miércoles, 31 de octubre de 2012

Aquí no se celebra Halloween: felices Tosantos

La frontera que separa octubre de noviembre huele a castañas asadas. Incontables autores han descrito este aroma, que es el de la infancia y el paso de las estaciones. Sobre todo Trapiello, al que describen como un "memorialista" (tal y como está el patio, menudo oficio, pienso yo). Así esboza el retrato de la castañera: "envejecida criatura del averno con el rostro tiznado".


En los cuentos infantiles, la castañera no parece excesivamente infernal

En mi ciudad natal, Algeciras, cada 31 de octubre se celebra en la plaza de abastos, obra de Eduardo Torroja Miretla tradicional Fiesta de las Castañas o de los Tosantos. Cuando empieza a caer la tarde, vendedores de frutos secos despliegan sus puestos alrededor del mercado mientras suena una orquestilla. Las castañas, por supuesto, son las protagonistas, pero también los piñones, nueces, pistachos, almendras, cacahuetes, anacardos, garrapiñadas, ciruelas pasas, dátiles, higos secos... Después de dar un garbeo por el mercado y de llenar unas cuantas bolsas, uno sube hasta las pastelerías del centro, a Mónaco, Okey o La Dulce Campesina, a comprar una bandeja de buñuelos y otra de huesos de santo. Y con semejante botín, se regresa casa, a seguir paladeando los Tosantos a la vera del brasero.



Incluso la gran Pastora Imperio le cantó a las castañeras a través de un castizo pasodoble, obra de Rafles y el maestro Larruaga.

"Según mi fe de bautismo,
nació esta preciosidad
en un puesto de castañas
que tenía mi mamá.
¡De castañas asás!
Me crié en la Ribera de Curtidores,
y allí conocí al niño de mis amores,
que de chulo y gitano
que es el chiquillo
apaga las cerillas con un martillo.
Y tiene puesto en su alcoba,
a orilla de San Antón,
un retrato de Vicente Pastor.
Cuando estoy por las mañanas
en mi puesto de castañas
todos los hombres me dicen así:
- ¡Dígame usté, castañera,
qué he de hacer pa´que me quiera
porque estoy por usté fuera de mí!"


a quien el erizo guarda;
la nuez, en su cárcel presa,
y aquí, con la pera parda,
tendrás la rubia camuesa".
(Lope de Vega)

Los modernos, sin embargo, son capaces de rechazar un entrañable cartucho de castañas asadas porque lo consideran "rancio" y alejado de la nouvelle cuisine. ¡Y de los Tosantos o Don Juan Tenorio para que vamos a hablar! Ahora se lleva el Halloween, que no hay Cristo que lo pronuncie. Por esa misma regla de tres, el último jueves de noviembre tendríamos que merendar pavo seco con salsa de arándanos por Acción de Gracias.

Leído en Twitter: "Que celebremos Halloween es como si en Wisconsin
bajaran de romería por el Mississippi al Cristo de los Faroles".

Ante estas amenazas progres, la pobre castañera también ha tenido que modernizarse y saltar a la web. Bienvenidos al castañero.com. Manda castañas.

lunes, 29 de octubre de 2012

España se queda sin hombres


Este domingo, El Mundo ha publicado a toda página un reportaje con el siguiente titular: "Generación en el exilio". En los primeros nueve meses de este año, el número de españoles que ha abandonado el país ha aumentado un 22%. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, desde enero de 2011, casi un millón de personas han huido de España ante la imposibilidad de encontrar trabajo (unos 200 españoles al día). Tras leer esto, me tiré a la estantería en busca de un libro de fotografía extraordinario: "Crónica fotográfica de medio siglo de vida española" por Martín Santos Yubero.

Salida de los "productores" españoles con destino a Alemania.
Estación del Norte de Madrid (25 de noviembre de 1941).

Han pasado 60 años desde que fue tomada esta foto, pero la historia es la misma. Recuerdo otra noticia aparecida en la BBC a finales de agosto: la localidad de Schwabisch Hall, en el suroeste de Alemania, anunció que necesitaba urgentemente mano de obra. En poco tiempo, el pueblo fue inundado con solicitudes de miles de candidatos. "Vinieron en avión, en tren, en carro o en autobús", contaban desde la oficina de empleo.


"Hasta un pueblo de Alemania,
ha llegado el Salustiano,
con más de cuarenta años,
y de profesión el campo,
pa´buscarse las habichuelas,
y ahorrar algunos marcos,
y que pueda la parienta,
comprar algunos marranos".

