"Ignoramos nuestra verdadera estatura hasta que nos ponemos de pie"
(Emily Dickinson)
Dejé de escribir el día en que me di cuenta de que había más escritores que lectores. Al abandonar el hábito de juntar unas letras al terminar la tarde de toros, creo que me volví más incrédula, incluso derrotista; pero tampoco sucedía nada que me animara a volver a escribir. Quizás fuera yo... o que en el ruedo no ocurría algo extraordinario. No sé si el problema era interno o externo, el caso es que la tinta se secaba desde comienzos de abril y la primavera transcurría sin que fuera capaz de firmar cinco líneas. Hasta que David regresó como el Ulises que se vio obligado a abandonar Ítaca. Lo escribió Cernuda:
¿Volver? Vuelva el que tenga,
tras largos años, tras un largo viaje,
cansancio del camino y la codicia
de su tierra...
Ver a un hombre levantarse, volver tras un largo viaje, resurgir de la misma arena donde cayó, abrazar a quien le salvó la vida. La historia de David Mora está escrita con sangre, pero también con tinta, pues nunca de concibió una Odisea tan perfecta, tan bien tejida, tan épica. "Cuéntame, Musa, la historia de un hombre de muchos senderos, que anduvo errante muy mucho después de Troya sagrada asolar; vio muchas ciudades de hombres y conoció su talante, y dolores sufrió sin cuento tratando de asegurar la vida y el retorno... [...] Y el caso es que cuando transcurrieron los años y le llegó aquel en el que los dioses habían hilado que regresara a su casa de Ítaca, ni siquiera entonces estuvo libre de pruebas; ni cuando estuvo ya con los suyos".
No sé qué Dios hiló el destino de David Mora, de la puerta de toriles a la enfermería, y después a la Puerta Grande, de la muerte a la vida, y del abismo a la gloria, ligando unas trincherillas que han hecho brotar un nudo de cada garganta. Sólo sé que una historia como la suya haría revivir al mismo Homero, porque una epopeya tan colosal, la de un hombre y un toro, no puede quedar sin alguien que la cante y escriba.
Por supuesto, loas también al Dios (distinto del primero, porque el toreo es una religión pagana y politeísta) que puso en el camino de Mora a un extraordinario Alcurrucén llamado "Malagueño", porque una gesta así debe tener un toro, es decir, una última prueba, a la altura del héroe.
Fotos: Juan Pelegrín
En La Odisea se hablaba de una "diosa de ojos brillantes": Atenea. Imposible asistir al regreso de David a Las Ventas sin brillo, o sin lágrimas, en la mirada. Imposible de olvidar. Y difícil de escribir.
Sigue, sigue adelante y no regreses,
fiel hasta el fin del camino y tu vida,
no eches de menos un destino más fácil,
tus pies sobre la tierra antes no
hollada,
tus ojos frente a lo antes nunca visto.
Esa frase de que existen más escritores que lectores, fue un auténtico puyazo para mi; pero me sirvió para reflexionar y reconocer que siendo ávido lector de lo que aquí se escribe, opto por la cómoda pasividad de abstenerme en comentar. Lo acontecido a David Mora es muy merecido; es un hombre que muestra su torería dentro y fuera del ruedo y que como lo dijo en una ocasión, sabe que en su profesión, las tardes de puerta grande son de multitudes, mientras que en las de enfermería, son pocas las que están ahí. Hoy ha sido ocasión para tocar la gloria y hay que celebrarlo.
ResponderEliminarCusha que te diga Gloria Grande:
ResponderEliminarEstoy muy perplejisiente contigo. Si te gusta escribir, debes sescribir aunque no tuvieras lectores, porque si no, no cumplirías tu destino vital, y con más rasón escribir de una cosa tan fantástica como los toros si los toreros.
Escúshame bien lo que te voy a desi, porque sólo lo repetiré seis veses: nesesitamos personas como tú que sepan describir los momentos de felisidad sobrevenida que se produsen en un determinado instante en unos metros cuadrados de una plasa de toros por la faena grande de un hombre.La crónica de tu compañero Antonio Lorca, de El Pais, sobre la faena de Morante en Sevila hase unas semanas, me hiso felis. La gente se volvió loca, literalmenmte y sin tópicos, y fué felis. Ese fenómeno metafísico deben contarlo personas como tú, Gloria Grande, que sabes además adornar la torería con poesía.
De manera que ya lo sabes: tus dos lectores (por ejemplo Miguel Angel y yo) valemos por 587 lectores, dicho sea humildedemente. No pares de escribir aquí o menfadaré contigo.
" Si pudiera volver a empezar, elegiría lo que elegí:
las rosas del cercado.
Viajaría de nuevo por los caminos que llevan a Córdoba.
Acercaos, escuchadme, comed de mi pan, bebed de mi vino, pero no me dejeis solo en la calle de la vida, cual sauce extenuado."
(Mahmud Darwish).