sábado, 5 de marzo de 2016

Pueblos como Olivenza


Si todos los caminos llevan a Roma, pocos conducen a Olivenza. Pueblo perdido en el extremo occidental de Badajoz, a tiro de piedra de Alandroal y Elvas, al otro lado de la frontera, en el siglo XIII, la corona de Castilla cedió esta aldea a Portugal. Hasta la Guerra de las Naranjas de 1801, Olivenza no volvió a ser conquistada y anexionada a España. Aún en 1940, la mayoría de sus vecinos eran lusohablantes, conocedores de un dialecto alentejano denominado "portugués oliventino". 


El apellido Cutiño (Coutinho) no puede ocultar su procedencia portuguesa. José Cutiño García comenzó su andadura en el mundo taurino en 1983 como mozo de espadas de Espartaco. Fue el maestro de Espartinas el primero que se ofreció a torear en Olivenza para revitalizar la feria. Gracias a la buena gestión de Cutiño durante veinticinco años, otras figuras han aceptado acartelarse en esta plaza de la raya -contruida en 1857 con el permiso de Isabel II-, hasta convertir la feria de Olivenza en el pistoletazo de salida de la temporada taurina.


Cada año, durante el primer fin de semana de marzo, Olivenza pasa de 12.000 a más de 60.000 habitantes, un torrente de viajeros de una veintena de nacionalidades que acuden a los toros, dejando en este pueblo perdido en la frontera un beneficio de dos millones de euros. De aldea perdida a punto de peregrinación, en el presente, Olivenza es conocida en el mundo gracias al toro, un hecho que enorgullece a sus vecinos. Por ello, antes de la feria, el Ayuntamiento ordena encalar las fachadas, cuidar los jardines y engalanar los balcones. Incluso los azulejos portugueses de la capilla de la Casa de Misericordia guardan un lugar para el toro.


Y no sólo eso: mientras que otras ferias actuales han decidido prescindir de las novilladas, estrangulando a la cantera, la empresa de Olivenza organiza dos, demostrando que las plazas también se llenan con este tipo de festejos. En los últimos años, Cutiño -como Joxín Iriarte en Azpeitia- ha alcanzado la fórmula de la buena gestión empresarial, tan necesaria en otras plazas, muchas capitales de provincia, que carecen de ideas atractivas y promoción. Porque Olivenza no está de paso. La gente acude allí exclusivamente por el toro... y, quizás también, por la Técula-Mécula de Casa Fuentes, una tarta de hojaldre, huevo y almendra de origen árabe cuya receta lleva décadas pasando de madres a hijas.


Lo escribió Miguel Delibes: "La cultura se crea en los pueblos y se destruye en las ciudades". Pueblos como Olivenza.

3 comentarios:

  1. Un salto emosional a 60.000 criaturas compañeros si compañeras, afisionados si afisionadas puros si puras compañeros que sienten el toreo y acuden a este pueblo de la raya compañeras si compañeros a dejar sentado que el toreo debe pervivir compañeros por ensima de farsos sargumentos antiviolensia compañeras si compañeros, lo único violento en esta vida es sel presio del crudo o el libro de instrucsiones de una lavadora o una fritura de papas en aseite de soja compañeros, los toros nos definen compañeros si compañeras, nos dan momentos felises, se corresponden con una estructura serebral libre y apasionada compañeros, yo veo a Curro Romero con 80 años y me digo a mi mismo como alguna de estas manadas de demagogos hiperprogresientes quiera acabar con los toros yo mato compañeros si compañeras , es que les corto las sorejas compañeros, como lo oís.

    Besos Jefa.

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  2. Son las dose y cuarenta y sinco de la mañana, ha empesado a llover y hase un aire frio malasombra, pero la verdá es que suena a Gloria:


    Porque pa que nada en tí influya,
    porque to el mundo lo sabe,
    en el mundo hay dos llaves:
    la de San Pedro y la tuya.

    Beso Grande.

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  3. Los refugiaos duermen en el barro. Dragui baja el interés al tipo sero, no hay justisia en el mundo, pero por lo meno son las dos si sinco de la tarde y sabe a Gloria:


    Ni el sol que va en su carrera
    ni el sol que va en su carrera
    ni el Pontífise romano
    compañerita mia
    me quitan de que te quiera.

    Beso Grande.

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