En esta emigración del siglo XXI, los destinos han variado algo: además de Alemania, los billetes se compran con destino a Brasil y Chile. Tierras extrañas, en cualquier caso.


"Oyendo esa música,
allá en tierra extraña,
ya nadie reía,
ya todos lloraban..."

Irónicamente, la copla "El Emigrante", escrita por Juanita Valderrama, se convirtió en una de las favoritas de Franco, hasta tal punto que, en más de una ocasión, hizo que el artista de Torredelcampo, muerto de miedo, acudiera al Pardo a cantársela en directo. "¡La que armó El Emigrante en España y fuera de España! [...] No dejaba de sonar por la radio: Radio Andorra, Radio Sevilla, Radio Córdoba, Radio Madrid, Radio Tánger la ponían una vez y otra vez. Todas las emisoras. Hubo un momento que le dieras a la rudecita de la radio donde le dieras, te salía Juanito Valderrama cantanto El Emigrante, en aquellas radios que la gente compraba a plazos y que ponía en el comedor de la casa, en el mejor sitio, con una funda de cretona que le hacían", recordaba años más tarde el propio Valderrama en sus memorias.


"Cuando salí de mi tierra,
volví la cara llorando,
porque lo que más quería,
atrás me lo iba dejando...
Adiós mi España querida,
dentro de mi alma te llevo metía,
y aunque soy un emigrante,
jamás en la vía,
yo podré olvidarte".

Versión (o perversión) de Los Centellas: "España se queda sin hombres..."

"De todas las historias de la Historia
sin duda la más triste es la de España,
porque termina mal. Como si el hombre,
harto ya de luchar con sus demonios,
quisiera terminar con esa historia
de ese pais de todos los demonios.

A menudo he pensado en esos hombres,
a menudo he pensado en la pobreza
de este país de todos los demonios.
Y a menudo he pensado en otra historia
distinta y menos triste, en otra España
en donde ya no cuenten los demonios.

Pido que España expulse a esos demonios.
Que sea el hombre el dueño de su historia.

De todas las historias de la Historia
sin duda la más triste es la de España".
(Jaime Gil de Biedma)

domingo, 28 de octubre de 2012

Las risotás de los pastores y el dolondón de los cencerros


Más de dos millares de ovejas, 50 vacas y decenas de caballos han atravesado el centro de Madrid este domingo con motivo de la Fiesta de la Trashumancia, una práctica que comenzó en época de Alfonso X El Sabio, quien instauró las primeras cañadas reales. Hasta mediados del siglo pasado, era habitual contemplar cómo los rebaños de ovejas cruzaban la calle de Alcalá, cuando iban o volvían de Extremadura en otoño y primavera. Por aquel entonces, los pastores desayunaban mataburrillo (pan frito que añadían a la leche hirviendo) y se echaban a la bandolera algo de morcón antes de emprender camino. Ahora, en estos domingos en los que desayunamos muffins y donuts, cruzarse con un pastor y su oveja produce el mismo efecto que encontrar a un extraterrestre. Los muy imbéciles de los ecologistas están encantados con la ganadería trashumante porque, según ellos, es "un ejemplo de sostenibilidad" (¿sabrán que estos bichos también se comen?).

Venía clareando;
s´oían a lo lejos
las risotás de los pastores
y el dolondón de los cencerros..."

(Luis Chamizo)

Esquilador e idilio pastoril de principios del siglo XX

Aún en Ayamonte, durante las tardes de verano, solemos ver en la orilla de la playa al pastor y a su fiel perro de aguas vigilando un nutrido rebaño de cabras y ovejas que comen la retama del camino. A veces se despendolan y corren acera adelante.

