martes, 1 de enero de 2013

Puyazo al 2013


"Don Lisardo se sienta en una esquina del palco adonde mejor le llega el sol. Se sienta en una mesa-camilla con un brasero, como si estuviera en el despacho de su casa de Salamanca. Allí saca sus libretas y va tomando notas de lo que hacen las vacas. Esto ha sido una inyección de juventud. La ilusión de ir al campo y a las ferias donde lidia sus corridas le ha metido en una extraña impaciencia juvenil a sus ochenta y tantos años.

El viernes no estaba don Lisardo en la camilla del palco. Hacía un frío de mil diablos y su hija Pepita no le dejó moverse de casa. Es la primera vez que veo en esta plaza la mesa vacía, y aunque la tienta ha salido perfecta, se nota el tremendo vacío del viejo. Se nota su runrún de alegría entre dientes que no suena esta tarde cuando sale la segunda vaca: parece que está allí el incansable luchador diciendo:

- Hace todo lo que tenía que hacer. Buen padre y buena madre, ¡a la fuerza tiene que ser buena! Se nota cuando sale distraidota la cuarta.

Al nieto de don Lisardo le bastan las primeras cosas feas para sentenciarlas a muerte. El viejo es más paciente. Muchas veces, Dámaso levanta la voz:

- ¿Pero no la tiene usted ya bien vista? ¿Pa´qué la voy a poder otra vez al caballo? --Y don Lisardo, como si la cosa no fuera con él, me dice:

- Anda, ponla tú otra vez. Vamos a darle otro puyazo a ver qué hace..."
 
(Alfonso Navalón)

 
Vamos a darle un puyazo al 2013, a ver qué hace. Si sale bravo y se arranca, lo medimos otra vez en el caballo, cada vez desde más distancia. Luego, en la muleta, trasteo de lío gordo y estocada hasta la bola. Si mansurrea, hacemos una faena de aliño, con torería y airosa, volapié algo desprendido y a correr. Pero que no se vaya sin torear.

 
Os deseo un runrún de alegría entre dientes para este año. Y para que no castañeen, hasta que no pase el invierno, torearemos con el brasero encendido.

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