una luna casi llena y dos luceros perpendiculares al tendido 6 y 8. La faena de Poveda duró tres horas y media: hasta las dos menos cuarto no cayeron "Tres puñales" que, por fin, apuntillaron a este otoño intempestivo.
 

El cantaor de Badalona congregó el pasado sábado en Las Ventas del Espíritu Santo a casi 7.000 personas, una cifra que, en el mundo del flamenco, supone prácticamente un lleno de no hay billetes, aunque bajo el prisma de un avezado empresario taurino, la plaza sólo registró un tercio. Igual que durante una novillada de agosto. Miguel Poveda, por supuesto, no hizo el paseíllo solo, y contó en su cuadrilla con músicos de la categoría de Juan Gómez "Chicuelo" a la guitarra, Joan Albert Amargós al piano, Marcelo Mercadante al bandoneón y muchos más "ayudas", con "Londro" en los coros y "La Lupi" como bailaora y moza de espadas.
 

El largo trasteo, que festejaba 25 años de alternativa musical, fue irregular y de menos a más. Poveda, que a veces pecó de frío, no se desenvuelve en las suertes del tango o el bolero, sin embargo, borda los palos acompañados de guitarra, palmas y cajón, como esos tanguillos de "Triana, puente y aparte" o las bulerías y cantiñas que huelen a Cádiz. Sin olvidar un hermoso homenaje a capela a los cantaores antiguos, de Pepe Marchena a Antonio Mairena.
 

El toro que levantó la noche tenía la "Fina Estampa" de una grande: María Dolores Pradera, quien dijo con ironía que no eran horas para estar despierta: "tengo memoria, pero a estas horitas...". Con su señorío de otra época se ganó la Puerta Grande de Las Ventas mientras los tendidos la ovacionaban en pie. Junto con la vuelta al ruedo de la cuadrilla de Castaño, ha sido el momento más apoteósico de lo que llevamos de temporada.
 

Pero el público, que ya había entrado en calor, no quería escuchar más soleás, tientos ni mineras, ni más homenajes a los poetas del 27, a Chavela Vargas o a Camarón, ni más canciones del irrepetible Bambino, ni siquiera otro dúo con Carmen Linares, que de todo eso hubo. No. El pueblo, como siempre ha ocurrido, quería escuchar copla, y pedía enfervorecido "Ojos verdes" o "Los tres puñales" de Rafael de León. Entonó entonces Poveda fragmentos de "Carcelero", "Y sin embargo te quiero", "La bien pagá", "En el último minuto", "La senda del viento" y "A ciegas", desatando el entusiasmo popular. Y reconozco que me reconfortó comprobar cómo la copla, un género tan incomparablemente bello como agonizante por culpa de unos puñales que le habían dando muerte, resucitó a coro y de madrugada en Las Ventas.
 


Merci, Jos.
 
 

domingo, 23 de junio de 2013

Llega la escuela taurina "Rollito de Primavera"

Que los de mi tierra, los campogibraltareños, venimos al mundo con un tiro dado, no hay quien lo niegue. No sé si es por el levante, la droga, la cercanía con África o los humos de la refinería, pero estamos sonados desde el minuto uno. A pesar de que algunos emigramos por motivos laborales, la tara nos dura de por vida. La otra tarde, andaba mi hermana por una estación de servicio de Los Barrios y vio el siguiente cartel:

 
El torero linense Carlos Corbacho -que perdió una pierna tras herirse con el estoque en Valencia en 1963- ha organizado en la comarca una escuela de toreros chinos. Antes de que finalice 2013, desembarcará en Algeciras la primera promoción de maletillas hijos del Sol Naciente. Tras formarse en la zona con el maestro Francisco Ruiz Miguel -otro que le echa valor a la vida-, regresarán a China para montar plazas de toros en Pekín y Shanghái. Sobre la barrera del idioma, Ruiz Miguel lo tiene clarísimo: "Para enseñar a torear, tampoco es tan importante lo que dices, sino lo que haces". Efectivamente: las volteretas son universales, al igual que el viejo axioma de "o me quito yo o me quita el toro".
 

