lunes, 30 de septiembre de 2013

Todo a media luz

 
¡¡Apaguen la luz!! No dejen encendida ni la lámpara de la mesilla de noche. El 1 de octubre vuelven a subirnos la electricidad un 3,1%. Por fortuna, en esta absurda moda por todo lo vintage (ahora lo llaman así, en vez de viejo o antiguo), se llevan de nuevo las velas. La candelería se considera muy "in" y, según los expertos, dan un toque tremendamente "chic" a cualquier rincón.
 

Georges de La Tour

Francis Coates Jones

Jean-Baptiste Santerre

Peter Ilsted

Theodor Grust

Adolph Von Menzel

Los días del futuro están delante de nosotros
como una hilera de velas encendidas
-velas doradas, cálidas, y vivas.
Quedan atrás los días ya pasados,
una triste línea de veles apagadas;
las más cercanas aún despiden humo,
velas frías, derretidas, y dobladas.
No quiero verlas; sus formas me apenan,
y me apena recordar su luz primera.
Miro adelante mis velas encendidas.
No quiero volverme, para no verlas y temblar,
cuán rápido la línea oscura crece,
cuán rápido aumentan las velas apagadas.
(Constantino Cavafis)

sábado, 28 de septiembre de 2013

Toros y pestiños enmelados

"La miel es la epopeya del amor" (Federico García Lorca)


Una noticia me ha conmovido esta semana. Según publica Aplausos.es, la miel es el mejor remedio curativo para los toros indultados. Sin ir más lejos, Velero, de Domingo Hernández, a quien Juli salvó la vida en Arles, o Valenciano, de San Mateo, auxiliado por Ponce, han sido, literalmente, enmelados. Miel sobre miel. Más azúcar a lo que ya es dulce. Es decir, entripado garantizado.


Dulcísima. Dulce. Este es tu adjetivo.
Dulce como los vientres de las hembras.
Dulce como los ojos de los niños.
Dulce como las sombras de la noche.
Dulce como una voz. O como un lirio.


En su Canto de la miel, Lorca olvidó un último verso: "Dulce como un toro indultado". Imagino a los veterinarios, igual que la abeja Maya, untando de miel a los toros como si estos fueran pestiños. Y un pestiño pesado, cuando se atora en la garganta, causa estragos.


La corrida de toros será, a partir de ahora, una eterna luna de miel, cristalina y pura como la voz de Gloria Lasso. Por cierto, hablando sobre amor y viajes de novios, no me resisto a contarles una anécdota acaecida el pasado mes de julio en un Parque Nacional de Montana. Una joven de 22 años, en plena luna de miel, arrojó por un acantilado a su flamante marido. Poco después descubrieron que la novia estaba enamorada de otro y decidió deshacerse, sin posibilidad de indulto, de su antigua pareja. Pueden leer todos los detalles aquí.

jueves, 26 de septiembre de 2013

La retirada de un torero


Rafael Rodríguez Domínguez, "El volcán de Aguascalientes", fue un matador de toros mexicano nacido en 1929. Se presentó en Las Ventas el 16 de mayo de 1951, tarde en la que hizo el paseíllo acompañado por Pepe Luis Vázquez y Manuel González. El toro de la confirmación de alternativa, "Guitarrero", llevaba la divisa de Felipe Bartolomé. Se despidió de los ruedos veinte años más tarde, en 1971, con una encerrona en su ciudad natal, Aguascalientes.

 
Corría el año de 1971, era abril, y en casa sólo había una plática, se despide Rafael Rodríguez “El Volcán de Aguascalientes”,  el día 26 y lo hace al  encerrarse  con seis imponentes TOROS…  de la Punta […] Cuando se realizó el paseíllo, aquello fue la locura porque la gente exclamó un ahhh… de aclamación con una emoción retenida en el aliento como si quisieran retener al torero y hacerlo cambiar de idea en sus deseos de dejar la actividad de matador de toros. Hubo gritos de “No te vayas Volcán”, “Suerte torero”, en fin, de todo pasaba en esos momentos cuando salió a saludar al tercio y la gente le aplaudía a rabiar.

