"La mode n'est pas quelque chose qui existe dans les robes
seulement. La mode est dans le ciel, dans la rue, la mode a à voir avec les idées,
notre façon de vivre, ce qui se passe" (Coco Chanel).
Afirmaba Yves Saint Laurent con sencillez que el traje más bello que una mujer podía lucir eran los brazos del hombre que amaba. Pero, para aquéllas que no tuvieron la suerte de encontrar esa felicidad, se encontraba él: "Le plus beau vêtement qui puisse habiller une
femme, ce sont les bras de l'homme qu'elle aime. Mais pour celles qui n'ont pas
eu la chance de trouver ce bonheur, je suis là".
El pensamiento sobre la belleza femenina y la moda de Louis Scutenaire era más prosaico: "Une femme nue n’a jamais fait de mal à personne", es decir, "una mujer desnuda nunca le hizo mal a nadie". Sin embargo, desnuda estaba Eva cuando la expulsaron del Edén. Y pasó lo que pasó. Tal vez por eso, la moda, como designio divino, medida y sin excesos, es de agradecer.
De la desnudez de Eva a la Vogue Fashion Night Out que se celebró el pasado jueves en el barrio de Salamanca de Madrid, va un abismo. Y no de buen gusto, precisamente. En los últimos tiempos, los desfiles de moda se han convertido en lecciones sobre aquello que las mujeres nunca deberíamos vestir. ¿Hemos perdido el sentido de la belleza? "La mode passe mais le style reste". La moda pasa, el estilo permanece, decía una Coco Chanel que hoy, con un rápido vistazo a nuestra calles, se antoja excesivamente optimista.
"Pour être irremplaçable, il faut être différent"... Chanel dijo "ser diferente", no un mamarracho. Tal y como está el patio de los gurús de la moda, quizás una mujer desnuda hace menos daño -a la vista- que una vestida. La idea de Yves Saint Laurent de cubrirse con los brazos del hombre amado, mejor la descartamos: hoy por hoy, la mayoría están tatuados y no resultan muy estéticos. No andaba tan desencaminado el poeta surrealista Scutenaire.
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