Cabras locas en la acera que une Isla Canela con Punta del Moral


En el último ejemplar de Tierras Taurinas, José Manuel Sánchez, ganadero charro, cuenta cómo cada invierno conducían a los toros desde su finca de Salamanca a otra que poseían en Cáceres: “Todos los machos iban para Extremadura en diciembre o enero, cuando salían los cochinos. Los  llevaban hasta allí andando, como era natural. Un año, por Carnavales, los tíos de Ciudad Rodrigo abrieron la puerta cuando los vaqueros estaban dormidos y metieron a los toros por las calles. Es el año con el mejor espectáculo que se recuerda: ¡gratis y varios vecinos con la pata rota! Luego se perdieron diez o doce novillos. No daban con ellos. Los vaqueros iban pa´un lado, pa´otro y nada. Ya, desesperados, regresaron a Castillejo de Huebra -la finca desde donde habían partido- y encontraron a los animales dando vueltas alrededor de la puerta para entrar. ¡Eran mucho más listos los becerros que los vaqueros! ¿Dónde iban a ir? Hay una foto famosa de nuestros novillos cruzando el río, de la parte de Ciudad Rodrigo hasta Extremadura. La última vez que se hizo esto fue sobre el año 70. Un mayoral de esta casa pasó un mes y medio sin bajarse del caballo, visitando las vacas de una finca a otra. ¡Mes y medio! Después, sus gastos apenas superaban las cuatro mil pesetas: un par de herraduras en no sé qué sitio, tres cenas para los criados...”.

Feria de ganado bajo el Puente Romano de Salamanca

sábado, 27 de octubre de 2012

El mantenido


"Yo mantuve a Julián Muñoz y le di todo el dinero. Él no tenía nada. Yo le seguí y lo hice todo por él" (Isabel Pantoja, 23 de octubre de 2012).



"Te di mi rosa primera
y tú ¿qué me diste a mí?
La flor que está en mis ojeras,
de hacerme tanto sufrir.

De mi parte los cuidaos,
de quien estaba tan ciega.
De la tuya, el vino aguao
que le sobró a tu bodega.

Cuchillo, cuchillito de agonía.
Por Cristo, no me avasalles
cuando este llanto derramo.
Acuérdate de aquel día
en que te encontré en la calle,
igual que un perro sin amo.

¿Cómo puede ser que olvides
lo que te di a manos llenas?
Moriré, si me lo pides
como una rosa de pena.

Diciendo a los cuatro vientos,
que a mí no me debes ná;
las luces del firmamento,
se apagan con tu maldad.

Con tu sarta de mentiras,
ni a dar la cara te atreves,
si hasta el aire que respiras,
a esta mujer se lo debes".

(Ochaíta, Valerio y Solano...
y
otra versión maravillosa de Miriam Domínguez)

jueves, 25 de octubre de 2012

Lara: homenaje a la belleza


Si el otoño huele a castañas asadas, el invierno lleva grabado la melodía de Lara. Me refiero a la célebre banda sonora que Maurice Jarre compuso para la película "Doctor Zhivago" (David Lean, 1965).


En la creación de esta obra maestra estuvo presente, cómo no, el azar. Lo explicaba el propio Jarre en una interesante entrevista realizada en su apartamento de Londres en abril de 1984. Al principio, Lean se enamoró de una supuesta canción popular rusa, "una pieza realmente bonita", reconocía el francés. Sin embargo, cuando los responsables de MGM investigaron los derechos de autor de aquella melodía, descubrieron que no era una composición tradicional y que, por problemas legislativos, no podían utilizarla en la película. Cuando Jarre conoció está vicisitud, tuvo que empezar a componer algo completamente nuevo en un plazo de escasas semanas.


"Hasta ese momento, había estado relajado porque sabía que íbamos a usar la canción tradicional como tema principal. Al componer la nueva pieza, subconscientemente o no, traté de darle la vuelta a aquella melodía que había escuchado tantas veces con anterioridad para captar su sentido y expresión. Cada vez que le presentaba un nuevo tema a David, él lo rechazaba y decía que podía hacerlo mejor. Escribí cuatro canciones diferentes en ese tiempo, pero ninguna terminó de convencerle. En aquella época yo no sólo estaba deprimido, sino también muerto de miedo, porque el tiempo se agotaba... Entonces, un viernes, David me ordenó que parase el trabajo, que dejase de pensar en la película o en su banda sonora y que me fuera el fin de semana a la playa o a la montaña, con el fin de aclarar la mente y retomar la tarea el lunes. Le hice caso, lo que fue muy difícil a causa de la presión por los días que corrían. En cualquier caso, el lunes regresé e intenté escribir algo totalmente diferente, y compuse una especie de vals. Tras aquellos dos días con la mente en blanco, en una hora el lunes por la mañana, había creado el Tema de Lara, que era absolutamente opuesto a la melodía original".



La composición de Jarre, la interpretación de la bellísima Julie Christie, la iluminación de Lean y, por supuesto, el personaje de Lara ideado por Pasternak, forjan una de las creaciones más mágicas, hipnóticas y sublimes de la Historia del Cine. ¿Qué representa Lara? La fuerza, la vitalidad, la salud, el espíritu de supervivencia, el amor y la luz en mitad del caos, la guerra, la muerte, el hambre, la incertidumbre y la desesperanza. Cerca de Lara, ya sea en el frente o en un palacio de hielo, siempre hay un jarrón con flores amarillas, girasoles o narcisos, que se marchitan cada vez ella parte.


