miércoles, 14 de mayo de 2014

Desconcierto en el mundo de la Física a causa de Ivan Fandiño

Se dice que el grafeno es el material del futuro, que no existe en la Tierra nada más duro y que su resistencia supera de largo al acero. Craso error. Al lado de Fandiño, el grafeno parece gomaespuma. El orduñés los tiene de platino iridiado, como la barra que se guarda a la derecha del péndulo de Focault. Los últimos Premios Nobel de Física deberían abandonar el grafeno para estudiar la disposición de los átomos en las partes pudendas de Fandiño.
 
 
En palabras de Domingo Delgado de la Cámara, Fandiño encarna perfectamente al torero marcial, es decir, el descendiente de Marte, Dios de la guerra. Por consiguiente, los aficionados que reclaman más integridad, riesgo y lucha en la Fiesta son los partidarios de Marte; enemigos acérrimos de los aficionados venusianos, amantes de la belleza y detractores de la dureza.
 
 
En su regreso a Las Ventas, Fandiño ha estado marcial, vibrante y valiente. Sin esteticismo. En Marte, eso es la Tauromaquia: emoción a puro güevo. Nada de ballet ni pinturerías. Que Fandiño no es Curro Romero, se sabe. Por eso requiere ganaderías encastadas que transmitan sensación de peligro. El segundo toro de Parladé tuvo esa dosis de riesgo: tras mansear en los dos primeros tercios, se puso a embestir con rabia y casta en la muleta. El torero lo citó de largo, no se achicó y, estoicamente, clavó las zapatillas en el albero. Rubricó de una gran estocada con un colosal volapié. Primera oreja. En el quinto toro, después de una faena hilvanada por el pitón izquierdo, se tiró a matar sin muleta. Fue entonces cuando, en este 13 de mayo, por la sangre corrió un toro de escalofrío que dejó el alma clavada en una plaza en vilo. Allí en los terrenos del 6, un hombre acababa de entregar su más valiosa posesión: su propia vida. Cayó la segunda oreja, la anhelada.
 
Fotos de Javier Barbancho
 
A Fandiño ya se le habían escapado demasiadas Puertas Grandes, demasiadas batallas perdidas. Su pundonor no permitía otra salida a pie de Las Ventas. Porque, en realidad, y aquí reside el mayor secreto de la Física, el material más firme de la Naturaleza no es el grafeno, sino la voluntad férrea de Ivan Fandiño.

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