Corbacho sostiene que el futuro de la Fiesta se encuentra en Oriente, y parece que el episodio de Utrera le ha dado la razón. "Organizar corridas en Europa ya es imposible -afirma en una entrevista realizada por Iñaki Berazaluce-. En Sudamérica, cada día más difícil. Fíjate lo que ha pasado en Cataluña. En China, sin embargo, se comen a los perros y cuando gobierno diga adelante, ya no hay quien lo pare. Lo que tengo muy claro es que no voy a organizar corridas en China hasta que no haya toreros chinos".
 

El proyecto está saliendo a pedir de boca, ya que un empresario, chino y aficionado, ha prometido enviar a Algeciras, con todos los gastos pagados, una remesita de estudiantes de la universidad de Shanghái. Aunque, por el momento, ni Carlos Corbacho ni Ruiz Miguel han visitado Asia, creen que la filosofía oriental encaja a la perfección con el mundo del toro: "Los chinos son gente muy espabilada: en seguida se enteran de todo y aprenden muy rápido. Al chino le pasa como al japonés: imita a todo el mundo. Al igual que allí están haciendo flamenco, también pueden salir toreros". Desde luego, apuntan maneras: desde el año 2000, una cadena de televisión de Tianjin, en el nordeste del país, cosecha récords de audiencia con su programa taurino. El éxito ha sido tal que otras ciudades, entre ellas Pekín, han emitido su propio "Toros para todos". Como colofón, en 2004, el Yangpu Stadium de Shanghái albergó dos corridas con lleno de no hay billetes (10.000 localidades en total). En el cartel, José Ignacio Ramos, Guillermo Albán e Iván García con toros mexicanos de La Soledad. Al igual que en Portugal, los animales no fueron estoqueados en público, aunque sí se picaron y banderillearon.


Si el Circo del Sol taurino sale bien, Corbacho tampoco descarta criar toros bravos en China. Dice que ya tiene diseñado hasta el hierro (¿unos rollitos de primavera?). Seguiremos informando.


Más detalles (aunque no te enteras ni papa) en www.haztetorero.com. Otro día contaremos la historia del torero de Filadelfia John Fulton y de sus años como apoderado de Atsuhiro Shimoyama "El Niño del Sol Naciente".

sábado, 22 de junio de 2013

El primo español de Superman


Superman ha cumplido 75 años. Nació en la portada de Actions Comics, en la primavera de 1938, "inteligente como un genio, fuerte como un Hércules" y con el objetivo de convertirse en el "azote de los malhechores". En su primera viñeta, estampilló un coche verde. Así, para ir entrando en calor.

 
Pero en este 2013, no sólo Superman está de enhorabuena, también su primo español, el entrañable Superlópez, que cumple 40 años. Este castizo superhéroe nació en el planeta de Chitón y, tras caer en la Tierra -concretamente en Lérida- aún siendo un bebé, fue adoptado por la familia López, que le puso por nombre Juan. Juan López. Cuando López se hace adulto, además de dejarse un espeso bigote, entra a trabajar en una oficina de Barcelona y se echa por novia a la secretaria, Luisa Lanas. Para evadirse de la rutina, de vez en cuando se enfunda una especie de pijama azul, con una "S" en el pecho, una capa roja, y sale a sobrevolar la ciudad con el puño en forma de cuernos. Sin este traje, Superlópez no tiene poderes y se estrella sistemáticamente contra la acera.

 
"Superlópez es un vulgar y corriente superhéroe con todos los poderes, superpoderes y extrapoderes que los señores López sueñan poseer como contrapartida de sus diarias frustraciones. Es el mismo López, Gómez, Rodríguez, del colmado, del estanco, de la oficina, de la peluquería, etc... En suma, que Superlópez somos todos" (palabras de Jan, el dibujante de Superlópez).

 
Ni los poderes libran a Superlópez de los madrugones. Cada mañana, camino de la oficina, pide "un café con leche y un croissant" en la taquilla del autobús y "un billete de ida y vuelta" en la barra del bar. En estos casos, la viñeta termina con un clásico: "¡Cachis en la mar!". Luego, en la oficina, López se lía a hacer pajaritas de papel que inundan su despacho.

