domingo, 9 de diciembre de 2012

Ducado de alabastro y hojaldre


A la Duquesita le faltan apenas dos años para cumplir un siglo. A pesar de su avanzada edad, aún saluda al visitante con aire grácil, el torso ligeramente adelantado, la mano izquierda abierta, conciliadora, y su cabeza coronada desafiando el paso del tiempo. Los volantes del vestido caen en cascada dibujando cuatro delicados pliegues, las mangas abullonadas disimulan su fragilidad y un collar adorna su noble busto. Tres cicatrices -una en el labio, otra en el cuello y la última en la nariz- impiden a la Duquesita ser perfecta: se las hizo un exaltado cuando, a comienzos de la Guerra Civil, la cosió a culatazos porque la consideraba un símbolo monárquico.


La Duquesita, que procede de Italia, es dueña y señora de una confitería que lleva su nombre, sita en la calle Fernando VI, muy cerca de Alonso Martínez. La especialidad de esta pastelería, desde que don Mariano Santamaría la fundara en 1914, son los bartolillos, huesos de santo, buñuelos, pestiños, bocaditos de nata, merlitones, yemas, hojuelas, trufas, naranjines (trozos de naranja bañados en chocolate), soconuscos (pasteles que hacen referencia a una región en Chiapas, cuna del primer cacao), carbayones asturianos y, por supuesto, las palmeras de chocolate, sin duda, las mejores de todo Madrid. En estas fechas, el escaparate también se viste de perfumería navideña, como roscones de Reyes, turrones artesanos y anguilas de mazapán.



La reina María Cristina de Austria era cliente habitual de La Duquesita; también Primo de Rivera -amante impenitente de los Roscones de Reyes-, y los caballeros que iban a ingresar en alguna orden militar y regalaban a sus amadas bombones que llevaban grabados la cruz de su compañía. Salvo las neveras y la caja registradora, la decoración de la tienda, al igual que su reina de alabastro, no ha cambiado desde 1914. En este ducado no entienden de moderneces y siguen cocinando con mimo, tradición y paciencia. En sus castizas alacenas no tienen sitio los cupcakes.



"Madrid te vio nacer en esta calle
del Sexto Rey Fernando,
con nombre de aristócrata te hiciste
famosa en todo el barrio...
Y pronto tu prestigio se extendía
al gran Madrid, triunfando
en esta noble villa del madroño
y el oso, palmo a palmo.
De Reyes tu roscón maravilloso
vitola tiene y rango,
igual del carnaval los pastelillos,
las torrijas de marzo...
Auténticas delicias que cautivan
tus rosquillas del Santo,
que llegan con el mes maravilloso
y florido de mayo.
En junio traes de guapa modistilla
los suspiros, llegando
del Santo los buñuelos y los huesos
famosos, ricos ambos..."
(Joaquín Gómez de Segura)


Mi hermana María es la mejor catadora de hojaldre del planeta Tierra. Los simples mortales nada tenemos que hacer ante su paladar, exigente en grado superlativo. Éste es su "diagnóstico" sobre la palmera de chocolate de La Duquesita:

"Equilibrada relación cobertura de chocolate/base hojaldrada.
Hojaldre fino, en el que se distinguen y separan las finas capas (ver foto). Todo lo contrario de otras masas bastas y apelmazadas. Parcialmente impregnado de azúcar caramelizada, lo que hace que cruja en algunas zonas, proporcionando un intenso placer y sorprendiendo al disfrutador.
El chocolate, de agradable textura, es demasiado dulce, rebajando la valoración global de esta palmera a un 7 sobre 10".

C´est fini

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