lunes, 31 de diciembre de 2012

Navidades pasadas

"Corrían muy malos tiempos,
pero vistos a distancia quizás fueran los más nuestros".
(Manuel Alcántara)
 
Feliz 2013, siempre desde la contraquerencia,
y sin perder de vista el retrovisor del pasado.
 
Recogiendo la cesta de Navidad (1933)

Niños mirando escaparate de juguetes (1959)

Niños en los puestos de la Plaza de Santa Cruz (1933)

Fabricación de pasteles y roscones (1952)

Puestos de Navidad en la Plaza Mayor (1961)

Plaza Mayor nevada (1944)

Iluminación en Santa Ana (1961)

Los Reyes llegan al Auxilio Social (1944)

Niña con pandero (1933)

FOTOGRAFÍAS: MARTÍN SANTOS YUBERO
 
"El aire va tomando cierto color de Navidad. Sobre Madrid, que es como una planta con tiernos tallitos verdes, se oye, a veces, entre el hervir de la calle, el dulce voltear, el cariñoso voltear de las campanas de alguna capilla. Las gentes se cruzan, presurosas. Nadie piensa en el de al lado, en ese hombre  que a lo mejor va mirando para el suelo; con el estómago deshecho o un quiste en un pulmón o la cabeza destornillada..."
(Camilo José Cela)

sábado, 29 de diciembre de 2012

Un noël chez maman, un noël chez papa

Papá Noel a toda pastilla entre casa de papá y casa de mamá

Desde que la familia nuclear ha pasado de moda (ahora las hay monoparentales, reconstituidas, homosexuales, etc.) y los comercios chinos dominan el mundo (¡todo por un euro!), los villancicos clásicos también han sufrido un proceso de reajuste. Los primeros en modernizarse, una vez más, han sido los franceses. Se acabó la estampa de papá, mamá y los nenes alrededor del árbol abriendo juguetitos...

 

Moi cette année j'ai deux Noël...
Wouah t'as trop de la chance!

Un noël chez maman, un noël chez papa
Ta maman t'offre des gros cadeaux, ton papa t'en offre pas
Sais tu pourquoi cette année, maman est aussi sympa?
C'est qu'elle a prit la moitié de tout ce qu'avait papa. Hey!

jueves, 27 de diciembre de 2012

Navidad dentro de un maletero


Ejemplo de "adaptabilidad"

Es cosa de jartibles estar comiendo polvorones mientras se perfila el "planning" del Domingo de Ramos (¡faltan 87 días!). En Sevilla, para estos asuntos, son mu cansinos. A lo largo de los siglos, han desarrollado una envidiable capacidad para ir saltando de fiesta en fiesta como en un juego de la oca con Navidades, Semanas Santas, Ferias de Abriles, romerías hacia el Rocío, veladas de Santa Ana, etc. Creo que los modernos utilizan la palabra "adaptabilidad" para referirse a este fenómeno.


El mejor ejemplo de versatilidad festiva se encuentra dentro del maletero de Rafaé, un sevillano, más serio que El Viti, que aparca su espectáculo sobre ruedas en el Altozano, a pocos metros de don Juan Belmonte.


En el Madrid de 1966, Santos Yubero sacó la foto de este Nacimiento en el maletero de un Seat 600. En la parte de arriba del cristal, escrito sobre la escarcha, se lee: "NO TOCAL".

Sentido del humor "transportable" 

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Un libro y cinco toritos negros

Si Papá Noel ha pasado de largo ante su casa, es señal de que vive en un hogar castizo y con las tradiciones en su sitio. Los Reyes son quienes reparten el bacalao. Cuando apenas quedan diez días para comprar los regalos, si me lo permiten, voy a sugerirles un obsequio más valioso que el oro, el incienso y la mirra: un libro. Pero no un libro cualquiera, sino uno de los pilares de la cultura popular de nuestro país: "Rapsodia española", escrito por don Antonio Burgos, y que la Esfera de los Libros ha vuelto a editar. Desde 2005, esta Biblia recitada con la voz del pueblo vive en mi mesilla, siempre a mano, junto a obras como la biografía de Juan Belmonte firmada por Chaves Nogales, el "Viaje a los toros del Sol" de Navalón o "Historia de una taberna" de Cañabate. Lean las siguientes críticas y comprobarán que no exagero:
 
 
«No es un libro de poesía, sino de Historia de España» (José Luis Garci); «Un viaje a la memoria lleno de recovecos en los que detenerse» (Juan Ignacio García Garzón); «Un bellísimo y vertiginoso libro dedicado al amor por la poesía popular» (Alfonso Ussía); «Poesía popular que fue felicidad y cultura de esas masas que ciertos poetas remilgados y críticos soplacirios tanto desprecian» (Arturo Pérez-Reverte).
Manuel Benítez Carrasco con Lola Flores (1963)


Si tuviera que rescatar una perla entre el poemario seleccionado por Burgos, quizás elegiría los cinco toritos negros de Manuel Benítez Carrasco (1922-1999), "granadino del Albaycín, heredero universal de los grandes poetas populares españoles y también de los inolvidables rapsodas [...] Manuel Benítez Carrasco tenía el absoluto dominio de la palabra: al escribirla y la declamarla [...] Sus poemas tienen la fuerza dramática del propio teatro de la vida que describen, del amor al desamor, del dolor a la alegría. En cincuenta versos, Benítez Carrasco era capaz de declamar todos los sentimientos del hombre [...] Manuel Benítez Carrasco es el último de los grandes clásicos populares".

 
"Contra mis cinco sentíos,
tus cinco toritos negros:
torito negro tus ojos,
torito negro tu pelo,
torito negro tu boca,
torito negro tu beso,
y el más negro de los cinco
tu cuerpo, torito negro.
Barreras puse a mis ojos,
tus ojos me las rompieron.
Barreras puse a mi boca,
tu boca las hizo leño.
Puse mi beso en barreras,
tu beso las prendió fuego.
Barreras puse a mis manos,
las hizo sombra tu pelo.
y puse barreras duras
de zarzamora a mi cuerpo,
y saltó sobre las zarzas
el tuyo, torito negro.
¡Deja, que no quiero verte!
¡Déjame, que no te quiero!
 Y luego monté mis ojos
sobre un caballo de miedo;
 tus ojos me perseguían
como dos toritos negros.
y luego metí mis manos
bajo un embozo de fuego;
... tu pelo se me enredaba
igual que un torito negro.
y luego junté mi boca
contra la cal de mi encierro;
... tu boca estaba acechando
igual que un torito negro.
y luego mordí mi almohada
para contener mi beso;
tu beso me corneaba
igual que un torito negro.
y luego arañé mi carne,
de tentación y deseo,
para que no gritara
que yo te estaba queriendo;
y tu cuerpo encandilado
mimbre, luna, bronce y fuego
se me plantó ante mis ojos
igual que un torito negro".
 
"Tus cinco toritos negros", que comenzó siendo un extenso poema, el pueblo -con la inestimable ayuda del maestro Solano- la hizo copla. Fue estrenada por Rocío Jurado, que acentuó, si esto fuera posible, la sensualidad de sus versos.
 

Antonio Burgos saca de los chiqueros dijes como los toritos negros de Carrasco y muchos otros versos que un día fueron nuestros. Por eso, estos Reyes Magos no pido eau de toilette ni e-books, yo quiero rapsodia, "Rapsodia española".
 

martes, 25 de diciembre de 2012

La leyenda del turronero

"Hay conejo empanado
por mil partes traspasado
con saetas de tocino
blanco el pan, aloque el vino
y hay turrón alicantino".
(Miguel de Cervantes)
Puesto de turrón en la Plaza Mayor

Hace 170 años, cuando se acercaba la Navidad de 1840, Luis Mira, un valiente confitero jijonenco, llenó de turrón las alforjas de sus burras y emprendió el largo camino, de más de 400 kilómetros, hacia Madrid. Sus paisanos se burlaron de él, le dijeron que estaba loco y lo apodaron jocosamente "Luis de la Reina". Sin embargo, cuando llegó a Albacate, Luis de la Reina descubrió que ya había vendido toda la mercancía que portaba en sus zurrones. Sus dulces eran tan exquisitos que los vecinos alicantinos y castellano-manchegos se los quitaban de las manos. El futuro turronero, que apenas tenía 21 años y temía arar la tierra como sus padres, empeñado en probar suerte en la capital, regresó a Jijona y repitió la operación, así hasta en tres ocasiones, cuando, finalmente, en 1842, consiguió llegar a Madrid con las alforjas colmadas. Una vez allí, instaló un puestecillo en la Plaza Mayor, donde desplegó su dulce género varias Navidades.

 
En 1855, su espíritu emprendedor le dio valor para fundar su propia tienda en el número 30 de la Carrera de San Jerónimo, la calle más distinguida por aquel entonces, muy cerca de La Fontana de Oro de Galdós, donde todavía permanece abierta después de 157 años. Antes de comprarle esta propiedad a los Marqueses de Miraflores, alquiló otros dos locales en la misma vía, en los números 18 y 27. Poco después de instalarse, el confitero jijonenco, que jamás se quitaba su delantal blanco manchado con miel y almendras, se convirtió en el proovedor de la Casa Real durante los reinados de Isabel II, Amadeo de Saboya, Alfonso XII, la regencia de María Cristina y Alfonso XIII. Además, fue condecorado con la Real Orden de Isabel la Católica en 1868 y gozaba del privilegio de no destocarse ante el rey. Hoteles y restaurantes de lujo como el Ritz o Zalacaín también se nutrían del turrón de Luis Mira. Y por si fuera poco, obtuvo la Medalla de Oro de la Alimentación y un Grad Prix en la Exposición Universal de París de 1880 y 1899, respectivamente.


Luis Mira tuvo cinco hijos: cuatro hembras y un varón. Este último falleció con 24 años, provocando que el apellido familiar se diluyera entre los sucesivos herederos. Carlota, la mayor, casada con el alicantino Vicente Ibáñez, tomó las riendas del negocio tras la muerte de su padre.


En el siglo XX fue su hijo Carlos Ibáñez y su esposa, Ángela Cremades, quienes se ocuparon de Casa Mira. En una entrevista de 1997, Ángela aseguraba: "Aquí hacemos el turrón como en el siglo pasado, de la única manera que sabemos. La gente sabe que venir aquí es más caro, pero también sabe que compra turrón artesano, hecho aquí mismo, salvo el blando, porque la máquina hace tanto ruido que sería imposible tenerla en el centro. El turrón es una masa a la que se puede añadir de todo, pero nosotros seguimos con diez variedades tradicionales". ¿Y qué sabores son esos? Turrón de Alicante (duro), de Jijona (blando), de mazapán, de avellana, de yema, de coco, de guirlache (¡ay, los toros de don Paco Galache!), de frutas y el Pan de Cádiz. En este mismo artículo, el hijo de Ángela, Carlos Ibáñez Cremades, contaba que en diciembre preparaban 15.000 kilos de turrón, en comparación con los 1.500 que se vendían a lo largo de todo el año. Por eso, para tener abierta Casa Mira en cualquier estación, a partir de la década de los cuarenta, combinaron el turrón, los mazapanes, las peladillas, las yemas y los polvorones con la confitería tradicional: pasteles, pastas de té, bollería, bombones, trufas, pestiños, tejas, rosquillas, lenguas de gato.

 
Precisamente, Carlos Ibáñez Cremades, siguió regentando Casa Mira hasta comienzos de este siglo. Los actuales sucesores de Luis Mira -con su tataranieto Carlos Ibáñez Méndez a la cabeza- encarnan la sexta generación.

Casa Mira hoy, hasta la bandera

domingo, 23 de diciembre de 2012

Navidad Fusión


Dicen que la "creatividad" es uno de los valores más demandados en nuestra sociedad. Desde que algunos cantamañanas imparten cursos para vivir de forma creativa, las inteligencias múltiples y los pensamientos divergentes se han vuelto imprescindibles para gestionar el talento. Nos piden que seamos espontáneos y nos soltemos la melena. Con la llegada de la Navidad, seres potencialmente creativos han sacado todo su armamento concentrando en sus Belenes el Antiguo y el Nuevo Testamento. Fusión sin fronteras: el Arca de Noé y el nacimiento del Niño Jesús. Ni Arzak habría tenido una idea tan genial.
La creatividad me mata. Demasié para un alma rancia.

¡El propio Benedicto XVI ha pegado un pelotazo creativo al anunciar que los Reyes Magos vienen de Tartessos!


Entonces dijo Dios a Noé: “Sal del arca tú, tu mujer, tus hijos y las mujeres de tus hijos contigo. Saca todos los animales de toda clase que están contigo: las aves, el ganado y los reptiles que se desplazan sobre la tierra. Que se esparzan por la tierra, que sean fecundos y que se multipliquen sobre la tierra”.
Entonces salieron del arca Noé, sus hijos, su mujer y las mujeres de sus hijos con él, y todos los animales, todos los reptiles, todas las aves y todo lo que se desplaza sobre la tierra, según sus familias.

Osos polares en las cumbres nevadas de Belén

Toro bravo (probablemente de Concha y Sierra) entre el rebaño de ovejas.
Una crítica soterrada del estado actual de la Tauromaquia...
Éste es el rincón de los "mansos y sin frenos".

Cerdos ibéricos que también han decidido ir al portal.

Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado. Este primer censo se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria. E iban todos para ser empadronados, cada uno a su ciudad. Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David; para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta. Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.
La mula, el buey, el chucho, el gato
y otras extrañas criaturas rodean a Jesús.

Tribu masai cruzando el río.
A los creativos les pierde el "toque étnico".

sábado, 22 de diciembre de 2012

Todos iguales ante la desgracia


El primer Gordo de la Navidad se sorteó en Cádiz hace exactamente dos siglos, en 1812, el año de La Pepa... y del hambre. Tras los enfrentamientos con los ingleses y los franceses, las epidemias y los vaivenes políticos, el país estaba canino y anhelante de fortuna. En sus orígenes, la mascota de la lotería fue un ser afrancesado, bajito, bastante feo y en sus carnes al que bautizaron El Enano Fanático.


El 18 de diciembre de 1812, un españolito tieso ganó el primer "gordo" -dotado con 8.000 reales- tras comprar una papeleta con el 03604. La progresiva retirada de las tropas de Napoleón provocó que el Enano Fanático expandiera sus fronteras y se instalase definitivamente en Madrid en 1814.

Lotera (1944) y cola delante de Doña Manolita (1943).
Fotografías de Santos Yubero

Los años y gobiernos iban pasando pero el reinado del Enano Fanático se vigorizaba cada Navidad. El martes 23 de diciembre de 1930, el ABC publicaba este poético pasaje titulado "El sorteo de las ilusiones": "Apoyada en el cañón de la estufa una joven de labios carmíneos y mirada anhelante es la estampa de la renovación. Es la rosa que crece entre las ruinas, la mariposa que revolotea sobre las heladas tumbas. Este rostro juvenil y primaveral aparece todos los años jubiloso y radiante, y al finalizar el sorteo se esfuma, todo chafado y despintado, entre la multitud descorazonada. Nada, que no toca. No hay que hacerse ilusiones (y si no toca, ¿cómo se ha jugado este año más que todos los anteriores?)".


Loteros en la Puerta del Sol (1913)


Público en la Puerta del Sol contemplando las pizarras donde
se escribían los números premiados en el sorteo (1915)
 

Niños de San Ildefonso (Foto: Santos Yubero)

"Porque aquí todos hacen lo mismo: el presidente, los guardias, los jóvenes, las viejas, hasta los periodistas, que ponen un ojo en las cuartillas y otro en la relación numérica de sus respetables ilusiones. Este es el salón de la verdadera igualdad, del comunismo integral. ¡Todos iguales ante la desgracia!".


En aquella duodécima página del ABC del 23 de diciembre de 1930, bajo el artículo "El sorteo de las ilusiones", había un anuncio... El grandes letras se leía: "La vieja manera de probar un aceite" y, a continuación, un texto: "Eche Ud. un pedacito de pan en la sartén -como hacía su abuela- al poner a calentar, en crudo, el Aceite Uca. Cuando esté dorado, cómalo y comprobará que este aceite no tiene ningún mal sabor que quitar. Es aceite puro, filtrado y refinado por procedimientos naturales. Crudo o frito, sabe siempre bien, a aceitunas maduras y escogidas. Se extrae de ellas por primera presión, y después de un filtrado cuidadoso, se guarda en trujales muy limpios, recubiertos de cristal. Comprando el Aceite Uca en su lata original, viene de la Fábrica a su mesa".

Si en 2013 tenemos para tostones de pan frito, ¡capitán general!