sábado, 29 de noviembre de 2014

Llueve


Noche cerrada, llueve menudito
en las losas de piedra;
por toda la calle
oscura y desierta
estallan las gotas
que caen de las tejas.
 
De las puertas por las cerraduras
hace pasar el aire su lamento.
Lejano, el eco ronco
del ladrido de un perro callejero.
 
En medio de la calle,
como hoja de acero, sangrienta,
una raya de luz ardiente y roja
sale de la taberna.
 
(Ramón Cabanillas)
 
 
Ramón Cabanillas nació en Cambados en 1876 y se le considera uno de los poetas más destacados de la literatura gallega. Falleció en 1959 y fue enterrado en la iglesia de Santo Domingo de Bonaval, en Santiago de Compostela.

jueves, 27 de noviembre de 2014

Lucien Camus: el primer hombre


Alzó los ojos. Por el cielo pálido pasaban lentamente pequeñas nubes blancas y grises y caía una luz leve que por momentos se apagaba. A su alrededor, en el vasto campo de los muertos, reinaba el silencio. Sólo llegaba un rumor sordo de la ciudad por encima de los altos muros. A veces una silueta negra pasaba por entre las tumbas lejanas […] Fue en ese momento cuando leyó sobre la lápida la fecha de nacimiento de su padre, percatándose entonces de haberla ignorado. Después leyó las dos fechas, "1885-1914", e hizo maquinalmente el cálculo: veintinueve años. De pronto le asaltó un pensamiento que lo sacudió incluso físicamente. Él tenía cuarenta. El hombre enterrado bajo esa lápida, y que había sido su padre, era más joven que él.


Y la ola de ternura y compasión que de golpe le colmó el corazón no era el movimiento del ánimo que lleva al hijo a recordar al padre desaparecido, sino la piedad conmovida que un hombre formado siente ante el niño injustamente asesinado, algo había ahí que escapaba al orden natural y, a decir verdad, ni siquiera tal orden existía, sino sólo locura y caos en el momento el que el hijo era más viejo que el padre. La sucesión misma del tiempo estallaba alrededor de él, inmóvil, entre esas tumbas que ya no veía, y los años no se ordenaban en ese gran río que fluye hacia su fin. Los años no eran más que estrépito, resaca y agitación […] Miraba las otras lápidas del entorno y reconocía por las fechas que ese suelo estaba sembrado de niños que habían sido los padres de los hombres encanecidos que creían estar vivos en ese momento. Porque él mismo creía estar vivo, se había hecho él solo, conocías sus fuerzas, su energía, hacía frente a la vida y era dueño de sí. Pero en el extraño vértigo de ese momento, la estatua que todo hombre termina por erigir y endurecer al fuego de los años para vaciarse en ella y esperar el desmoronamiento final, se resquebrajaba rápidamente, se derrumbaba. El viajero no era más que ese corazón angustiado, ávido de vivir, en rebeldía contra el orden mortal del mundo, que lo había acompañado durante cuarenta años y que latía siempre con la misma fuerza contra el muro que lo separaba del secreto de toda vida, queriendo ir más lejos, más allá, y saber, saber antes de morir, saber por fin para ser, una sola vez, un solo segundo, pero para siempre.


Volvía a ver su vida loca, valerosa, cobarde, obstinada y siempre orientada hacia ese objetivo del que ignoraba todo, y en verdad había transcurrido enteramente sin que él tratara de imaginar lo que podía haber sido un hombre que justamente le había dado esa vida para ir a morir poco después a una tierra desconocida, al otro lado de los mares. A los veintinueve años, ¿acaso él mismo no había sido frágil, doliente, tenso, voluntarioso, sensual, soñador, cínico y valiente? Sí, todo eso y muchas cosas más, alguien vivo, un hombre al fin, pero sin pensar nunca en el ser que allí desconocido que había pasado antes por la tierra donde él naciera, y que, según su madre, se le parecía y había muerto en el campo de honor. Sin embargo, ahora pensaba que ese secreto, lo que ávidamente había tratado de conocer a través de los libros y de los seres, tenía que ver con ese muerto, ese padre más joven, con todo lo que éste había sido y con un destino, y que él mismo había buscado muy lejos lo que estaba a su lado en el tiempo y en la sangre. 

