miércoles, 30 de abril de 2014

Aquí te espero, amor, por las veredas

Nos despedimos de abril, mes en que la espiga comienza a relucir...
 

I
 
Aquí tienes, amor, tu antiguo huerto,
con su doblada hilera de granados,
que abril dejó de verde coronados
y junio con sus flores ha cubierto.
 
Y donde en flor segura y fruto incierto
se muestran los olivos blanqueados,
y van al amarillo los sembrados,
y al calor las gayombas se han abierto.
 
Aquí te espero, amor, por las veredas
que no vienen ni van a parte alguna
sino a aquel corazón en donde habitan,
 
y donde aun sin venir siempre te quedas,
y haces mi soledad tan oportuna,
que la paz y el silencio la visitan.
 
 
II
 
En este olivarillo de la loma
que apenas tiene sombra, apena flores
que ilustren su pobreza con colores
o alegren su silencio con aroma,
 
y que devuelven en fruto cuanto toma
de la tierra, y nos da con sus sudores
aceite, que en dorados resplandores
la dura oscuridad reduce y doma;
 
en este olivarillo, mi consuelo
me vino, sin saber cómo ni cuándo,
mientras iba por él entretenido;
 
no sé si es de la tierra o si es del cielo;
sólo sé que lo siento aquí alentando,
y el corazón lo tiene por latido.
 
José Antonio Muñoz Rojas
(Abril del alma, 1942-1943)

martes, 29 de abril de 2014

El tren de Colmenar

"Ocurrió en 1903 una circunstancia que cambió la vida de Colmenar de Oreja en todos los sentidos, también en el taurino, que fue la inauguración y apertura al público del tramo de ferrocarril que aún quedaba pendiente de tender entre Chinchón y Colmenar de Oreja. La empresa que explotaba la línea con dos salidas diarias desde Colmenar a Madrid, era la Compañía de Ferrocarril del Tajuña.
 

La existencia de una conexión directa entre Madrid y Colmenar de Oreja hacía posible que todas las mercancías, las materias primas y productos extraídos, fabricados o elaborados en Colmenar de Oreja pudieran transportarse a la capital de una manera más rápida, barata y segura, si bien hundió al gremio de los carreteros y a las empresas de diligencias, como la de Frascuelo, que hasta entonces eran los encargados de los transportes de mercancías y viajeros.
 

Ambas pinturas son de Ulpiano Checha

Este tren hizo también posible que muchos aficionados de Madrid, Chinchón, Morata o Arganda, pudieran desplazarse más cómoda y rápidamente hasta Colmenar para asistir a las corridas de novillos o de toros. Y la compañía que explotaba la línea no dudaba en anunciar las fiestas de Colmenar de Oreja en la prensa para ofrecer trenes especiales desde Madrid:
 

Los días 3 y 4 del actual se celebrarán en Colmenar de Oreja las populares fiestas del Cristo con procesiones, corridas de toros y funciones teatrales. Para comodidad del público, la Compañía del Ferrocarril del Tajuña ha dispuesto la circulación de dos trenes especiales en ambos días, que saldrán de Madrid a las 12 de la mañana y de Colmenar a las 7,30 de la tarde. Además circularán los tren ordinarios que salen de Madrid a las 8 de la mañana y 6,30 de la tarde, y de Colmenar a las 6,30 de la mañana y 4.45 de la tarde. Los precios de los billetes de ida y vuelta son: primera clase, 8,45 pesetas, segunda 6,35, y tercera 4,25. Estos billetes son valederos para hacer el viaje de ida en el tren primero del día 2 y el de regreso en el primero del día 5
".
 
Ángel Benito García
Fragmento del libro "Historia Taurina de Colmenar de Oreja y otros sucesos, 1700-1936"

lunes, 28 de abril de 2014

Amador. El último Minotauro


Amador es un minotauro, hijo de una vaca retinta y un tractorista de Lebrija. En la empresa de Trabajo Temporal le han recomendado que se opere los pitones para parecer menos fiero. Tras la cornuplastia, Amador conoce en el hospital a Alfonsina, una cándida enfermera pelirroja que tuvo el sueño de ser bailarina de ballet clásico. Sin embargo, por un cambio en el metabolismo engordó y no pudo continuar su carrera artística. Amador y Alfonsina son dos seres puros que no encajan en la sociedad actual y que, sin embargo, buscan el amor desesperadamente. Cuando comienzan a hablar sobre sus vidas, aficiones, miedos y deseos, descubren que están hechos el uno para el otro.
 