Los detalles de la lidia no me quedan muy claros, sólo recuerdo que mató un encierro majestuoso de La Punta y que uno de ellos dio una vuelta de campana en el centro del anillo, pero lo que no olvido, fue cuando dio la vuelta con los trofeos al compás de Las Golondrinas. Me contagié de la emoción del momento y lloré, como los adultos también lloran, con la cara y el ceño fruncido y dejando salir una lágrima de emoción, tristeza y alegría. Para muchos era un orgullo poder estar viendo la despedida del ídolo, para otros  la tristeza de un final lleno de gloria y triunfos, que quizá no vuelvan a repetirse en otro torero. Pero era el destino final de un hombre que en el año de 1948 tomó la decisión de ser TORERO, si un TORERO en toda la extensión de la palabra, que había cumplido sus sueños y ahora podía retirarse tranquilo, con la frente en alto y el orgullo muy profundo de haber sido siempre un gran profesional del toreo.
 
Imagen de la despedida del Volcán

Rafael Rodríguez, a pesar de proceder de una familia humilde, fue un hombre muy culto gracias a su curiosidad y extraordinaria fuerza de voluntad. Los aficionados hidrocálidos no sólo recuerdan sus triunfos en el ruedo, sino también sus escritos, poesías, declamaciones y conferencias públicas. Fue célebre una charla que pronunció el 28 de abril de 1991 en la Casa de la Cultura de Aguascalientes. Sobre su despedida de los ruedos, Rafael Rodríguez dijo lo siguiente:
 
Cuando crucé por última vez la puerta de una plaza de toros hacia la calle, era otro totalmente. ¿Dónde iba a quedar mi traje de luceros? ¿Dónde las ilusiones? ¿Quién era yo? ¿Un desempleado? ¿Qué sabía yo hacer? o ¿Qué podía yo hacer. ¿Qué compromisos tenía con la vida y con la sociedad?

Hoy mi vida transcurre lenta y suave como agua que recorre el arroyuelo y de su cristalino recorrer emanan, viven y afloran los recuerdos. Recuerdos de existencia placentera. Recuerdos de gloria y de sonetos. A sus aguas se asoman las estrellas, quiebran su luz hasta llegar al lecho de aquél arroyuelo que retrata la digna majestad del toro negro. Diamantino fulgor sobre sus astas; amplio, severo y arrogante el pecho. Suave su paso sobre la campiña, hondo bramar de su paso lento. ¡Cuán lejos de has ido de mi vida! ¡Cuánto te añoro aún, cuánto te quiero! No importan mis carnes desgarradas, ni mi sangre regada sobre el ruedo, ni tampoco las tardes de desdicha, ni tristeza que hiera mi recuerdo.

 ¡Cuán lejos te apartas día tras día, mas no se vivir sin ti... Sé que no puedo!
 

Escribo hoy sobre la despedida del Volcán de Aguascalientes porque me levanto del asiento cada vez que un periodista se refiere a un matador retirado como "ex torero". No, señores. Torero se nace y se muere. En este mundo, por fortuna o desgracia, nadie da ni quita un carnet. Para sus partidarios, un matador retirado es, si cabe, aún más majestuoso que estando en activo.

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Farewell to you, indian summer

Tutto ricominciò con un'estate indiana...
 
 
Vivimos las últimas horas del "verano indio" ("indian summer"), una expresión anglosajona que describe los primeros días del otoño, cuando aún luce el sol y la temperatura continúa siendo veraniega. En España bautizamos este fenómeno como "veranillo de San Miguel" (festividad que se celebra el 29 de septiembre), "veranillo de San Martín" (11 de noviembre) o "veranillo del membrillo". Lo del membrillo está claro porque, durante estos días, se recolecta el fruto ya amarillo, símbolo del amor y la fecundidad en la Grecia Clásica. No en vano, los recién casados debían comer uno antes de entrar en la habitación nupcial. "Por el veranillo de San Miguel están los frutos como la miel".
 
