jueves, 31 de diciembre de 2015

Por un bravo 2016

Comenzó el 2015 con un robo. El de mi bolso. En la calle Argensola, me lo birlaron enterito. Eso fue justo el día después de Reyes. Después, el año me ha devuelto, y con intereses, lo que me robaron. Además, dice un viejo refrán que "sin puta y ladrón, no hay generación". Así pues, el 2015 ha salido como las grandes faenas: de menos a más... gracias, por supuesto, no a los ladrones, sino a la gente con la que he ido tropezando, desde la más noble a la más golfa. Lo importante, como en los toros, es tener buen fondo. A fin de cuentas, "el mundo entero es una enorme plaza de toros donde el que no torea, embiste. Esto es todo. Dos inmensos bandos: manadas de toros y muchedumbres de toreros, y en consecuencia, es una lucha por nuestra propia vida la que nos obliga a torear [...] Es el pueblo el que quiere ser torero porque quiere vivir, es el que quiere torear porque quiere hacer milagros. Son sucesos que suelen registrar los poetas". Bien lo explicó Ignacio.

Gracias a todos por formar parte del año que termina, y mucha salud y alegría para el que está a las puertas.

martes, 22 de diciembre de 2015

Tócame


Tócame... y no precisamente la lotería, aunque hoy es el sorteo de Navidad. En 1980, Dolores Vargas "La Terremoto" hizo que el termómetro de los estudios de Televisión Española aumentara varios grados con su interpretación de Tócame. Look egipcio, coreografía sensual y patadas al aire complementaban una letra que dejaba claros los deseos de la artista. A tocar se ha dicho.


Pero para toqueteos, los de Sara Montiel quien, en la Nochevieja de 1976, puso a los españolitos de la Transición en pie de guerra. ¿Quién dijo que en España, a causa del franquismo, nos quedamos sin nuestro particular Je t'aime moi non plus? El genial realizador Valerio Lazarov se encargó de compensar semejante falta en el imaginario erótico nacional con el Touch me (es decir, "tócame") de la musa de Campo de Criptana. Un inglés macarrónico disimulado con jadeos, esplendor en la hierba, baños de espuma y un vistoso salto de cama.


Así, ¿cómo no va a tocar?

lunes, 21 de diciembre de 2015

Te vi bailar bajo la lluvia


A veces, es necesario que pasen los meses para distinguir los mejores momentos del año. La perspectiva del tiempo despierta emociones que la inmediatez anestesia. Estos "instantes camuflados" suelen estar marcados por sentimientos comunes: la alegría, la libertad o la placidez. Dicha mezcla se produjo una mañana de finales de agosto, en Isla Canela. Bajamos a la playa a pesar de que por el poniente se aproximaba una tormenta. Nunca pensamos que llovería con tanta rabia. Antes de que comenzase el aguacero, dejamos nuestra ropa debajo de la sombrilla y fuimos a pasear por la bajamar. La tromba nos sorprendió en mitad del mar. Llovía con tanta fuerza que la arena desapareció por completo y nuestros pies chapotearon entre el agua dulce y salada. No había un alma a nuestro alrededor. Fue una de esas ocasiones en las que piensas "de perdidos, al río", en las que te calas hasta los huesos y te importa un pepino. Entonces nos metimos en el mar y nadamos hasta que la tormenta de Portugal continuó su camino hacia el este. Cuando salimos del agua, lucía un sol espléndido que lo secó todo: la arena, las hamacas, las toallas, la ropa empapada bajo la sombrilla. No he visto llover tanto desde aquella mañana. Tampoco he vuelto a ver un cielo como aquel atardecer, después de la tormenta. Son momentos que llegan de improviso y nunca vuelven... celajes que echas de menos durante todo un año.


sábado, 19 de diciembre de 2015

Siente un pobre a su mesa... pero jamás un taurino


Tras su cruzada contra la Escuela Taurina de Madrid y, a continuación, contra los conductores de la capital, Manuela Carmena ha anunciado su obra benéfica del año: sentar un pobre a su mesa. En este caso, varios. La alcaldesa ha cedido el Patio de Cristal del Palacio de Cibeles para acoger una cena de Nochebuena para 200 comensales, todos sin hogar. No obstante, Carmena ya ha anunciado que sólo podrá asistir "un rato"; lo justo para comer un canapé y que la prensa le saque la foto de rigor. ¿No recuerda esta rocambolesca historia al Plácido de Berlanga y Azcona? Aquella sátira de 1961 sobre algunas prácticas de caridad cristiana que, en realidad, destapaba la mezquindad y la hipocresía de una sociedad acomodada. 