 
Amador. El último Minotauro es, por encima de todo, una historia de amor. O del deseo de encontrarlo. Incluso si el aspecto exterior del protagonista impide ver lo que lleva dentro: un toro humano..., quizás demasiado humano. Como algunos de los minotauros que dibujó Picasso, Amador es tremendamente tierno, puro y soñador. Sin embargo, nadie se ha tomado la molestia en conocerlo, en derribar la pared exterior de su laberinto; salvo la enfermera Alfonsina, otro ser que desprende candidez.
 
No habrá nunca una puerta. Estás adentro
y el alcázar abarca el universo
y no tiene ni anverso ni reverso
ni externo muro ni secreto centro.
            
No esperes que el rigor de tu camino
que tercamente se bifurca en otro,
que tercamente se bifurca en otro,
tendrá fin. Es de hierro tu destino
            
como tu juez. No aguardes la embestida
del toro que es un hombre y cuya extraña
forma plural da horror a la maraña
            
de interminable piedra entretejida.
No existe. Nada esperes. Ni siquiera
en el negro crepúsculo la fiera.
 
(Jorge Luis Borges)
 
 
Éste es el argumento del primer cortometraje escrito y dirigido por Manuel Marqués, interpretado por Óscar Olmeda y Vicky Zazo, con Javier Elorrieta en la dirección artística y Alejandro Sacristán en la dirección de fotografía, producido por Modus Operandi Arte y Producción. Se rodó el pasado mes de marzo y ahora se encuentra en fase de montaje. Tiene mucho de realismo mágico, del humor de La Codorniz, del surrealismo castizo de Berlanga y Azcona... y, ¡como no!, de toros. Durante el rodaje, donde tuve la suerte de participar y que se alargó hasta la madrugada, comprendimos a aquel director que dijo una vez: "Hacer cine es el arte de saber esperar".

 
He aquí, como avanzadilla, algunas fotos realizadas por Elena Guerrero el día de la grabación, esperando que, pronto, pueda compartir, el cortometraje terminado. Asimismo, publico unas imágenes tomadas en los estudios Infinty de Madrid, donde se grabó la banda sonora del cortometraje, una soberbia versión de Alfonsina y el mar tocada a violín por Leticia Moreno.
 

sábado, 26 de abril de 2014

La vuelta al mundo de Cayetano

 
"L'imprévu n'existe pas". Ésta era la frase favorita del flemático caballero británico Phileas Fogg, protagonista de La vuelta al mundo en 80 días, maravillosa novela escrita por Julio Verne en 1872. Como sucedía en Miguel Strogoff, la obra reflexiona sobre la importancia del honor y la palabra dada. De esta manera, Fogg, un maniático de la puntualidad, se compromete ante sus colegas del Reform Club a dar la vuelta a la Tierra en tan sólo 80 jornadas, siguiendo el trayecto publicado en su periódico de cabecera, el Morning Chronicle.
 

Mucho más profana, la publicación de cabecera del Phileas Fogg español no es el Morning Chronicle, sino la revista Hola. Con un bastón y una medallita de San Judas, Cayetano Rivera comenzó este lunes su particular vuelta al mundo, aunque su primer destino es un misterio que desvelará próximamente en las páginas del cuore. Por si le sirve de inspiración, Fogg partió de Londres a Suez, de Suez a Bombay, de Bombay a Calcuta, de Calcuta a Hong Kong, de Hong Kong a Yokohama, de Yokohama a San Francisco, de San Francisco a Nueva York y de Nueva York a Londres. En el trayecto, conoció la amistad de su mayordomo, el francés Jean Passepartout, e incluso el amor de Mrs. Aouda, una hermosa mujer india.
 
 
Preguntado por la prensa si durante su trayecto "estaría dispuesto a enamorarse", entre los efluvios de Loewe, Cayetano no ha cerrado la puerta a esta posibilidad: "Todo puede ocurrir", contestó. ¿Encontrará el Fogg ibérico a su Mrs. Aouda? No es la única coincidencia con el personaje británico, pues ambos usan chistera.
 
