miércoles, 11 de septiembre de 2013

La Odisea de Homero en el siglo XXI

"¡Ay, ay, cómo culpan los mortales a los dioses!, pues de nosotros, dicen, proceden los males. Pero también ellos por su estupidez soportan dolores más allá de lo que les corresponde", dijo Zeus en el Olimpo.
 
 
Como puede comprobarse en este pasaje de La Odisea, echarle la culpa al vecino y no asumir la responsabilidad individual es una práctica que viene practicándose desde el siglo VIII antes de Cristo. Se trata de la arraigada filosofía del "pío, pío, yo no he sido", cimiento de nuestro actual sistema democrático. Quizás este fuera el motivo del malhumorado carácter de Zeus, que se empeñó en ponerle mil zancadillas a Ulises durante su regreso a Ítaca.
 
Hasta el domingo 22 de septiembre, Rafael Álvarez "El Brujo" repasa en el Teatro Alcázar de Madrid la obra maestra de Homero y su influencia en el siglo XXI. Gracias a la genialidad del actor de Lucena, caemos en la cuenta, por ejemplo, de por qué todos los puticlubs de carretera se llaman "Calipso".
 
 
"Agotado y sucio, el naufrago [Ulises] llega a una isla. Una mujer preciosa acude a socorrerlo. Es la ninfa Calipso. El propio nombre de la ninfa explica lo que hace Calipso. Viene del verbo kalýptein, ocultar. La isla está tan lejos del mundo que parece que está fuera de él. Sus habitantes están ocultos a todos. Calipso le recoge, le lava y cura sus heridas dulcemente. Ulises se deja hacer. Calipso lo retiene en aquella isla alejada del mundo durante muchos años. Le ama y aspira a conservarle eternamente. Desde el Olimpo, Atenea la protectora de Ulises, observa a la pareja. Acude a su padre y le dice que ya va siendo hora de que Ulises regrese a su casa. Ulises mientras tanto, llora desconsolado pensando en su hogar. Cuando llega Calipso esconde sus lágrimas. A pesar de todo, la diosa se da cuenta.
 
- Si te quedas conmigo te ofrezco la inmortalidad.
- Deseo volver a mi hogar, a Ítaca.
- ¿Es Penélope mejor que yo?
- Claro que no. Tú eres una diosa. Eres mucho mejor que ella. Pero Penélope es mi hogar, es mi vida.
Calipso se rinde. Entre los dos construyen una barca para que Ulises emprenda su viaje de vuelta.  Calipso le ve alejarse, desde la playa".

Según "El Brujo", la promiscuidad de las mujeres ha sido la causa de todas las desgracias de la Humanidad, de todas las guerras, de todas las crisis económicas. Desde Helena de Troya en adelante, no ha habido excepción. Pero también, y quizás por ello, el hombre, desde la Grecia arcaica, se ha caracterizado por su resistencia, por su capacidad para resistir ante las veleidades desencadenadas por señoras adúlteras. "Las muy putas", dice "El Brujo", que también regala bellas palabras a Angela Merkel (no podemos asegurar que la canciller sea infiel, pero sí que representa el caballo de Atila contemporáneo, sobre todo para los griegos).  
 
"En tanto que agitaba esto en su mente y en su corazón, salió Helena de su perfumada estancia de elevado techo semejante a Afrodita, la de rueca de oro […] Así dijo, y la argiva Helena ordenó a las esclavas colocar camas bajo el pórtico y disponer hermosas mantas de púrpura, extender por encima colchas y sobre ellas ropas de lana para cubrirse. Así que salieron de la sala sosteniendo antorchas en sus manos y prepararon las camas. Y un heraldo condujo a los huéspedes. Acostáronse allí mismo, en el vestíbulo de la casa, el héroe Telémaco y el ilustre hijo de Néstor. El Atrida durmió en el interior del magnífico palacio y Helena, de largo pelo, se acostó junto a él, la divina entre las mujeres".
 
 
Si tienen tiempo, les recomiendo que se acerquen al Teatro Alcázar para conocer el resto de esta historia narrada por un juglar brillante que, ya hace muchos años, nos enamoró con su papel de "Búfalo" en Juncal.
 
 

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