Albert Camus (fragmento de sus memorias, recogidas en El primer hombre)


Aquel "primer hombre" de Albert Camus no era otro que su padre, Lucien Camus, agricultor que trabajaba en una finca vinícola en Argelia. Fue movilizado durante la Primera Guerra Mundial y mortalmente herido en la Batalla del Marne. Falleció hace ahora un siglo, solo, lejos de su familia, como tantos otros hombres de aquellos años, en el hospital de Saint-Brieuc. La familia Camus recibió la fatal noticia a través de un telegrama. De su padre, Albert sólo conservaba una fotografía. La historia no suele interesarse por los hombres humildes.

martes, 25 de noviembre de 2014

Te queremos, Nino


En las facultades de Comunicación e Información enseñan que el tema Thriller de Michael Jackson revolucionó la industria del videoclip en 1983. Mentira gorda. Quien marcó un antes y un después en la historia del videoclip fue nuestro Nino. Nino Bravo. Si no hubiera fallecido con 29 años en un accidente de tráfico, habría llegado a presidente de la MTV.
 
 
Te quiero, te quiero, compuesta por Augusto Algueró e interpretada por Nino, se convirtió en la canción del verano de 1969. Sin embargo, lo mejor de Te quiero, te quiero fue, sin discusión, su videoclip, rodado en el Paseo de Recoletos. De fondo, mientras Nino se enamora de todas las mujeres de Madrid -niñas, adolescentes, madres y ancianas-, despuntan los cimientos de las Torres de Colón, que se inauguraron en 1976 para albergar las oficinas de Rumasa.
 
 
En 1971, Nino sacó un disco homónimo, cuyo primer tema llevaba por título Puerta de amor, una versión de A street called Hope adaptada por Algueró. El artista valenciano volvió a sorprender en el videoclip haciendo el gamba en el parque.

 
La tercera joya llegó en 1972, con el lanzamiento del disco de baladas Un beso y una flor, quizá el más sentimental de Nino. También el más vendido. El videoclip del tema principal fue grabado, en color, en Palma de Mallorca. La chaqueta de ribetes combinada con la camisa de rayas de manga corta deberían ser analizadas en un número especial de Vogue.
 
 
Coda-. A las horas de publicar el post, recibo el siguiente mensaje de mi señor padre: "En el vídeo de Un beso y una flor no sé si se te ha escapado que comienza en la Cartuja de Valldemosa con un retrato de Chopin de fondo. Un pianista polaco romántico y tísico que le va como una pedrada en un ojo a la rebosante vitalidad del mozo de la chaqueta de ribetes y la camisa de manga corta... Resulta un poco chocante. Ahora bien, el dia que lo rodaron era soleado y el muchacho se tiene que quitar la chaqueta... Cuando Frederic y su amor vivieron allí , no paró de llover y hacía un frío de cojones. Y La tisis se rebrincó... El romanticismo con salud es más llevadero".

lunes, 24 de noviembre de 2014

Ay, trena, trenita, trena


"...Y sin que nadie la vea, rayando la madrugada, camino de la prisión, ojeras, dolor del alma, una cantaora busca los hierros que, como espadas, van a clavarse en su vida, la van a dejar marcada [...] Sevilla hubiese querido que todo en esta mañana fuera en el mismo escenario para no perderse nada, y haberse partido en dos: una mitad carcelaria llorando por Isabel su copla más desgarrada, y otra mitad plañidera llorándole a la de Alba. Le dé Dios descanso eterno a la grande Cayetana y que sea leve la cárcel que a la Pantoja arrebata. Porque por este noviembre con alumbrado de Pascua, se cante como se cante, hoy la copla sabe amarga".
 
El perverso de Antonio García Barbeito (21 de noviembre de 2014)
 
 
"Aquí tiene usted mis manos, señor Sargento Ramírez. Póngame usted los grilletes, cumpla usted con su deber". Lástima que esta copla no formara parte del repertorio de la Pantoja. La tonadillera se encuentra ya en la prisión de Alcalá de Guadaira y quizá engrose la nutrida lista de artistas que han cantado en prisiones, desde Los Chichos hasta Johnny Cash. Pido al cielo que los medios de comunicación dejen de llamarla "reina" o "diva" de la copla. Señoras de la copla han sido Juanita Reina, Concha Piquer, Marifé de Triana o Gracia Montes, pero no Isabel Pantoja. Para que nos entendamos: Paco Camino ha sido una figura del toreo y Francisco Rivera Ordóñez, un torero a secas. La copla también tiene su propio escalafón, que va más allá de gustos personales.