 
Suceda lo que suceda, podemos respirar tranquilos porque, en los próximos 80 días, Cayetano no pisará un ruedo. ¿Llegará a tiempo para la goyesca de Ronda? "La cuenta atrás ya comenzó, llegaremos sí o no, mi vuelta al mundo va a empezaaaaar...".
 

jueves, 24 de abril de 2014

El orgullo del hambriento


Conocíamos la copla "No puedo vivir contigo" de Quintero, León y Quiroga (No puedo vivir contigo / ni sin estar a tu vera / unas veces te bendigo / y otras matarte quisiera), pero, ¿qué me dicen de "No quiero comer contigo"? Francamente, yo hasta la prefiero.
 
Tú comes ricos manjares,
arroz con leche y canela,
yo, con la probe de mi mare
suspiro en la cazuela.
 
Los tuyos tienen un coto
y un monte de toros bravos,
los míos, los codos rotos
y el hambre colgá de un clavo.
 
Mas con todo eso,
me siento feliz.
Y prefiero comer pan y queso
que mirarte a ti.
 
Yo no quiero comer contigo
que ni gallina ni pavos reales,
que prefiero comer habas verdes
con la probe de mi mare.

La primera versión de esta copla (también de León y Quiroga) la grabó Juanita Reina en 1945, sin embargo, quien la bordó por tientos fue Gracia Montes.
 

 
"Yo no quiero comer contigo" nos enseña que con el orgullo de un hambriento no se juega, que uno bien puede tener el estómago vacío y la honra henchida. El mismo argumento teje la historia de "Mentira y maldad", copla de León y Solano, interpretada por Gracia Montes en 1976.
 
Delante de mi familia
presumes de tus quilates,
y somos pobres gitanos,
descalzos y en cueritates.
 
Pasaste por mi chabola
comiendo pan y sandía,
y no me dijiste: ¿quieres?
sabiendo que yo quería.
 

miércoles, 23 de abril de 2014

Taberna ilustrada "La LiVrería"


Taberna ilustrada, "leería", sala de proyecciones, galería de arte y cervecería singular. Todo bajo un mismo techo. Suena raro, pero existe. El local se llama "La LiVrería" y se encuentra en la calle Martínez Izquierdo de Madrid. El dueño del negocio es el antiguo director de una próspera agencia de publicidad que ahora se dedica a coleccionar cervezas exóticas (de Granada, Murcia, La Sagra, etc.) y organizar actividades culturales con viejos amigos. ¡Incluso tiene una sección de libros dedicada a la mirada de los hombres en la novela erótica!
 
 
Conocí el local por casualidad. Gracias a Javier Elorrieta que, a comienzos de mes, digitalizó y volvió a exhibir en el sótano de "La LiVrería" una de sus primeras películas, La noche de la ira, estrenada en 1985. La historia tiene la estructura dramática de un "western castellano": un doctor madrileño se instala en un pueblo perdido de La Alcarria donde la mayoría de los vecinos son tremendamente hostiles. Con la ayuda de la maestra y su hermana pequeña, el médico desentraña el terrible misterio que ocultan sus habitantes: una brutal cacería humana que se repite cada 15 de mayo...
 

El malo malísimo está interpretado por el colosal Agustín González, aunque todo el reparto es fantástico: Patxi Andión, Valentín Paredes, Lina Canalejas, Aldo Sambrell, Beatriz Elorrieta, Terele Pávez, Tony Fuentes, Isabel Ordaz, Lola Gaos, Aramis Ney y Yolanda Ventura. Algunas secuencias recuerdan a La Caza de Saura, hay un flashback muy siciliano, estilo Coppola, mientras que el final tiene un aire a Scarface. A pesar de haber sido rodada hace 30 años, La noche de la ira de Javier Elorrieta ha envejecido envidiablemente bien, con una fotografía y un montaje notablemente cuidados.
 