 
Sin embargo, el origen histórico del término "indian summer" resulta confuso. La teoría más poética asegura que proviene de la expresión "indian giver" (algo así como "el indio que da"), refiriéndose a alguien que regala algo pero que después lo exige de vuelta. Por ello, la temperatura veraniega durante los primeros días del otoño es sólo un regalo pasajero de algún indio tornadizo. Con razón, otro refrán popular reza: "indio comido, indio ido".
 
 
Summer, you old indian summer,
You´re the tear that comes after june-times laughter,
You see so many dreams that don't come true,
Dreams we fashioned when summertime was new.


Cantaba melancólico Sinatra: "verano, tú, viejo verano indio, eres el rasguño que viene tras las risas de junio, ves tantos sueños que no se han hecho realidad, sueños que forjamos cuando el verano era nuevo". Farewell to you, indian summer.
 
 

martes, 24 de septiembre de 2013

El templo del pecado

 
Hace casi un siglo, a finales de 1913, Carlos Gardel y el uruguayo José Razzano se presentaron, extraoficialmente, en el Armenonville, "El Armenón", para los amigos y clientes habituales durante las noches bonaerenses. Nacía así una leyenda del tango y de los cabarets de lujo. A los porteños les gustaba describir este local situado en la avenida Alvear y Tagle como "el templo del pecado".  


Razzano y Gardel
 
"El 28 de diciembre de 1913 Francisco Taurel, hombre de grandes recursos, amigo de  políticos importantes, los invita a cantar [a Razzano y Gardel] en una reunión privada en casa de Madame Jeannette.  En la madrugada del 29 de diciembre la farra seguiría en un prestigioso reducto de la noche porteña, El Armenonville.  Este importante salón tomaba su nombre de un local similar del Bois de Boulogne de París.  Era un edificio de dos plantas rodeado de jardines.  En la planta baja estaba el salón principal de baile, con mesas y un pequeño escenario.  Arriba había alcobas y cuartos privados, donde Francisco Taurel y sus invitados continuaron la farra.  Lógicamente Gardel y Razzano eran quienes amenizaban la reunión con sus interpretaciones.  El entusiasta canto de los jóvenes atrajo a una pequeña multitud que los aplaudía. Entre ellos se encontraba un pionero de la aviación argentina, Jorge Newbery".
 
El bandoneonista Juan Maglio 'Pacho' se contaba entre los más íntimos amigos de los propietarios del local y por eso tituló "Armenonville" a uno de sus tangos.


Apenas los dueños -Carlos Bonifacio Lanzavecchia y Manuel Loreiro- habían hecho una oferta de 70 pesos por noche al dúo Gardel-Razzano, los artistas mantuvieron la siguiente conversación:
 
- Carlos, me ofrecieron 70 pesos.
- Por mes no es mucho. Pregúntale, a lo mejor es por quincena.
- La oferta es por día, Carlos; con comida y propinas incluidas.
- ¡Por esa guita también lavamos los platos!
 
La terraza del Armenón y clientes bailando tango
 
Con esta anécdota protagonizada por El Oriental y El Morocho del Abasto, comenzó una carrera musical que duró doce años, hasta que un problema en las cuerdas vocales impidió la continuación de Razzano, voz de tenor perfectamente afinada, mientras que Gardel hacía de barítono. En el Armenonville no sólo se cantaba tango, sino que también se bailaba y se paladeaba una exquisita comida francesa acompañada por excelentes vinos y champán llegado desde Europa. En los carteles publicitarios de la época -los afiches- destacaban la confitería y cocina de primer orden, la entrada para autos y carruaje y la hermosa terraza con jardín, cuajado de farolillos, flores y con olor a orquídeas frescas. El edificio constaba, además, de un gran chalet de estilo inglés, con un salón de baile en la planta baja, tapizado de espejos y coronado por una imponente lámpara de araña. También en 1913, en la orquesta del Armenón debutó Roberto Firpo, que hizo del piano el instrumento conductor. Allí estrenó su tango más famoso, "Alma de bohemio". 
 
