lunes, 19 de mayo de 2014

Algo más que mujeres o modelos para amar


"A los hombres españoles se les pasó la manía de asesinar a sus adúlteras; se convencieron de que el beber un vaso de leche fría no era de afeminados y fueron dejando el culto que sentían por toda una serie de ordinarieces y que eran fruto del lugar común. Penagos contribuyó de un modo sobresaliente en ese movimiento hacia lo refinado con sus mujercitas preciosas, delicadas, que muchos llamaban decadentes, por reverencia al tópico" (Edgar Neville, 1964)


Las mujeres de Penagos -Louise Brooks, Clara Bow- viajan en trasatlánticos o en el Berlín Express, siempre con muchos baúles que llevan pegadas etiquetas del Plaza de Nueva York o el Negresco de Niza. Las mujeres de Penagos -Myrna Loy, Irene Dunne- tienen escritorios de caoba en amplios pisos de Antonio Maura o en apartamentos dúplex de Madison Avenue; escritorios que dan al Retiro o Central Park y desde donde escriben con estilográfica cortas y precipitadas notas de amor. Las mujeres de Penagos -Margaret Sullavan, Claudette Colbert- toman cócteles a las ocho en punto y a las ocho y media se detienen un segundo bajo la lluvia antes de acudir a la cita con un hombre casado que siempre viste smoking.

 
Las mujeres de Penagos -Kate Hepburn, Ginger Rogers- juegan al tenis en pistas inglesas de yerba alta, esquían en los Alpes, nadan crawl y se tumban al sol del Pacífico en bañadores de tinta china. Las mujeres de Penagos -Gloria Grahame, Barbara Stanwyck- huelen a prohibición y abril parisino por la mañana y a futuro y verano de Salzburgo por la tarde, que es cuando acuden con su mejor amiga, la mujer de un embajador europeo, a desfiles de moda chez Pertegaz o chez Coco. Las mujeres de Penagos -Jean Arthur, Carole Lombard- se desvisten a esa hora incierta en que la madrugada se detiene, y es entonces cuando sus muslos tienen el color de los sueños cuando sueñas despierto y sus pechos duros se te escapan de las manos como las bolitas de mercurio de la infancia.

 
Ver las mujeres de Penagos -Loretta Young, Joan Crawford- era para mí como ir al cine, como mirar las carteleras de las películas de Lubitsch, La Cava, McCarey, Preston Sturges, Stevens o Howard Hawks. Eran algo más que mujeres o modelos para amar. Eran la magia, la aventura, la ilusión en estado puro. Ahora que soy mayor, me parece que las mujeres de Penagos -Jane Greer, Joan Bennett- son tan independientes que nunca van a necesitar casarse. Cada año son las mujeres del año. Una desencuadernada sociología del tercer milenio, de la vida que viene.
 
José Luis Garci (1989)

Carole Lombard
 
Clara Bow
 
Ginger Rogers
 
Gloria Grahame
 
Jean Arthur
 
Kate Hepburn
 
Louise Brooks
 
Margaret Sullavan
 

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