 
Sin embargo, es cierto que Isabel despierta simpatías y por eso muchos partidarios desean que la trena le resulte leve. Incluso que la liberen de inmediato. "Libertad para Pantoja", claman las redes sociales, lo que me recuerda aquel temazo de Los Calis -cuyos cassettes eran imprescindibles en cualquier gasolinera- titulado Libertad para ti.
 
Sé lo que piensan los presos
que están en la cárcel,
sé bien que es algo muy triste,
muy desagradable...
 
 
Los Chichos, por supuesto, también tenían su himno carcelario: El vaquilla, la historia de un buen muchacho que sólo vio lo malo y, al final, dependía de un simple carcelero. Como la Pantoja. ¡Con lo bonita qué es la libertad!
 

 
Y ya que hablamos de carceleros, otra zambra que la Pantoja debería incorporar a su repertorio de inmediato. Por Caracol. Qué desgracia perderse por culpita de los ojos de Julián Muñoz... Entran ganas de "ajogarlo". Ay, ¿por qué no abrirán ahora puertas y cerrojos? Ánimo, Isabel.
 
 
Al final, lo mejor es tirar por la calle de en medio. Que le pregunten a la Lola, que también tuvo sus problemillas con Hacienda.
 

sábado, 22 de noviembre de 2014

Las circunstancias del chocolate

"Yo soy yo y mi circunstancia..." (Ortega y Gasset)
 
En cierta ocasión leí que cada circunstancia en la vida exige una variedad distinta de chocolate. El autor sostenía que existían momentos "chocolate blanco", sosos y sin sorpresas; momentos "chocolate con leche", llenos de dulzor y ternura; y momentos "chocolate negro", fuertes, intensos y apasionantes, a veces amargos. En ocasiones, surgen imprevistos, como los tropezones de avellanas o almendras, que pueden sorprender y seducir, pero también desagradar. En una onza de chocolate, se esconde el aroma de viajes pasados, recuerdos de la infancia, promesas de felicidad.
 
 
A finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, cuando Europa aún no presentía el amargor de la Primera Guerra Mundial, el chocolate inspiró en Francia una maravillosa cartelería publicitaria.
 
Carteles de 1890 a 1911
 
Acertó aquel autor sobre las circunstancias de la vida y el chocolate porque, en 1921, tras la Gran Guerra, la publicidad de Grande-Trappe se volvió mucho más lúgubre. Los niños dejaron de comer tabletas de chocolate con leche.
 

jueves, 20 de noviembre de 2014

¡La de fatiguitas que habéis pasado los ricos!


Coincidieron una Feria de Abril Cayetana de Alba y Curro Romero. Entraron ambos en una caseta para comer pescaíto frito y se sentaron juntos. Llegaron los platos de pescaíto y la duquesa se tiró a los bichos con auténtico desenfreno. Según los asistentes, la señora no comía: devoraba. El Faraón de Camas, al contemplar aquella voracidad, exclamó: "¡La de fatiguitas que habéis pasado los ricos!". Dicen que, a aquellos que han vivido intensamente, hasta la muerte les sabe bien.
 
 
Una aristócrata, miembro de "la casta", ha sido más cercana, simpática y querida que muchos "plebeyos". Pablo Iglesias debe de estar pasando las de Caín, escuchando tantas palabras cariñosas dedicadas a la Duquesa de Alba.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Cuando las mujeres empezaron a llevar "minis" y pantalones (1960-1969)

Jacqueline Kennedy fue el ideal de la elegancia durante los primeros años de la década de los 60. Jackie fue una gran conocedora de la costura europea, pero como primera dama de Estados Unidos eligió al americano Oleg Cassini para diseñar su indumentaria. Se le conoció por sus trajes sencillos, sus vestidos de tubo, sus casquetes y sus sobrios pero elegantes vestidos de noche.

 
En la misma época, Audrey Hepburn tenía un estilo juvenil y sofisticado vestida por Hubert de Givenchy en su papel de Holly Golightly en Desayuno con diamantes. El "petite robe noire" había sido introducido por Chanel en 1926, pero la versión glamourosa de Givenchy inspiró el traje de cóctel para varias generaciones de mujeres.