En lunfardo, garufa significa "hombre que gusta de la diversión y la fiesta"
 
Como buen templo del pecado, en este cabaret de inspiración parisina no podían faltar los reservados, trastiendas del placer, que creaban una especie de "garçonnière" de lujo (une garçonnière est un petit appartement, généralement un studio, occupé par un homme marié, qui l'utilise pour retrouver ses maîtresses à l'insu de son épouse). Allí, los ciudadanos de clase alta y "decente" podían disfrutar del tango, género obsceno y prohibido, procedente de los arrabales, sin recurrir a la clandestinidad.
 
"Porque hay algo que te vende, yo no sé si es la mirada,
la manera de sentarte, de mirar, de estar parada
o ese cuerpo acostumbrado a las pilchas de percal.
Ese cuerpo que hoy te marca los compases tentadores
del canyengue de algún tango en los brazos de algún gil,
mientras triunfa tu silueta y tu traje de colores,
entre el humo de los puros y el champán de Armenonville"
 
El tango "Margot" fue compuesto en 1921 por Celedonio Flores (letra), José Ricardo y Carlos Gardel (música). Por esas fechas, las luces del Armenonville empezaban a apagarse. El templo del pecado bonaerense, en su apogeo, apenas duró una década... ¡pero qué década, che!

lunes, 23 de septiembre de 2013

Por lo que serás en el desorden de la muerte

Por el recuerdo de esa breve felicidad ya olvidada
y que fuera alimento de tantos años sin nombre.
Por tu voz de ronca madreperla.
Por tus noches por las que pasa la vida
en un galope de sangre y sueño
Por lo que eres ahora para mí.
Por lo que serás en el desorden de la muerte.
Por eso te guardo a mi lado
como la sombra de una ilusoria esperanza.
 

Para Álvaro Mutis, el otoño era la estación preferida de los conversos: "Detrás del cobrizo manto de las hojas, bajo el oro que comienzan a taladrar invisibles gusanos, mensajeros del invierno y el olvido, es más fácil sobrevivir a las nuevas obligaciones que agobian a los recién llegados a una fresca teología. Hay que desconfiar de la serenidad con que estas hojas esperan su inevitable caída, su vocación de polvo y nada. Ellas pueden permanecer aún unos instantes para testimoniar la inconmovible condición del tiempo; la derrota final de los más altos destinos de verdura y sazón".
 
 
El creador de Maqroll el Gaviero nos dejó a las puertas del otoño. Estaba escrito como un presagio inexorable.  Recuerdo cuando mi padre llegó a casa una mañana de verano y colocó encima de la mesa un libro de Mutis para que lo leyera durante las vacaciones. Yo aún iba al colegio y, desde entonces, Maqroll se convirtió en un leal y errante compañero de viaje.
 
Que te acoja la muerte
con todos tus sueños intactos.
Al retorno de una furiosa adolescencia,
al comienzo de las vacaciones que nunca te dieron,
te distinguirá la muerte con su primer aviso.
Te abrirá los ojos a sus grandes aguas,
te iniciará en su constante brisa de otro mundo.
La muerte se confundirá con tus sueños
y en ellos reconocerá los signos
que antaño fuera dejando,
como un cazador que a su regreso
reconoce sus marcas en la brecha.
 
 
Quizás porque se crió en una finca cafetera de Tolima -que en apache significa "nube"-, tan fértil como el imaginario Macondo, los poemas de Mutis huelen a tierra recién mojada.