 
Hablando de rarezas, en los últimos tiempos, Elorrieta ha sacado tres discos donde versiona clásicos de la chanson, con un toque de jazz, muy agradables de escuchar. A destacar un repertorio exquisitamente escogido. Es habitual que esta música suene de fondo en "La LiVrería" una tarde de primavera.
 

martes, 22 de abril de 2014

Las estancias de Ulpiano Checa en Colmenar de Oreja


"He viajado por tres continentes, he vivido en las principales capitales del mundo: Londres, París, Roma, Buenos Aires. Hablo castellano, domino muy aceptablemente el italiano y el francés, y chapurreo el inglés. He conocido Reyes, Papas, presidentes. Mantengo amistad con grandes artistas, poetas, músicos, escritores. Mis obras han viajado por todo el mundo, incluidas Rusia e India. Soy, permitidme la inmodestia, una celebridad. Recibo invitaciones para fiestas, recepciones y certámenes. Por mis casas de París y de Bagnères de Bigorre pasan cientos de personas que controlan la industria, la política y la cultura francesa y europea.

 
Pero, con todo, necesito volver a mi Colmenar de Oreja. Tengo que volver, no sólo a visitar a mi familia, a mi madre, a mi hermano, sino a pasear sus calles de tierra y polvo, para oler el humo de encina de las chimeneas, a comer las chuletillas de lechal braseadas en los sarmientos de las vides, a ver al Morenito, el Cristo del Humilladero. Cuando estoy en mi pueblo me siento en casa y, siempre que es posible, me hago acompañar por toda mi familia. Quiero que mis hijos conozcan cuáles son mis raíces, que vean las fuentes donde iba con mis amigos a refrescarme en verano, que sepan cómo se hace la liga para cazar jilgueros, que distingan el trigo de la cebada o del centeno, que coman un melón con el fresco del rocío.
 
 
Colmenar de Oreja está en la base de mi personalidad, en mi manera de ver y comprender las cosas y a las personas. Pero también está en mi pintura: los ocres de sus tierras, los azules y añiles del horizonte, los naranjas del crepúsculo, están grabados en mi retina y los utilizo con frecuencia. Los monumentos de Colmenar, el nombre de los barrios (la Espartería, el Zacatín, Afuera Tinajeros...) me hablan de la historia de España depositada en mi pueblo. En los rasgos de mis paisanos descubro, sin esfuerzo, sus antepasados moros, judíos, cristianos viejos, incluso godos. La tinaja es árabe, el arado es romano, como lo es la romana de pesar, los apellidos de muchos artesanos son judíos. Todas las civilizaciones que forman parte de la historia de España dejaron su huella en Colmenar de Oreja y en mí. Huella de luz, de color, de olor, sonora".

 
Ulpiano Checa fue un excelente pintor, escultor, cartelista e ilustrador. Nació en Colmenar de Oreja (Madrid) en 1860 y falleció en Dax (Francia) en 1916. En el museo municipal Ulpiano Checa, en Colmenar, aún puede visitarse la colección más amplia del pintor. Es una excursión altamente recomendable.

lunes, 21 de abril de 2014

Media de Miura y un pulso fallido

Ni el bueno fue tan bueno... ni el malo fue tan malo. Hablo de los Miuras en Sevilla, que se quedaron ahí, en un agujero negro que absorbe la casta entre Zahariche y La Maestranza. Para festejar el Domingo de Resurrección, no se lidió ningún toro de bravura excepcional ni ningún arranca-cabezas. Los dos ejemplares "medio-buenos" fueron primero y segundo y, los demás, salieron "medio-malos". Todos bonitos y bien presentados, eso sí. La gran incógnita a resolver es: ¿cómo es posible que, con unos toros así, la miurada durase tres horas?
 

Manuel Escribano y Daniel Luque apostaron por la cantidad, no por la calidad. Mucho pase plomizo, como el cielo de Sevilla. Confirmaron las sospechas que algunos albergábamos: son malos lidiadores, espesos y poco resolutivos a la hora de adaptarse a sus toros. En otras manos, la miurada se habría despachado en dos horas y, sin ser excesivamente optimistas, se habrían paseado dos orejas. La realidad fue otra bien distinta: seis silencios como seis Maestranzas. Pulso fallido. Pero esto, como digo, algunos ya nos lo temíamos. La decepción, por tanto, vino de la ganadería de Miura. Esperábamos otra cosa. Más café cargado y menos leche desnatada.

 
La afición, sin embargo, que es bendita, peregrinó hasta la plaza a pesar de que el pronóstico meteorológico aconsejaba lo contrario. El sol estaba lleno y la sombra, casi. Tres cuartos de entrada en total. Los acentos en el tendido sonaban variopintos. Mucho francés y medio Aljarafe sevillano. Al sexto, cuando el cielo volvía a teñirse de cárdeno oscuro, una voz gritó: "¡Mátalo ya, Luque, que nos mojamos!". Y así acabó la cosa. Como sopas de camino a casa.