 
La falda con vuelo de la década de 1950 seguía estando de moda, sin embargo, a mediados de los 60 Cardin y Balenciaga introdujeron nuevas formas que modernizaron la silueta femenina. Adré Courrèges lanzó una colección ultramoderna de temática espacial. Úrsula Andress, con un biquini blanco, y Sean Connery, con sus trajes entallados, marcaron tendencia en la primera película de James Bond, 007 contra el Dr. No, de 1962.

 
La moda de la década, como la política, cambió drásticamente su rumbo en 1965. La modelo Jean Shrimpton impresionó a los espectadores del Victoria Derby en Melbourne (Australia) al aparecer con falda corta y sin guantes. Mientras, los 3.500 marines recién llegados a Vietnam señalaban el comienzo oficial de un conflicto que pronto dividiría a la nación. Ese mismo año, se fundó la Organización Nacional para la Mujer en Estados Unidos y el musical Hair debutó en Broadway. Twiggy, con su delgadez y su corte de pelo andrógino, comenzó su carrera de modelo en Londres como la cara del "Swinging Look" y la diseñadora inglesa Mary Quant introdujo las faldas que llegaban a unos 15 centímetros por encima de la rodilla en una boutique londinense, Bazaar.

 
La película de 1965 Doctor Zhivago inició una tendencia de moda rusa en la que las mujeres se ponían grandes abrigos tres cuartos, sombreros de piel y botas militares, que pasaría sin transición a las tendencias gitanas y renacentistas. Los peinados femeninos ahuecados y con las puntas hacia fuera dieron pie a estilos más largos y naturales. Por otro lado, los hombres jóvenes optaron por llevar el pelo más largo y dejarse crecer el pelo facial.

 
Si bien la segunda parte de la década estuvo dominada por un mercado juvenil y una moda inspirada en la calle, los grandes diseñadores continuaban redefiniendo el mercado de lujo. En 1966, Yves Saint Laurent, protegido y sucesor de Christian Dior, introdujo "Le Smoking", es decir, el corte de esmoquin para señora, al que pronto seguiría su colección safari. Sus populares trajes facilitaron la liberación de las mujeres, que ahora llevaban pantalones, y muy a gusto.

Anuncios de moda en la década de 1960-1969:

lunes, 17 de noviembre de 2014

"El Farina de Las Ventas" o "El morito Juan"


Nació en el barrio de Ventas, muy cerca de la plaza de toros, y se llamaba José Luis Cantero Rada. De crío, solía hacer pellas porque prefería pasar el día imitando a su artista favorito, el gran cantaor Rafael Farina. Vino amargo, Las campanas de Linares, Mi Salamanca, Dinero y riquezas y La senda del viento formaban el repertorio de aquel niño nacido en el turbulento Madrid de 1937. En el barrio lo llamaban "El Farina de Las Ventas". Con veintipocos años, superadas la Guerra Civil y la postguerra, el joven José Luis se ganaba la vida "apatrullando la ciudad" como taxista, llevando en su coche a la mismísima Ava Gardner. También haciendo trabajillos de jardinería y repartiendo fruta a domicilio. Con el dinero que iba ganando, grababa sus propios discos de copla, que vendía en el Rastro los domingos por la mañana. Como su pasión por el cante no se saciaba, también participaba en concursos radiofónicos y actuaba en las fiestas de los alrededores. Con el tiempo, aquel apodo de "El Farina de Las Ventas" se acortó, convirtiéndose en "El Fary".  
 
 
José Luis Cantero Rada "El Fary" tomó la alternativa musical en Pozoblanco, cuando entró en el cartel sustituyendo a Pepe Blanco. Poco después, Antonio Molina lo contrató en una gira que duró dos meses. Coincidiendo con el final de la dictadura, en 1975, grabó su primer disco oficial, Ritmo caló, aunque la popularidad llegó en la década de los 80, gracias a la canción Torito guapo.

 
Aquel artista entrañable, tremendamente aficionado a los toros, fue, además, uno de los pioneros del "videoclip" en España, con su interpretación de El morito Juan. Ataviado con una chilaba y un fez rojo, "El Fary" nos trasladó magistralmente a Tánger para confesar que era un moro moderno, amante de las mujeres, las discotecas y los cubatas.
 