Paradójicamente, fue Franco el inventor del "siente un pobre a su mesa por Navidad", una campaña del régimen, aparentemente inocente, donde Berlanga olió la necesidad de la burguesía por limpiar su conciencia (sí, Carmena, Franco fue el ideólogo). El arranque de la película no puede ser más genial: en una ciudad de provincias, por Nochebuena, la empresa "Ollas Cocinex" patrocina una subasta de pobres a la que acuden artistas de Madrid. Cada familia postora se lleva su pobre a cenar a casa.

Pedrés con Juan Luis Buñuel

Ese mismo año de 1961, mientras se rodaba Plácido, estalló el escándalo de Viridiana, la película de Luis Buñuel premiada con la Palma de Oro en el Festival de Cannes y censurada en España hasta 1977. ¿Cómo cruzó la frontera Viridiana hasta llegar a Francia, sorteando el férreo control franquista? Nueva sorpresa, Carmena: sucedió en un coche de cuadrillas. Un matador de toros, con sus banderilleros y picadores, jodieron, y bien, al Generalísimo. Se trataba del coche de Pedrés. Lo contaba así, tiempo después, Juan Luis Buñuel, hijo del cineasta: "Yo, con Do­mingo Dominguín y un torero que se llamaba Pedrés, me llevé los negativos en tren hasta Barcelona. Y allí, en una camione­ta con Pedrés, tres toreros y un picador, puse los negati­vos atrás, los cubrí con los capotes y salimos de España. Así que saqué el negativo debajo de unos capotes de torero y fui­mos a Lunel. Tengo hasta fotos. Fue un viaje muy interesante, y al día siguiente llevé los negativos por tren hasta París".


Pues ya ve, doña Manuela: por un lado, el Generalísimo se le adelantó con las "campañas solidarias" y, por otro, unos toreros fueron los causantes de uno de los mayores escándalos de la censura franquista. Lo que cambia la película cuando se estudia un poco. Ojalá sus amigos de Podemos se lleven un soberano batacazo en las Elecciones Generales. Que le aproveche la cena, alcaldesa. 

Carmena y la leche Pascual con calcio

lunes, 14 de diciembre de 2015

Los "sísifos" del toreo


Dice Antonio Ferrera que quiere matar seis victorinos en la Feria de Abril. Con semejante apuesta sobre el tapete, vuelve el guerrero de las 36 cornadas. Todo o nada. Acaba de recibir el alta definitiva tras fracturarse el brazo derecho el pasado mes de junio -lo que le obligó a cortar la temporada- y es consciente de que la partida comienza desde cero. Durante su convalecencia, otros matadores le han tomado la delantera en la ruleta de los carteles. Rafaelillo, sin ir más lejos. El toreo es implacable -a veces injusto- y el menor tropiezo se paga con el ostracismo o el olvido. De hecho, Ferrera no es el único "exiliado" de la temporada 2015. 

A causa de una mala tarde -la desafortunada encerrona del Domingo de Ramos en Las Ventas-, tanto detractores como partidarios hicieron de Fandiño un auténtico proscrito. Él, que encarna mejor que nadie el mito de Sísifo, también vuelve a empujar su pesada carga desde el pie de la montaña. Por otros motivos -dos espeluznantes cornadas a las que sobrevivió milagrosamente-, Jiménez Fortes es otro diestro que "renace" en 2016; sin olvidar a David Mora, quien, a partir de Fallas, retoma una lucha que quedó truncada en el San Isidro de 2014. 

Por cornadas físicas o morales, estos cuatro matadores reciben al próximo año bajo los sones de Begin the Beguine. Volver a empezar. Su mérito es inconmensurable y su cometido, aún mayor: encarnar la grandeza  -y la crudeza- del toreo como recientemente hizo Padilla. Por justicia, la afición no debe mostrarse cicatera con su inminente destino, pues incluso los valientes merecen magnanimidad de vez en cuando. Ya lo escribió Camus: "No hay castigo más terrible que el trabajo inútil y sin esperanza". Suerte y gratitud, pues, para los "sísifos" del toreo. 