Muy pocos personajes femeninos, en la literatura o en el cine, han sido tan arrebatadores como Lara Antipova. La composición de Jarre conmueve tanto como ella misma.


"Al día siguiente vio a Antipova. La encontró en el cuarto de plancha. Tenía delante un montón de ropa y planchaba. […] Las ventanas que daban al jardín estaban abiertas. El cuarto se había llenado con el perfume de las flores de tilo, el amargo aroma del comino seco, como en los parques de otros tiempos, y el ligero vaho de las dos planchas, con las cuales Larisa Fiodorovna planchaba alternativamente, poniendo una u otra a calentar sobre el hornillo".
Fuera del cine y los libros, existió una auténtica Lara...:
fue el gran amor imposible de Pasternak.

miércoles, 24 de octubre de 2012

Los disfrutadores


Es indudable la transformación del público, no privativa del de los toros, sino generalizada a los de todos los demás espectáculos. Lo más radical de este cambio reside en una inclinación a una benevolencia que antes no existía, singularmente en lo taurino […] Se entrega la gente al disfrute de la euforia. Nada de sobresaltos ni de emociones. Paz, sosiego, es lo que se anhela. Y, dentro de la paz, el arrullo del sosiego; que lo jacarero retoce sin que turbe el esparcimiento un ramalazo de angustia. Se busca la risotada provocada como sea. Se desea el recreo, el pasatiempo, la diversión; esto es, el apartarse,el desviarse de lo que pueda atosigar el ánimo con preocupaciones, con disgustos, con sacudimientos emocionales. ¿Es la corrida de toros una fiesta apropiada para este apetecer? En manera alguna. Todo lo contrario. Propiamente, no es una fiesta aunque participe el regocijo y brinque la alegría a momentos, muchas veces apagados, cortados por clamores de aflicción. Una corrida de toros es un espectáculo cruel y, por lo tanto, serio y fuera de alegrías, aunque sólo sean superficiales y fugaces”.

Antonio Díaz-Cañabate, Paseíllo por el planeta de los toros (1970)

En los últimos dos años, las "figuras" también se han contagiado del Disfrute Sin Fronteras (DSF), con un único matiz: algunos prefieren estar "agusto" antes que "a gusto". Cuando los toros "ayudan" y "sirven", no se aguantan del placer, vaya. Sin embargo, si una corrida sale dura, bronca o áspera, inician una cruzada contra el ganadero o empresario que ha organizado el festejo.


Sucedió hace poco en Hoyo de Pinares, cuando un novillo de Adolfo Rodríguez Montesinos corneó a un chaval que aún no había debutado con picadores. La maquinaria de las "figuras" y sus palmeros echó a rodar: ¿Un novillero no ha disfrutado en la plaza? ¿Ha recibido una cornada? ¿Ha padecido en sus propias carnes la dureza del toreo? ¿No ha podido practicar ballet? ¡Inadmisible! Ése ganadero es un desalmado que cría fieras corrupias; el empresario, un ser sin corazón ni escrúpulos; y el apoderado, un irresponsable. ¡A la hoguera todos ellos! Pobre niño que ha caído herido entre las fauces del monstruo... así le quitarán las ganas de torear. Y el toreo es algo tan bello, tan fácil, alegre y ligero... Esto es una profesión de artistas inscritos en el Ministerio de Cultura, a ver cuando nos enteramos. Se acabaron las tragedias: todo aquel que tenga un espíritu "disfrutador", a inscribirse en una escuela taurina. Por eso, las "figuras", cada vez que torean, nos obsequian con tweets como estos para recalcar su karma y buen tauro-rollito. ¡¡A gozar todo el mundo!!


