lunes, 19 de octubre de 2015

Siempre se llega, pero a otra parte

"Así como no podemos            
sostener mucho tiempo una mirada,
tampoco podemos sostener mucho tiempo la alegría..."


Fotos de Daniel Southard

Roberto Jarroz fue un poeta, ensayista, traductor y crítico literario nacido en un pueblo de la Pampa argentina en 1925. Falleció en Buenos Aires 70 años después. Entre medias, dejó un puñado de buenos poemas. 

I

Buscar una cosa
es siempre encontrar otra.
Así, para hallar algo,
hay que buscar lo que no es. 

Buscar al pájaro para encontrar a la rosa,
buscar el amor para hallar el exilio,
buscar la nada para descubrir un hombre,
ir hacia atrás para ir hacia delante. 

La clave del camino,
más que en sus bifurcaciones,
su sospechoso comienzo
o su dudoso final,
está en el cáustico humor
de su doble sentido.
Siempre se llega, 
pero a otra parte.

Todo pasa.
Pero a la inversa.


II

Hay que caer y no se puede elegir dónde.
Pero hay cierta forma del viento en los cabellos,
cierta pausa del golpe,
cierta esquina del brazo
que podemos torcer mientras caemos.

Es tan sólo el extremo de un signo,
la punta sin pensar de un pensamiento.
Pero basta para evitar el fondo avaro de unas manos
y la miseria azul de un Dios desierto.

Se trata de doblar algo más que una coma
en un texto que no podemos corregir.


III

Vivir es estar en infracción.
A una ley o a otra.
No hay más alternativas:
no infringir nada es estar muerto. 

La realidad es infracción.
La irrealidad también lo es.
Y entre ambas fluye un río de espejos
que no figuran en ningún mapa.

En ese río todas las leyes se disuelven,
todo infractor se vuelve otro espejo.


IV

¿Cómo amar lo imperfecto,
si escuchamos a través de las cosas
cómo nos llama lo perfecto?

¿Cómo alcanzar a seguir
en la caída o en el fracaso de las cosas
la huella de lo que no cae ni fracasa?

Quizá debemos aprender que lo imperfecto
es otra forma de la perfección:
la forma que la perfección asume
para poder ser amada.


V

Lo enterraremos todo,
los brazos, el movimiento y la pala,
la pasión de los viernes,
la bandera de andar solos,
la pobreza, esa deuda,
la riqueza, esa otra.

Lo enterraremos hasta con sabiduría,
cortando sabiamente los terrones,
o cortándolos sin darnos cuenta, sabiamente.

Un resto de mirada
quedará flotando como un pincel absurdo
sobre la tregua doblemente fiel de todo ausente.
Y menos mal que no habrá nadie
para escarbar luego bien hondo
y descubrir que no hay nada enterrado.


VI

Somos el borrador de un texto
que nunca será pasado en limpio.

Con palabras tachadas,
repetidas,
mal escritas
y hasta con faltas de ortografía.

Con palabras que esperan,
como todas las palabras esperan,
pero aquí abandonadas,
doblemente abandonadas
entre márgenes prolijos y yertos.

Bastaría, sin embargo, que este tosco borrador
fuera leído una sola vez en voz alta,
para que ya no esperásemos más
ningún texto definitivo.

1 comentario:

  1. Tiro por la calle arriba,
    tiro por la calle arriba,
    y en yo viendo a tu persona
    que del sielo vengan fatigas.

    (Antonio Mairena)

    En el flamenco, como en los toros, también se producen milagros estéticos y momentos de tensión emotiva. Oyes unos ripios cantados por Don Antonio Mairena y acompasados con una guitarra, y la mejor letrilla te parece un poema excelso y te lleva a donde quieres ir, en este caso, a la vera de una mujer.

    Gracias por Jarroz, Gloria.

    Beso pa ti.

    ResponderEliminar