 

domingo, 20 de abril de 2014

Resurrección de "Junior"


El Martes Santo falleció Antonio Morales, "Junior". Como la mayoría de los medios de comunicación de este país han resumido su carrera con la lacónica frase "viudo de Rocío Durcal" (no somos naide), desde la contraquerencia consideramos conveniente hacerle resucitar este domingo de Pascua.
 
 
El filipino Antonio Morales fue, ante todo, el Beatle español, el alma de Los Brincos, compositor de joyas del pop ibérico como Flamenco, Sola, Mejor, Borracho, Un sorbito de champán o Tú me dijiste adiós, una mezcla del estilo anglosajón sesentero interpretado con guitarras españolas. Reconozco que aún llevo varios de estos temazos en el MP3 (mi anacronismo impide que use la tecnología iTunes) y me entra la risa floja cuando leo que Mecano es "el mejor grupo de pop español de todos los tiempos". Un jamón. ¡Gloria a "Junior" y Juan Pardo!

 
La brincosis o brincomanía nació en la década de los 60, con los primeros ensayos en una azotea de la calle Almagro de Madrid. Así lo recordaba el propio "Junior": "En pleno verano, achicharrados, con un sol que te cagas. Empezamos tocando temas de los Beatles y poco a poco salieron nuestras canciones".
 

Concierto de Los Brincos en Barcelona
 
Ya saben, este Domingo de Resurrección, entre la misa y los toros (nos esperan los Miuras en Sevilla), a "brincar" un rato.

sábado, 19 de abril de 2014

Siempre nos quedará Macondo


"Leí que ella viajó en su juventud por muchos pueblos donde fue recolectando recuerdos gratos. Pero cuando volvió a su pueblo, mucho tiempo después, ya no pudo reconocerlo tal como fue su hogar, por lo que cuando tuvo que pasar por los pueblos por donde fue feliz, decidió eludir y evitar mirar, para guardar sus recuerdos tal y como los veía en sus nostalgias" (El amor en los tiempos del cólera).
 

Decía Gabriel García Márquez que la vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla. Tras leer la vida contada por García Márquez, el olor de las almendras amargas nos recuerda siempre el destino de los amores contrariados. Es inevitable.
 

Seis años después de El coronel no tiene quien le escriba (1961), la mejor obra de Gabo fue la que publicó en 1967, Cien años de soledad. En esto consistió parte de su grandeza y de su desgracia. No superar aquella tarde remota en la que el padre de Aureliano Buendía lo llevó a conocer el hielo. Bastante tiempo después llegó El amor en los tiempos del cólera (1985) y, al final, otras novelas con más pena que gloria. Me atrevería a afirmar que la carrera de García Márquez se resume en estos tres grandes títulos, ni uno más, pero tan colosales que resulta difícil olvidar cuándo y dónde leímos por primera vez la historia de Macondo, reflejo literario de Aracataca. Como aquella mujer de El amor en los tiempos del cólera, que decidió no volver a pasar por los pueblos donde fue feliz, aunque a veces he sentido la tentación de regresar a Macondo, de leer de nuevo su historia, he desistido antes de abrir la solapa del libro. Macondo sobrevive en la imaginación de los lectores, cada uno diferente del otro. No hay que abusar de la magia. Ése es el secreto. 
 
 
"Con un hisopo entintado marcó cada cosa con su nombre: mesa, silla, reloj, puerta, pared, cama, cacerola. Fue al corral y marcó los animales y las plantas: vaca, chivo, puerca, gallina, yuca, malanga, guineo. Poco a poco, estudiando las infinitas posibilidades del olvido, se dio cuenta de que podía llegar un día en que se reconocieran las cosas por sus inscripciones, pero no se recordara su utilidad. Entonces fue más explícito. El letrero que colgó en la cerviz de la vaca era una muestra ejemplar de la forma en que los habitantes de Macondo estaban dispuestos a luchar contra el olvido: Esta es la vaca, hay que ordeñarla todas las mañanas para que produzca leche y a la leche hay que hervirla para mezclarla con el café y hacer café con leche. Así continuaron viviendo en una realidad escurridiza, momentáneamente capturada por las palabras, pero que había de fugarse sin remedio cuando olvidaran los valores de la letra escrita" (Cien años de soledad).
 

viernes, 18 de abril de 2014

Tuyo es el Viernes Santo

 
El Cachorro en el Puente
 
Esta noche, Manuel, tú sobre el puente,
tú sobre el río; prometiendo abrazos
que nunca habrás de dar porque no puedes,
porque un madero y unos clavos dicen
que nadie es libre de morir su muerte.

