jueves, 31 de diciembre de 2015

Por un bravo 2016

Comenzó el 2015 con un robo. El de mi bolso. En la calle Argensola, me lo birlaron enterito. Eso fue justo el día después de Reyes. Después, el año me ha devuelto, y con intereses, lo que me robaron. Además, dice un viejo refrán que "sin puta y ladrón, no hay generación". Así pues, el 2015 ha salido como las grandes faenas: de menos a más... gracias, por supuesto, no a los ladrones, sino a la gente con la que he ido tropezando, desde la más noble a la más golfa. Lo importante, como en los toros, es tener buen fondo. A fin de cuentas, "el mundo entero es una enorme plaza de toros donde el que no torea, embiste. Esto es todo. Dos inmensos bandos: manadas de toros y muchedumbres de toreros, y en consecuencia, es una lucha por nuestra propia vida la que nos obliga a torear [...] Es el pueblo el que quiere ser torero porque quiere vivir, es el que quiere torear porque quiere hacer milagros. Son sucesos que suelen registrar los poetas". Bien lo explicó Ignacio.

Gracias a todos por formar parte del año que termina, y mucha salud y alegría para el que está a las puertas.

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