“Amar los toros es, cada tarde, a eso de las cinco, creer en los Reyes Magos e ir a su encuentro”. Lo escribió Jean Cau, periodista, secretario de Jean Paul Sartre y profundo entusiasta de la Tauromaquia; aunque en su cita original, hacía referencia a Papá Noel y no a Sus Majestades de Oriente: "Aimer les toros, c'est chaque après-midi vers les cinc heures croire au Père Noël et aller à ses rendez-vous". Cada cual cree en lo que quiere. O en lo que puede. Pero es cierto que creer las horas previas a una corrida de toros, resulta mucho más sencillo. Incluso obligatorio. Porque en la plaza, de vez en cuando, la realidad supera con mucho nuestra fe. No hablo, ni mucho menos, de una ilusión infantil, sino de una convicción más profunda: la certeza de que algo único puede suceder, súbitamente... como una faena de la que seguiremos hablando dentro de muchos años.
Qué suerte es poder tené
ResponderEliminarun cortijo con parrale,
pan , aseite, vino y lus,
medio millón de reale
y una mujé como tu.
Beso Jefa.
Cuando fui al Louvre y me puse delante de La Victoria de Samotracia. esa maravillosa mujer alada, su ombligo y su vientre desnudo levemente ondulado me produjeron una sensación física inmediata de felicidad, sin necesidad de reflexión alguna, y la admiración por la mano sublime del hombre que la esculpió.
ResponderEliminarEn los toros me ha pasado lo mismo algunas veces. De pronto. el gran torero. predisponiendo su cuerpo de forma artísticamente personalísima y venciendo al animal con el despliegue técnico de un trapo, pega un pase inesperado y sublime y ocurre un milagro estético inexplicable y único que se llama toreo, que te hace saltar del asiento. Y ya no lo olvidas en tu vida.
Así son las grandes cosas.