"Se ha comprendido ya que Sísifo es el héroe absurdo. Lo es tanto por sus pasiones como por su tormento. Su desprecio de los dioses, su odio a la muerte y su apasionamiento por la vida le valieron ese suplicio indecible en el que todo el ser se dedica a no acabar nada. Es el precio que hay que pagar por las pasiones de esta tierra. No se nos dice nada sobre Sísifo en los infiernos. Los mitos están hechos para que la imaginación los anime. Con respecto a éste, lo único que se ve es todo el esfuerzo de un cuerpo tenso para levantar la enorme piedra, hacerla rodar y ayudarla a subir una pendiente cien veces recorrida; se ve el rostro crispado, la mejilla pegada a la piedra, la ayuda de un hombro que recibe la masa cubierta de arcilla, de un pie que la calza, la tensión de los brazos, la seguridad enteramente humana de dos manos llenas de tierra. Al final de ese largo esfuerzo, medido por el espacio sin cielo y el tiempo sin profundidad, se alcanza la meta. Sísifo ve entonces cómo la piedra desciende en algunos instantes hacia ese mundo inferior desde el que habrá de volver a subirla hasta las cimas, y baja de nuevo a la llanura" (Albert Camus, El mito de Sísifo).

viernes, 11 de diciembre de 2015

Grises


Hay ojos a los que les falta el color. Ni son verdes, ni pardos, ni azules. Son, quizá, grises. El poema de Rafael Salazar los comparaba con piedras, con espejos empañados, con cuevas guardando traición.

Ni son verdes, verdes,
ni son negros, negros.
Tus ojos malditos no tienen color,
ni pardo de tierra, ni azules de cielo,
ni grises de humo, ni rosa de flor.


La Paquera de Jerez y Bambino cantaban al frío de unos ojos grises, que eran de color acero, enloquecedores. 

Cuando sentí el frío de tus ojos grises,
los míos ya fueron dos barcos sin faro,
que adentro del alma me echaron raíces,
volviéndome loca, tus ojitos claros.


Y los poetas, como Constantino Cavafis, también dedicaron versos a unos hermosos -y generalmente, tristes- ojos grises.

Mirando un ópalo medio gris
recordé dos hermosos ojos grises
que vi: hará unos veinte años...

Por un mes nos amamos.
después se marchó, creo que para Esmirna,
a trabajar allí, y no nos vimos más.
Se habrán afeado -si vive- aquellos ojos grises;
se habrá arruinado el bello rostro.
Memoria mía, guárdalos tú como eran.
Y lo que puedas, memoria, de ese amor mío,
lo que puedas tráemelo esta noche.


Ojos grises, generalmente invernales, como el tiempo que comienza... Allí, donde termina tu mirada empieza el frío (Karmelo Iribarren).

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Las batallas se ganan con ejércitos cansados

"El mando y señorío es de aquellos que vencieron la batalla" 
(Jenofonte)

Foto de Ignacio Pereletegui

El general cartaginés Aníbal Barca -considerado como uno de los más grandes estrategas de la Historia- sostenía que las batallas se ganaban con ejércitos cansados. También heridos. Porque es en los momentos de debilidad donde los auténticos guerreros sacan fuerza de flaqueza. Y eso ha sucedido con David Mora: tras sufrir una cornada en Las Ventas que casi le cuesta la vida y que, tras múltiples intervenciones quirúrgicas, se saldó con una lesión en el nervio femoral que le dejó parcialmente paralizada la pierna izquierda, el torero de Borox ha vuelto a tentar en el campo, preparando su impensado regreso a los ruedos a comienzos de la próxima temporada. El epílogo de su titánica lucha tendrá lugar en Valencia, durante la Feria de Fallas, donde, a buen seguro, una atronadora ovación sonará en su honor al finalizar el paseíllo. Después vendrán Arles, Madrid...  y lo que le depare el toro y el destino. Así es la vida del torero: un constante vaivén entre el sacrificio y la recompensa, entre el revés y el triunfo, entre la vida y la muerte.

Foto de Juan Pelegrín

El cansancio y el desánimo no han minado el espíritu de David Mora durante estos casi dos años de rehabilitación. Al contrario, siempre luchó por recuperar la movilidad de la pierna y volver a enfundarse el traje de luces. Contra todo pronóstico, ha ganado su propia batalla, escribiendo una historia que bien pudiera ser incluida en los libros sobre dioses y héroes. Incluso Ulises tuvo que esperar veinte años hasta poder regresar a Ítaca... Agotado, y cuando todos lo daban por muerto, volvió a casa.


"Cuando emprendas tu viaje a Ítaca
pide que el camino sea largo
[...] Ten siempre a Ítaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino"
(Constantino Cavafis)