"Cuando sale el toro con dos puntas y dos cojones, aquí no disfruta ni su puta madre, coño ya...".
(Luis Carlos Aranda, banderillero en la contraquerencia)


Esta tarde, cuando salí de la oficina, encontré este cambalache en el kiosco de la esquina: Manzanares en Vanity Fair, un Barcial en Tierras Taurinas y, en medio, el pobre Antonio Ordóñez. La Fiesta del Disfrute frente a la del Toro. Más gráfico, imposible. Por cierto, en páginas interiones, José Mari confiesa que siempre viaja con un psiquiatra para hablar "sobre sus miedos". A tenor de lo que escribe, ¿miedo a sentirse excesivamente "agusto"?


martes, 23 de octubre de 2012

Se nos acabó el jamón de tanto usarlo


Tengo el honor de ser amiga de Mariano, un excelente aficionado que recorre todas las ferias del norte, y que, por si fuera poco, es dueño del bar donde preparan la mejor ensaladilla rusa de Sevilla: el Donald. Aunque el nombre no suene muy castizo, el local está empapelado con carteles y fotografías de toros y en las tardes de corrida se respira un ambiente formidable. Hace algunas mañanas, en su perfil de Facebook, Mariano publicó la foto de una pata de jamón con el siguiente pie: "Para las tostadas de Donald".



Precisamente, la noche anterior a que Mariano subiera su chorreante foto, leí un capítulo en la biografía de Juanito Valderrama -escrita por Antonio Burgos- que lleva por título "El jamón que nunca existió". En él, el genial cantante narra la siguiente anécdota jamonera:


«Mi niñez en Torredelcampo fue como la de todos los chiquillos, quizá un poco consentido por mi padre por aquello del cante. Yo era muy travieso de niño, consentido por mi afición a cantar. En mi casa se hacía siempre la matanza, se mataban dos o tres cochinos para las necesidades de la casa. Y siempre había jamones de la matanza, que se hacía allí en el corral, se mataban los cochinos sobre unas mesas de madera, se descuartizaban, se hacían los chorizos, se sacaban los lomos y las presas, los jamones...
Y una vez había unos jamones pegados a la pared, que mi padre les tenía echado el ojo. Pero yo también le eché el ojo al jamón, lo corté, le hice como una tapadera con la corteza del tocino, y le iba sacando cortes y le ponía luego la tapa para que no se notara que me lo estaba comiendo. Lo iba escarbando, escarbando, y siempre le ponía la tapadera de la corteza y del tocino para que pareciera que aún no se había abierto.
Y un día que llegó mi padre con Albertano, un aficionado que había en el pueblo, con Francisquillo, otro que también apuntaba al cante, y con otros cuantos, y se pusieron allí y me dice:
 - ¡Tráete el jamón!
 Y yo salí corriendo y todavía me están buscando».

Tienda de jamones al lado de mi oficina. A prueba de crisis.

¿Qué habría sido de este país sin jamón? Pero el jamón, al igual que el amor, se acaba de tanto sobarlo (sobre todo ahora, con la puñetera crisis). Hablemos del jamón o, mejor, cantémosle apasionadamente:

«Se nos acabó el jamón de tanto usarlo,
de tantos cuchillazos sin medida,
de cortarlo a taquitos pal´puchero,
se nos quedó en los huesos un buen día...
Ya se acabó el jamón maravilloso,
jamás pudo existir tanta belleza,
las cosas de bellota duran poco,
jamás duró un jamón dos primaveras.
¡Me alimenté de ti por tanto tiempo,
te devoramos vivo como fieras,
jamás pensamos nunca en el hueso,
pero el hijo´puta del hueso llega, aunque tú no quieras!
Y una mañana gris al despertarnos
sentimos en la cocina un crujido tela de chungo y mu seco...
cerramos nuestros ojos y pensamos:
¡¡se acabó el jamón... de tanto usarlo!!
Procuro olvidarte, comiendo panceta con poco tocino,
procuro alejarme de aquellos lugares donde te comimos,
intento comprarte, pero en mi cartela no hay más que papeles...
¡¡si llevo parao desde que estrenaron Bonanza en la tele!!
Jamón de pata negra, estás haciéndome llorar una vez más,
pringue, chorreando por el lomo al bajar, me haces hasta llorar,
sólo queda ya na´más que hueso y cuerda...
Te recordaré, mi jamón de pata negra».


Nota: hay una canción maravillosa de Emilio El Moro llamada "Jamonera pueblerina" que versiona la emblemática "Con divisa verde y oro". Desgraciadamente, no la encuentro en Youtube.


Mucho ciudado con los japoneses, que ya llevan tres ediciones de su Concurso de Cortadores de Jamón Ibérico, y estos, cuando le cogen el gusto a algo, no paran. Son muy cansinos.

  
A los jamoneros más sentimentales, aquellos que necesitan achuchar a su pata además de hincarle el diente, les recomiendo que estas Navidades se auto-regalen el cojín Jamón de Jabugo.