martes, 21 de mayo de 2013

La historia de una moza despechada en el Valle del Terror

"Mira que yo bordaré
sábanas para los dos".
 
Joaquín Agrasot

El Tiemblo es, como todos los aficionados a los toros saben, además de un pueblo de la provincia de Ávila, una de las estaciones de penitencia del Valle del Terror. O al menos lo era, antes de que la Fiesta se dulcificara como los merengues de una sofisticada confitería. En esta localidad se desarrollaban unos tientos compuestos por los hermanos Marcos y Rafael Jaén García, y grabados por Marifé de Triana en 1964.
 
 
En esta copla, una mocita casadera espera a la buhonera que viene desde Ávila con el ajuar para su boda. Explica el diccionario de la Real Academia que un buhonero proviene de la palabra buhón, que procede a su vez de la onomatopeya buff: "expresiva de la palabrería del buhonero para ensalzar su mercancía". Por tanto, un buhonero es lo que hoy conocemos como un vendedor ambulante.   

Lucas Robiquet

El pregón del pregonero
dice que la buhonera
trae las cosas que yo quiero.
Viene de Ávila cantando
entre sierras y pinares
porque lleva en las alforjas
de mi boda los ajuares.

Cantan las alondras
de mi corazón
en cuanto resuena
en el pueblo el pregón.
Ya llegó la buhonera
con su alegre mercancía,
canta Rosa la del Tiemblo.

Compra que hoy es un gran día,
todo le florece, los ojos, la boca,
pensando que pronto me voy a casar.
Y su nombre bordó
con hilo de besos, con hilo de besos,
en todo mi ajuar.

El mocito que adoraba,
me dejó esta primavera,
moza que perdió su novio
no tendrá ya quién la quiera.
Por eso me aúlla
un mal lobo ladrón
en cuanto resuena
en El Tiemblo el pregón.

Ya llegó la buhonera
con su alegre mercancía.
Llora Rosa la del Tiemblo
tú no tienes alegría.

Marchitó mi boca cual flor en invierno,
la escarcha del campo
secó mi canción,
se apagó el lucero
que ardía en mis ojos
bordando aquel nombre de mi perdición.
Cierre madre,
el portón y la cancela,
moza que perdió su novio
no tendrá ya quién la quiera.
 
Jacques Barcat
 
La letra de estos tientos guarda cierta semejanza con una emocionante copla que popularizó el cantaor de Utrera Enrique Montoya. Aquella Rosa la del Tiemblo terminará siendo una "señorita", al igual que la lorquiana doña Rosita la soltera...
 
 
Lleva ya casi un siglo
con un nombre en la boca,
y jamás lo pronuncia
delante de la gente.
Es el nombre de un hombre
que bordó como loca
en sábanas de hilo,
desesperadamente.
Cuando llega la noche
su pesar desemboca
en canción sin palabras,
amarilla y doliente.
Y en el mar del espejo
su sonrisa retoca
por si acaso aquel hombre
volviera de repente.
Señorita,
la llaman el juez y el escribano,
que conocen sus años
y su pena infinita.
Señorita,
el muchacho, el niño y el anciano,
cuando vuelve del rezo
o sale de visita.
Y al mirar sin anillo
la nieve de su mano,
el pueblo soberano
la llama señorita,
señorita, señorita, señorita.

Señorita,
le dice la gente maliciosa,
al notar su pintura,
apagada y marchita.
Señorita, el cartero
al verla ruborosa
preguntar por la carta
que tanto necesita.
Y ella misma al mirarse
tan sola y ojerosa,
con rabia dolorosa,
se llama señorita,
señorita, señorita, señorita.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario