viernes, 18 de marzo de 2016

Vidas paralelas

"Pues las alegrías súbitas, como las penas, al principio desconciertan"
(Daniel Defoe)


Inverosímiles. Sorprendentes. Geniales. Talavante y Roca Rey llevan vidas paralelas. Desde el bombazo del extremeño durante una novillada en Las Ventas en el San Isidro de 2006, la fábrica de las figuras había cerrado sus puertas. Cada año, salían buenos toreros, pero no figuras. Talavante fue la última. Hasta que llegó Roca Rey. Otro ascenso meteórico. Nacido en Lima en 1996, toreó su primera novillada en Madrid el año pasado, de donde salió a hombros. No satisfecho con ello, abrió la Puerta del Príncipe de Sevilla en el festejo del Corpus Christi. Y en septiembre, tomó la alternativa en Nîmes, saliendo en volandas por la Puerta de los Cónsules.


Este jueves, por primera vez, el peruano ha compartido cartel con otro prodigio del toreo, su "antecesor" Alejandro Talavante. Gran acierto de la empresa de Valencia al acartelarlos juntos. A pesar del pésimo juego de los toros de Victoriano del Río, ambos diestros han dado un auténtico espectáculo, a veces inverosímil: de pie, de rodillas, de frente, por la espalda, con la pañosa desplegada, en cartucho, al volapié, recibiendo... Las leyes de la física se van al garete cuando estos dos agarran la muleta. Olviden lo que decía Belmonte: "es muy sencillo. Viene el toro, se quita usted. Que no se quita usted, lo quita el toro". Talavante y Roca Rey atropellan al toro, la lógica y lo pronosticable.


Si arman esto con moruchos, ¿qué pasará cuándo les salga un toro con casta y poder? El dueto volverá a repetirse en Madrid, para la confirmación de alternativa de Roca Rey, con Sebastián Castella como testigo y toros de Núñez del Cuvillo (13 de mayo). Dos días después, el 15 de mayo, de nuevo juntos, con Posada de Maravillas confirmando la alternativa y ganado de Juan Pedro Domecq. Si el arte debe tomar a la realidad por sorpresa, en ello están, Alejandro y Andrés. Vidas taurinas paralelas... e imprevisibles. ¡Qué buen ojo tuvieron Corbacho y Campuzano!

martes, 15 de marzo de 2016

Un buen torero, a pesar de llamarse Jonathan


Lo difícil que resulta llegar a ser un buen torero. No hablo de figuras ni leches, sino de hombres que saben su oficio, que resuelven con cualquier encaste y ganadería, que conocen los terrenos y las distancias, que bajan la mano cuando hay que bajarla, que templan cuando hay oportunidad, que miden las faenas y que se cruzan al pitón contrario. Algunos también son mañosos con el estoque. Entonces, capitán general.

Reconozco que, a menudo, prefiero ver a un buen torero antes que a una figura. Los primeros no son de "arte y pellizco", pero sí profesionales de las zapatillas a la castañeta. Ellos se adaptan al toro, al que salga por toriles, sea el que sea. Para hacer faena, no tienen que alinearse los planetas. Ellos están allí para resolver, toreando bien, con recursos y oficio. Rara vez dan una mala tarde.


Jonathan Sánchez, es decir, Juan del Álamo, es un buen torero. Lo mismo mata una "zalduendada" en Valencia que toda la camada de Pedraza de Yeltes. En las últimas siete veces que ha toreado en Las Ventas, ha cortado seis orejas. Y si la espada hubiera entrado a la primera, una Puerta Grande habría caído con todas las de la ley. Ante el toro, tiene la facilidad de los elegidos, como si ningún otro oficio se adaptara a su forma de ser. Sólo torero. Un buen torero; seco, sin florituras. Algunos llaman a esto "ser académico". Pues vale.

Del Álamo ha venido a Fallas dispuesto a cortar orejas por lo civil o por lo criminal. Y su lote de Zalduendo, de una sosería atroz, no le ha ayudado nada. Así que ha tirado de recursos para atacar -y poner un poco de sal- sin atacarse él, que no es fácil. Luego, ha medido el tiempo de ambas faenas y ha matado con solvencia. Si un académico hace esto, firmo por poblar el escalafón de académicos.

Parece mentira que hubiera gente que quisiera racanearle dos tardes este año en Madrid. Tras la salida a hombros de Valencia, espero con aún más ganas las corridas de Joselito (2 de mayo) y Pedraza de Yeltes (San Isidro) para volver a ver a este buen torero. Porque no abundan.

lunes, 14 de marzo de 2016

La cultura no se hereda, se conquista #13MValencia

"La conquista del poder cultural es previa a la del poder político"
(Antonio Gramsci)


La cultura ne s'hérite pas, elle se conquiert. La cultura no se hereda, se conquista. Esta cita de André Malraux se pronunció por primera vez en 1959 con motivo de un discurso sobre la belleza y la riqueza de la civilización griega. Malraux creía que las obras de arte debían "ser accesibles" para el mayor número de personas, porque un arte, para sobrevivir, necesitaba ser inteligible y universal. Diez años más tarde, en otra conferencia, Malraux completó su teoría: la cultura no es un conjunto de conocimientos sino, en primer lugar, un ejercicio de voluntad y "una herencia particular de la nobleza del mundo". Ce qui doit nous unir, c'est l'objet de cette conquête. Lo que debe unirnos, es el objeto de esta conquista.

Sin saberlo, una tarde del mes de marzo, el mundo del toro ha puesto en práctica la filosofía de Malraux: se ha unido y se ha echado a la calle, concretamente a las de Valencia, para reconquistar su cultura, herida por la sociedad y la política. Por supuesto, el pobre Malraux (1901-1976) no tenía idea de hastags ni tuits, ni que, en el siglo XXI, la "conquista cultural" se libraría en los platós de televisión, en las redes sociales y en unos ayuntamientos de pandereta, a menudo por gente que no sabe hacer la "o" con un canuto.

No obstante, para tener éxito a medio plazo, toda conquista -cultural, de territorio o amorosa- debe ir precedida -o seguida- de una estrategia. Porque, manifestarse a lo loco, como rabieta popular, es legítimo pero, a la larga, sirve de poco. Por ello, el 13 de marzo de 2016 debe marcar el despertar del mundo del toro, una fecha en la que todos -toreros, ganaderos, aficionados, etc.- tomamos conciencia de que debemos "conquistar" nuestra cultura, que no somos invisibles ni mártires. "De los resistentes es la última palabra", escribió Camus.


Por ello, con #13MValencia comienza una batalla, de defensa, promoción, enseñanza y comunicación, a veces de malabarismo, para defender de una puñetera vez nuestra cultura, la del toro -tanto en la calle como en la plaza-, nuestra identidad, nuestra forma de vida, nuestra afición y, en algunos casos, nuestra profesión. Porque, a veces, hay que estar en misa y repicando, o corremos el riesgo de que la marea del buenismo nos lleve por delante, y entonces poco habrá que conquistar.

sábado, 5 de marzo de 2016

Pueblos como Olivenza


Si todos los caminos llevan a Roma, pocos conducen a Olivenza. Pueblo perdido en el extremo occidental de Badajoz, a tiro de piedra de Alandroal y Elvas, al otro lado de la frontera, en el siglo XIII, la corona de Castilla cedió esta aldea a Portugal. Hasta la Guerra de las Naranjas de 1801, Olivenza no volvió a ser conquistada y anexionada a España. Aún en 1940, la mayoría de sus vecinos eran lusohablantes, conocedores de un dialecto alentejano denominado "portugués oliventino". 


El apellido Cutiño (Coutinho) no puede ocultar su procedencia portuguesa. José Cutiño García comenzó su andadura en el mundo taurino en 1983 como mozo de espadas de Espartaco. Fue el maestro de Espartinas el primero que se ofreció a torear en Olivenza para revitalizar la feria. Gracias a la buena gestión de Cutiño durante veinticinco años, otras figuras han aceptado acartelarse en esta plaza de la raya -contruida en 1857 con el permiso de Isabel II-, hasta convertir la feria de Olivenza en el pistoletazo de salida de la temporada taurina.


Cada año, durante el primer fin de semana de marzo, Olivenza pasa de 12.000 a más de 60.000 habitantes, un torrente de viajeros de una veintena de nacionalidades que acuden a los toros, dejando en este pueblo perdido en la frontera un beneficio de dos millones de euros. De aldea perdida a punto de peregrinación, en el presente, Olivenza es conocida en el mundo gracias al toro, un hecho que enorgullece a sus vecinos. Por ello, antes de la feria, el Ayuntamiento ordena encalar las fachadas, cuidar los jardines y engalanar los balcones. Incluso los azulejos portugueses de la capilla de la Casa de Misericordia guardan un lugar para el toro.


Y no sólo eso: mientras que otras ferias actuales han decidido prescindir de las novilladas, estrangulando a la cantera, la empresa de Olivenza organiza dos, demostrando que las plazas también se llenan con este tipo de festejos. En los últimos años, Cutiño -como Joxín Iriarte en Azpeitia- ha alcanzado la fórmula de la buena gestión empresarial, tan necesaria en otras plazas, muchas capitales de provincia, que carecen de ideas atractivas y promoción. Porque Olivenza no está de paso. La gente acude allí exclusivamente por el toro... y, quizás también, por la Técula-Mécula de Casa Fuentes, una tarta de hojaldre, huevo y almendra de origen árabe cuya receta lleva décadas pasando de madres a hijas.


Lo escribió Miguel Delibes: "La cultura se crea en los pueblos y se destruye en las ciudades". Pueblos como Olivenza.