jueves, 27 de septiembre de 2012

El tiempo de melones, cortos los sermones (la fruta 2.0)


La fruta del siglo XXI no sabe a nada, sin embargo, tiene un aspecto magnífico: en eso consiste la alimentación 2.0, en comer con los ojos. Da gloria ver las mandarinas, los melocotones, las cerezas..., tan brillantes, coloridos, tersos y perfectos. Eso sí: cuando los metes en la boca tienes la sensación de estar masticando cartón, más o menos jugoso, más o menos crujiente, pero cartón. La fruta ahora es tan moderna que, incluso, venden una aplicación para saber a través del móvil si un melón está en su punto: el Melón Meter. Dar golpecitos en los extremos del melón o calcular cuál pesa más es de antiguos: ¡si quiere catar buenos melones, cómprese un iPhone!

«Dar con buen melón y buena mujer, acierto es.
El casamiento y el melón, por ventura son.
Cigarro puro, melón y mujer; más vale acertar que escoger.
El toro y el melón, como salen, son»

Desgraciadamente, los de iPhone no saben distinguir un melón de una sandía.
De momento, no tengo constancia de que hayan inventado
una aplicación para "catar" mujeres. Seguiré investigando.

«La biodiversidad agrícola se ha visto mermada en el último siglo de manera alarmante y los cultivos son cada vez más homogéneos. La riqueza que antaño atesoraba la tierra, se está perdiendo a pasos agigantados. "Si mantenemos las catedrales ¿Por qué no se defienden las semillas? No es un planteamiento catastrofista, es realismo", censura Jaime García, ingeniero de montes que coordina a 40 agricultores de la Serranía de Ronda (Málaga) en un proyecto para recuperar las variedades locales».

Bueno, bonito y barato


Pero la verdadera revolución es el proyecto «Melonomics» de Villaconejos (cuenta la leyenda que fue un soldado conejero quien, tras regresar a casa desde tierras africanas, trajo las primeras semillas de melón a la Península envueltas en un pañuelo). Sea como fuere, el melón es la única fruta 2.0 que ha ganado con el paso de los años. Ahora venden unos melones estupendos todo el año. El resto de fruta, lo dicho: puro cartón. A cambio, pasear por los mercados se ha convertido en una delicia para los ojos, tanto como visitar un museo.

Mercado de San Miguel en Madrid
y la "Señora Fruta" en la Plaza Mayor

2 comentarios:

  1. Has dado en el clavo... y me lo has explicado a la perfección. Ya entiendo por qué voy al mercado nada más a ver las frutas en sus exhibidores, pero nada más a eso, porque luego, a la hora de comerla, es casi como la definición del agua: "inodora e insípida...", solo le falta lo "incolora"...

    Pero yo sigo prefiriendo comer "como siempre" y no por los ojos...

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  2. Water melon en inglés es sandía en español

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