Esta noche ha vuelto la lluvia sobre los cafetales.
Sobre las hojas de plátano,
sobre las altas ramas de los cámbulos,
ha vuelto a llover esta noche un agua persistente y vastísima
que crece las acequias y comienza a henchir los ríos
que gimen con su nocturna carga de lodos vegetales.
La lluvia sobre el zinc de los tejados
canta su presencia y me aleja del sueño
hasta dejarme en un crecer de las aguas sin sosiego,
en la noche fresquísima que chorrea
por entre la bóveda de los cafetos
y escurre por el enfermo tronco de los balsos gigantes.
Ahora, de repente, en mitad de la noche
ha regresado la lluvia sobre los cafetales
y entre el vocerío vegetal de las aguas
me llega la intacta materia de otros días
salvada del ajeno trabajo de los años.
 

El espíritu de Mutis, que ha muerto con 90 años en México D.F., lejos de los húmedos cañeros colombianos de su infancia, se resumía en la siguiente máxima: "A mayor lucidez, mayor desesperanza y, a mayor desesperanza, mayor posibilidad de ser lúcido". Por ello, cada poema suyo era como un lento naufragio en un océano denso. Si hubo batallas en la playa, desde luego, jamás las ganamos. "El hombre nada sabe de estos callados combates".
 
Vine a llamarte
a los acantilados.
Lancé tu nombre
y sólo el mar me respondió
desde la leche instantánea
y voraz de sus espumas.
Por el desorden recurrente
de las aguas cruza tu nombre
como un pez que se debate y huye
hacia la vasta lejanía.
Hacia un horizonte
de menta y sombra,
viaja tu nombre
rodando por el mar del verano.
Con la noche que llega
regresan la soledad y su cortejo
de sueños funerales.


Todos tuvimos el deseo de llamarte hoy, en esta grieta matinal que fue la noticia de tu muerte, Mutis, pero tú ya no respondiste desde el umbral del otoño. Sólo escuchamos el eco de la desesperanza y, tal vez, muy a lo lejos, el rugido de un mar morado, ciego y desordenado. Descanse en paz, marino con vocación de penumbra.
 
 
Si oyes correr el agua en las acequias,
su manso sueño pasar entre penumbras y musgos,
con el apagado sonido de algo
que tiende a demorarse en la sombra vegetal.
Si tienes suerte y preservas ese instante
con el temblor de los helechos que no cesa,
con el atónito limo que se debate
en el cauce inmutable y siempre en viaje.
Si tienes la paciencia del guijarro,
su voz callada, su gris acento sin aristas,
y aguardas hasta que la luz haga su entrada,
es bueno que sepas que allí van a llamarte
con un nombre nunca antes pronunciado.
Toda la ardua armonía del mundo
es probable que entonces te sea revelada,
pero sólo por esta vez.
¿Sabrás, acaso, descifrarla en el rumor del agua
que se evade sin remedio y para siempre?

domingo, 22 de septiembre de 2013

Chaplin and the original comedy bullfight


El mismo año en que D.W. Griffith revolucionó el lenguaje cinematográfico con El nacimiento de una nación (1915), Charles Chaplin miraba hacia España. Así, a raíz del éxito popular de la ópera Carmen, rodó su personal parodia: Burlesque on Carmen, protagonizada por él mismo y Edna Purviance en el papel de la gitana cigarrera. Al ser una película muda, la música de Bizet, por supuesto, ocupó la totalidad de la banda sonora.
 
 
En el cartel anunciador, "the Carmen dancing girls, the spanish jazz band" y, sobre todo, "the original comedy bullfight" acaparaban toda la atención. Podríamos afirmar, por tanto, que Charlot, de una forma quizás peculiar, coqueteó con el mundo del toro. Existe un dibujo, de hecho, en el que se le ve arrollado por una vaquilla.
 