Yo soy un moro de Tánger y me quiero presentar:
hombre que pasa de todo, me llaman el moro Juan.
Tengo 33 mujeres como si fuera un sultán,
para completar las 40, necesito siete más.
 

sábado, 15 de noviembre de 2014

Solteros de nacimiento


Los chinos han inventado el "Día del Soltero", dedicado a los célibes vocacionales. Este antídoto contra San Valentín se celebra cada 11 de noviembre (11/11), jornada que los solteros aprovechan para auto-regalarse cosas... porque buey suelto bien se lame. Con el gen de la soltería se nace, igual que se viene al mundo alto, bajo, moreno o rubio. Se nace soltero, aunque algunos, desgraciadamente, descubren esta particularidad demasiado tarde, con uno o dos divorcios a la espalda.
 
¿Qué dirán estos chinos...?
 
El refranero español, que es sabio, nos enseña que "cada uno en su casa y Dios en la de todos". Tengo un amigo que, cada vez que una mujer intenta convencerle para que abandone la soltería y el nido materno, las trompetas del Séptimo de Caballería resuenan en su cabeza. Otro conocido aficionado a los toros, cuando comparte tendido con alguna fémina, suele emplear la frase de: "Señora, cállese, que no veo". Ciertos hombres, más prácticos, son capaces de soportar estoicamente la verborrea femenina con el exclusivo propósito de pasar la noche acompañados. El poeta Luis Alberto de Cuenca buscaba una mujer sorda, mientras que otros caballeros las prefieren mudas.
 
 
En otro tiempo hubieras empleado la noche
en hablarle de libros y de viejas películas.
Pero ya eres mayor. Ahora sabes que a ellas
les aburren los tipos llenos de nombres propios,
que tu bachillerato les tiene sin cuidado.
De modo que le dejas tomar la iniciativa,
desconectas y finges que escuchas sus historias,
que invariablemente -recuerdas de otras veces-
versan sobre el amor, los viajes, la dietética,
su familia, el verano, la buena forma física,
el más allá, las drogas y el arte postmodemo.
De cuando en cuando asientes, recorriendo sus ojos
con los tuyos, rozando levemente sus muslos,
y elevas a los cielos una angustiosa súplica
para que aquella farsa termine cuanto antes.
Pasarán, sin embargo, todavía unas horas
hasta que, ebria y afónica, se abandone en tus brazos
y obtengas la victoria pírrica de su cuerpo,
que, pese a los asertos de tres o cuatro amigos,
será muy poca cosa. Y, cuando esté dormida,
saldrás roto a la calle en busca de una taza
de café gigantesca, maldiciendo las copas
que arruinaron tu hígado en la estúpida noche
y pensando que, al cabo, merece más la pena
no comerse una rosca y hablarles de tus libros,
amargarles la vida con Shakespeare y con Griffith.
O buscarse una sorda para que nada falte.
 
(Luis Alberto de Cuenca)
 
"Una mujer con la que me gustaría casarme:
adoro leer en la cama"
 
Las mujeres también celebran el Día del Soltero, porque ya no existen "solteronas" sino eternas "chicas de oro". Más vale vestir santos que desvertir vagos, inútiles, enmadrados y borrachos.

jueves, 13 de noviembre de 2014

La nave del olvido


En la década de los 60, España experimentó un fuerte crecimiento económico gracias al buen trabajo de los tecnócratas que aprobaron el Plan de Estabilización de 1959. El desarrollo del país también impulsó el turismo de sol y playa. Durante la dictadura franquista, se declararon varias Zonas de Interés Turístico Nacional y se construyeron rutilantes urbanizaciones en la costa. Pronto, Barajas quedó pequeño. A principios de los 60, más de un millón de viajeros pasaron por el aeropuerto madrileño, una cifra que desbordó las previsiones y obligó a ampliar el número de pistas y terminales.
 
Azafatas de Iberia
 
A finales de los 60, Lola Flores y el Pescaílla grabaron un inaudito videoclip del tema La nave del olvido, cantado a ritmo de rumba, donde se muestra cómo era Barajas por aquellos años. El Pescaílla recorre media terminal con la guitarra como único equipaje. Al final de la canción, desde la pista de aterrizaje, Lola, con vestido de flecos y melena al viento, grita desesperada "¡Espera, espera!" mientras el avión de su amado despega, quién sabe a dónde.
 

 
Afortunadamente, en Barajas no todo eran despedidas. Por aquellos años, también llegaba gente, gente nueva, como las suecas, que tanto entusiasmaban a José Luis López Vázquez. Las liberadas turistas extranjeras venían a España en "vuelos chárter" con las maletas llenas de bikinis y minifaldas. En la Semana Santa de 1965, un resignado Manuel Fraga declaró: "En España hay más bikinis que nazarenos".
 


martes, 11 de noviembre de 2014

Givenchy... ¡torero!


