jueves, 5 de noviembre de 2015

Politeísmo y poligamia


“Los dioses no estaban ya, y Cristo no estaba todavía, y de Cicerón a Marco Aurelio hubo un momento único en que el hombre estuvo solo”.  

Esta frase forma parte de una carta firmada por Gustave Flaubert, escritor francés del siglo XIX. Tampoco es cierto que los hombres del siglo I a.C. y de los siglos I y II d.C. estuvieran totalmente solos: tenían a sus dioses, muchos, y por supuesto, también a Séneca. Sin olvidar los “festejos taurinos” en los anfiteatros de Arles y Nîmes, que se construyeron por esas fechas. Luego, se impuso el Cristianismo, que cuajó bien, hasta que, un buen día del siglo XIX, Nietzsche decidió matar a Dios. Entonces el hombre volvió a estar “solo”. Hasta hoy.


Tras la racha nihilista, en la sociedad del siglo XXI, se va imponiendo de nuevo el politeísmo. La gente adora a múltiples divinidades (futbolistas, estrellas de cine, cantantes, efímeros “dioses” televisivos, políticos con coleta, etc.) a la vez que deja de ir a la iglesia los domingos. Los locos, incluso, veneran a algún torero. Reducirlo todo a uno (un único Dios) es una jodienda innecesaria.

Y al tiempo que regresa el politeísmo, gana también terreno la poligamia: de la misma manera que un único dios no puede cubrir todas nuestras necesidades espirituales, un solo hombre/mujer no puede satisfacer todas las mundanas. Algunos denominan esta situación “un putiferio”; otros dicen que “todo el monte es orégano”. El caso es que el refrán de “cada oveja con su pareja” ha quedado caduco y los abogados se forran gestionando divorcios. El actual auge del politeísmo y la poligamia es de cajón y, bien planteado desde un principio, ahorraría muchos follones y papeleo en los juzgados.


La multiplicidad de los dioses y las parejas resulta, por supuesto, muy cansado. Lo de estar en misa y repicando ha adquirido una nueva dimensión, pues bien es sabido que las guerras siempre las han ganado aquellos que tenían menos flancos abiertos. Pero ya lo cantaba Malevaje:

Si soy así, 
¿Qué voy hacer? 
Nací buen mozo y embalao para el querer. 


3 comentarios:

  1. Como buen cordobés, la poligamia siempre me la he representado a través del morito casado legalmente con cinco moritas a la vez, una multirelación no oculta, y me parto de risa yo mismo pensando en el trasiego de diálogos íntimos muy humanos:

    La esposa 1 le dise al morito: anda Mohamed ,cariño, dime que te hase la morita 4 descará esa , y le dise el morito: sabes que soy un caballero y no puedo hablar.

    La morita 3 le dise al morito: claro, eso que me dises es muy bonito, pero se lo dirás a todas Mohamed que te conosco.

    La morita 2 le dise a la morita 4 que donde más gusto le da al morito es sen las orejas, y la 4 se va muy cabreada para el morito y le dise: de manera que en las sorejas, no? Y que te hase, en? O eres franca conmigo o me voy de tu lado. Y le dise el morito: tu eres la mejor.

    Y por ahí seguido. Una maravilla para el morito.

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  2. Disen que van a temblar
    las tablitas del soberao
    porque disen que se va a casar
    la Juana y el Jorobao.

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  3. Tu te tiene que entregar,
    tu te tiene que entregar,
    como entregaron los moros,
    compañera mía,
    las llaves de Tetuán.

    (Don Antonio Mairena)

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