 
En YouTube, que es una mina, han colgado la primera versión de la película, la de 1915. Un año después, la productora decidió ampliar el metraje (de dos bobinas a cuatro), despertando la ira de Chaplin.
 
 

sábado, 21 de septiembre de 2013

¿Pero es que queda alguien que aún pida una taza de café con leche?


Nunca el café había estado tan de moda. La archiconocida frase de "a relaxing cup of café con leche" -quizás fruto del azar o una premeditada estrategia publicitaria- se ha impreso ya sobre tazas, camisetas y tiras cómicas, emborrona varias pizarras de todo el país y ha dado pie a un perfil de Twitter.
 
 
Sin embargo, desde que nacieron las cafeteras de cápsulas, tomar café produce cualquier reacción excepto la calma. Decantarse por un sabor ya provoca un auténtico dilema vital. ¿Qué elegir? ¿Un Dulsão do Brasil? ¿Un Rosabaya de Colombia? ¿Un Espresso Arpeggio? ¿Un Indriya from India? ¡El quebradero de cabeza de las capsulitas es mortal! Casi imperceptiblemente, el café solo, el cortado o el manchado han sido expulsados de nuestras vidas.
 
 
Mucho peor son los maceteros de café que sirven en el Starbucks. Últimamente, a las celebrities norteamericanas les gusta dejarse ver por la calle con un tanque de Frappuccino en la mano.
 
 
Así que nada de "relaxing cup". Eso es de antiguos. Para los Juegos Olímpicos de Madrid 2040, ya pueden estar actualizando el eslogan. Quién nos iba a decir que, no hace tanto, este país sólo conocía la achicoria y el torrefacto. ¿Qué habría pensado doña Rosa, en La Colmena de Cela, con esta proliferación de cafés?
 
 


La dueña da media vuelta y va hacia el mostrador. La cafetera niquelada borbotea pariendo sin cesar tazas de café exprés, mientras la registradora de cobriza antigüedad suena constantemente. Algunos camareros de caras fláccidas, tristonas, amarillas, esperan, embutidos en sus trasnochados smokings, con el borde de la bandeja apoyada sobre el mármol, a que el encargado les dé las consumiciones y las doradas y plateadas chapitas de las vueltas. El encargado cuelga el teléfono y reparte lo que le piden.
-¿Conque otra vez hablando por ahí, como si no hubiera nada que hacer?
-Es que estaba pidiendo más leche, señorita. 

-¡Sí, más leche! ¿Cuánta han traído esta mañana?
-Como siempre, señorita: sesenta.

-¿Y no ha habido bastante?
-No, parece que no va a llegar.
-Pues, hijo, ¡ni que estuviésemos en la Maternidad! ¿Cuánta has pedido?
-Veinte más.
-¿Y no sobrará?
-No creo.
-¿Cómo "no creo"? ¡Nos ha merengao! ¿Y si sobra, di?
-No, no sobrará. ¡Vamos, digo yo!
-Sí, "digo yo", como siempre, "digo yo", eso es muy cómodo. ¿Y si sobra?
-No, ya verá como no ha de sobrar. Mire usted cómo está el salón.
-Sí, claro, cómo está el salón, cómo está el salón. Eso se dice muy pronto. ¡Porque soy honrada y doy bien, que si no ya verías a donde se iban todos! ¡Pues menudos son!
Los camareros, mirando para el suelo, procuran pasar inadvertidos.
-Y vosotros, a ver si os alegráis. ¡Hay muchos cafés solos en esas bandejas! ¿Es que no sabe la gente que hay suizos, y mojicones, y torteles? No, ¡si ya lo sé! ¡Si sois capaces de no decir nada! Lo que quisierais es que me viera en la miseria, vendiendo los cuarenta iguales. ¡Pero os reventáis! Ya sé yo con quienes me juego la tela. ¡Estáis buenos! Anda, vamos, mover las piernas y pedir a cualquier santo que no se me suba la sangre a la cabeza.
Varias relaxing cups para ellos y ellas