 
En la Barcelona de Superlópez resulta sencillo encontrar carteles como "No por mucho fumar amanece más temprano" o "Si os ofrecen chocolate decid que... ¡naranjas!". También es frecuente ver un ejército de petisos carambanales, seres diminutos y amarillos que se pasean por las aceras. Jan los describe como un producto ectoplásmico originado por la energía supermediúmnica de Superlópez. A veces, entre los petisos, también asoman Pulgarcito, Heidi, Pedro o Marco y su mono.


Hace unos veinte años, en las vacaciones de verano, mi hermana y yo devorábamos los tebeos de Superlópez bajo la sombrilla de la playa: "El señor de los chupetes", "¡Todos contra uno, uno contra todos!", "En el país de los juegos, el tuerto es el rey", "Los cerditos de Camprodón"... El mes pasado, entré en una tienda del centro de Madrid y, casualmente, encontré un ejemplar moderno, de 2010, titulado: "¡A toda crisis!". Me alegré de que Juan López siguiera vivo y con superpoderes, a pesar de que le han salido canas en las sienes. El tiempo también hace mella en los superhéroes... al menos, en los castizos.

 

jueves, 20 de junio de 2013

Con las trenzas de mi pelo negro, poquito a poco te voy sujetando

"El estilo de la Princesa siempre es elegante y sofisticado, pero Doña Letizia se superó con su look en la cena de gala ofrecida para el príncipe Naruhito de Japón. La princesa, que acudió con un vestido color maquillaje rosado y adornado con flores, sorprendió, aunque no por su vestimenta si no por su pelo. Letizia lucía una estilosa trenza deshecha que le daba un toque desenfadado y moderno" (Europa Press).


Influida por la delicadeza japonesa, Letizia, que suele llevar la melena al viento, ha sucumbido a la belleza eterna de la trenza. La que se hizo en honor de Naruhito, la más grácil de todas, tenía forma de espiga. En otra ocasión, la recuerdo con un moño bajo, bastante cursi, rematado con una trenza que le aportaba un aire medieval. Hace unos años, también se la vio con una trenza que le enmarcaba la frente, como una diadema.


Tradicionalmente, en la copla, las trenzas han sido soga y tormento para los hombres, sobre todo las tejidas con pelo endrino.

"Besó los negros zarcillos finos
que allí dejara cuando se fue.
Y aquellas trenzas de pelo endrino
que en otro tiempo cortó pa' él.

Cuando se marchaba, no intentó ni verla,
ni lanzó un quejío, ni le dijo adiós.
Entornó la puerta y, pa' no llamarla,
se clavó las uñas,
se clavó las uñas, en el corazón".
 
(La falsa monea)
 

"No sé que tiene mi pelo,
que a ti te lleva cautivo,
y es una soga en el cuello,
que no te deja vivir tranquilo.
Desde el día que tu a mi me vistes,
no hubo reposo para tu vida,
porque dices que tengo la cara,
como la madre que tanto querías.

Con las trenzas de mi pelo negro,
poquito a poquito te voy sujetando,
con las trenzas de mi pelo negro,
porque yo en silencio te voy despreciando.
Me camelas con ansia y locura,
por las noches me ves en tus sueños,
y enredando vas en la locura,
y en la amargura,
de las trenzas de mi pelo negro".

(Salvador Guerrero - Mis trenzas)


"Caminito de las Indias
un barco se va perdiendo.
La Lirio corta sus trenzas
con tijeritas de acero,
llenando el mar de suspiros
y el aire de juramentos,
mientras que, roto, en la playa
-veleta de amores muertos-,
clavando su desengaño
en la Rosa de los Vientos,
moreno de sal y luna,
llora y llora un marinero".
 
(Rafael de León - Romance de La Lirio)
 

Cada vez que la bruja quería subir a lo alto de la torre, se paraba bajo la ventana y gritaba: "¡Rapunzel, Rapunzel, lanza tu trenza! Rapunzel tenía un abundante cabello largo, dorado como el sol. Siempre que escuchaba el llamado de la bruja se soltaba el cabello, lo ataba en trenzas y lo dejaba caer al piso. Entonces la bruja trepaba por la trenza y se subía hasta la ventana.


Versión charra de Rapunzel