El conde Hubert de Givenchy nació en Beauvais, un municipio francés situado en la región de la Picardía, muy al norte del país. Sin embargo, el maestro del diseño mantuvo cierta vinculación con la cultura española en general, y con la tauromaquia en particular. Amigo y discípulo de otro genio, Cristóbal Balenciaga, Givenchy tiene creaciones profundamente inspiradas en la fiesta de los toros, como puede comprobarse en la exquisita retrospectiva que ha presentado el Museo Thyssen.

 
Casualmente, con Monsieur Hubert retirado de la firma desde 1995, la casa Givenchy fichó al torero José María Manzanares junior para la campaña primavera/verano de 2013. Todo un horror, por cierto. Con razón, Hubert de Givenchy, un auténtico gentleman, declaró recientemente que la pasarela de ahora es muy vulgar. "Balenciaga es mi religión. Me apoyó y me asesoró. Era una excelente persona", afirmó en una ocasión.
 
 
"Nací el 20 de febrero de 1927 en Beauvais, localidad de la Picardía que es famosa por su magnífica catedral y también por sus tapices, ligados a la Manufactura de los Gobelinos. Mi abuelo materno, Jules Badin, administrador de la Manufactura de Tapices de Beauvais,  era un gran coleccionista no sólo de muebles y otros objetos sino también de trajes antiguos y telas preciosas, como los bordados que atesoraba entre sus piezas. Tuve por este motivo el gran privilegio de crecer rodeado de cosas bellas, algo que influyó sin duda en mi futura vocación. Cuando sacaba buenas notas en el colegio, como premio me dejaba acceder a esos tesoros, tocarlos un poco, admirarlos y así soñar...
 
 
Decidí que un día sería modisto debido a la admiración que me producía el corte impecable, la elegancia y la modernidad de las creaciones de Cristóbal Balenciaga. Tuve la gran oportunidad de entrar a trabajar con Jacques Fath, diseñador joven y de gran talento, y un año más tarde continué mi formación con Robert Piguet. Por entonces conocí a Christian Dior, que estaba preparando la apertura de su propia casa, y me propuso que trabajara con él más adelante. Mientras tanto, hice un breve stage en la firma de Lucien Lelong y después me ocupé de la tienda de la diseñadora Elsa Schiaparelli. Esta última experiencia me reafírmó en la idea de hacer una línea propia y de abrir mi propia casa de moda con esa nueva fórmula de un prèt-à-porter de lujo. Decliné así la invitación del Sr. Dior y su generosa propuesta de trabajar con él.
 
 
En 1952 nacía la Maison Givenchy con una primera colección a la que llamé Separates, que fue presentada por las más bellas modelos de París. A mi lado, Bettina Graziani se ocupó con gran entusiasmo de la prensa y el acontecimiento fue todo un éxito, aunque creo que mi fórmula era demasiado nueva para la época [...] Dos figuras icónicas me ayudaron desde el principio a crear la Maison Givenchy. Una fue Jackie Kennedy Onassis, y la otra, claro está, Audrey Hepburn. Ambas me dieron su confianza. Hubo a partir de entonces muchas clientas americanas que querían parecerse a aquellas dos mujeres excepcionales.
 
 
Vestir a la Sra. Kennedy en su viaje oficial a Francia, en el que apareció junto al General De Gaulle, supuso un gran éxito para nuestra casa. La juventud, la belleza y el encanto de la Sra. Kennedy pedían la imagen de un estilo sencillo, despojado de artificios y elegante como era ella misma. Con su aspecto más juvenil, y con un estilo distinto tanto por su encanto como por su marcada personalidad, Audrey Hepburn hizo también mucho por el éxito de nuestra firma. Durante años, Audrey me pidió que la vistiera en películas suyas, como Sabrina, Desayuno con diamantes, Una cara con ángel y muchas otras, con lo que fue creciendo nuestra amistad. Y la alegría de trabajar juntos nos fue deparando momentos inolvidables.
 
 
En 1995 decidí que había llegado la hora de retirarme. Además, los tiempos habían cambiado. Fue una decisión que me produciría una gran nostalgia, pero sé que fue acertada. Mis sueños infantiles se habían cumplido".
 
Hubert de Givenchy (septiembre 2014)