Esta noche, Manuel, tú sobre el río.

Quién te puso corona de saetas,
Cachorro de Sevilla...
Quién pudo hacerte interminable el tránsito...

Hoy no se pasa: aquí muere Sevilla
mientras tu silueta va en el río
caminando otra vez sobre las aguas...
Y ya tu pelo, nebulosa trágica,
río de miel lentísimo,
va velando la muerte que te vela.

Trono moreno de Judea, pasa.

Pasa, Manuel, tuyo es el Viernes Santo,
tuyos son estos ojos que te lloran,
esta voz que te canta,
esta espuma de estrellas andaluzas.
Sigue pasando, alzado y ofrecido.

Esta noche, Manuel, tú sobre el puente.

Quién te trajo hasta mí, quién levantaba
tu belleza, tu cuerpo como un río,
lanza de luz nocturna en el costado...
Quién pudo hacer que el último suspiro

de tus labios se dé a cada momento,
desde no sé qué siglos hasta ahora,
hasta ahora, para ir diciendo al mundo,
para ir diciendo al tiempo: Así se muere.
Así mueren los Hombres.
 
(Aquilino Duque)
 

miércoles, 16 de abril de 2014

El costalero que llevó a hombros al Cristo de los Toreros

Mientras yo tenga memoria,
una pluma y un tintero,
no olvidará San Bernardo
que un día llevaste a hombros,
al Cristo de los Toreros.

 
José Portal Navarro nació en la calle Cofia, en el barrio sevillano de San Bernardo, donde vivieron tantos toreros de leyenda, como "Costillares", Cúchares y, por supuesto, los Vázquez, Pepe Luis y Manolo. Escribía recientemente Fernando Carrasco en el ABC: "La historia deja claro por qué la Hermandad de San Bernardo es la de los toreros. Más de sesenta han pasado por la nómina de esta corporación, dejando su impronta tanto en su participación como en las numerosas donaciones de vestidos de torear, capotes de paseo y otros enseres que han servido para confeccionar sayas a la Virgen". Era José Portal, decíamos, costalero en el paso del Santísimo Cristo de la Salud, hasta que falleció el Miércoles Santo de 1986, a causa de un infarto cuando realizaba la estación de penitencia a su paso por la plaza de la Alfalfa.

 
Tu fuiste mi redentor
y yo fui tu costalero,
yo abajo, tú en el madero,
por amor.
 

Aunque se ha convertido en un barrio dormitorio, Joselito eligió esta castiza zona de Sevilla para levantar su Monumental, concretamente en la antigua avenida Monte Rey, actual Eduardo Dato. Tristemente, del sueño arquitectónico del Gallo hoy sólo quedan ruinas. Lo mismo sucede con el matadero de San Bernardo, descrito así por Blanco White en sus Cartas desde España:
 
"Todas las semanas llevan dos hatos de flacos animales al gran matadero que está situado entre una de las puertas de la ciudad y el arrabal de San Bernardo. Siempre se reúne en aquel llano un buen número de gente que agitando sus capas y con agudos silbidos logran con frecuencia dispersar la piara y separar a la res más brava para divertirse con ella. Es un juego alegre y efectista, y rara vez resulta peligroso cuando lo practican los entendidos. Recibe el apropiado nombre de ‘capeo’. Todos los vecinos del barrio de San Bernardo: hombres, mujeres y niños, son grandes aficionados a él. Pero es en los mismos corrales del matadero donde se entrenan los toreros de profesión bajo la presidencia de un capitular del Ayuntamiento, que suele invitar a sus amigos a contemplar el espectáculo. El matadero está tan admitido como escuela de tauromaquia que se le da el apodo de Colegio".
 
Encierro en el matadero de San Bernardo (1770)